No es una novedad decir que para este gobierno el Estado debería reducirse a su mínima expresión. Las actuales autoridades entienden que esa es la forma en la que cada individuo se puede desarrollar libremente.
Se volcaron a discutir sobre si era correcto que el presidente hiciera surf cuando, a mi entender, la cuestión reside en si es correcto que se tome vacaciones cuando estamos en una crisis sanitaria, social y económica.
El avance de la sacralidad (y del pensamiento literal) es de temer y es profundamente peligroso, no porque limite la opinión, sino porque limita el pensamiento.
Flaco favor nos hacemos si nos autocomplacemos achacando todas nuestras desgracias a la situación internacional, negándonos a exigirle nada al nuevo gobierno.
"A nada de haber asumido, la ineficiencia y la falta de un proyecto alternativo genuino y realizable ya queda expuesta, al igual que el personalismo caprichoso que ha demostrado el reciente presidente"