A casi 50 días de cuarentena obligatoria en España, cuando el país sobrepasaba los 200.000 casos y acumulaba más de 25.000 muertos, el gobierno habilitó la práctica de deportes al aire libre. Esa flexibilización de las medidas para paliar los efectos de la pandemia hizo que muchísima gente saliera a moverse por todo el país, al tranco, al trote, al galope o en bicicleta. Al igual que en otras partes, las fotos abundaron en medios de comunicación, páginas web y redes sociales.
Uruguay parece ir camino a eso. Si bien la cuarentena no fue obligatoria y los efectos de la covid-19 no han sido tan extendidos, la Secretaría Nacional del Deporte (SND) y el Ministerio de Salud Pública (MSP) mandaron parar y la gran mayoría de los ciudadanos acataron. El nuevo escenario llevó a que se practicara mucho deporte en casa: los cuerpos, la salud física y la salud mental lo pedían. Ahora, ante las flexibilizaciones que se avecinan, parece ser hora de salir al aire libre.
Cuanto más rápido, más distancia entre individuos
Por más que ahora se pueda –o pronto se podrá– practicar deporte en espacios públicos o privados, hay algo del principio que sigue vigente: lavarse las manos, usar mascarilla todo lo que se pueda y mantener el distanciamiento físico entre las personas. Esto último, sobre todo, es vital para evitar contagios o la propagación del virus.
Tanto la ciencia como el sentido común de los expertos de allá y de acá coinciden en que la distancia ideal entre las personas es de dos metros. También están de acuerdo en que esa medida es para quienes están en situación pasiva o estática, pero no para quienes están en movimiento.
Es una cuestión de conducta. El tapabocas servirá para el arribo a los lugares de entrenamiento, pero será muy incómodo a la hora del ejercicio. Como se da por descontado que las personas se lo quitarán, los médicos creen que en la distancia física está parte de la solución, sobre todo pensando en quienes caminarán, correrán o andarán en bicicleta uno detrás del otro.
Para ser gráficos, si uno está quieto junto a otra u otras personas, la distancia recomendada es de dos metros. Distinto será para cuando nos movamos. Si el ejercicio es caminando, la distancia tendrá que ser de cuatro metros. Si los movimientos se hacen corriendo, deberá ser aún mayor: diez metros. Y si el ejercicio es andando en bicicletas, lo ideal es que las personas estén a 20 metros de distancia.
En este sentido, días pasados el doctor Daniel Zarrillo, presidente de la Sociedad Uruguay de Medicina en el Deporte, fue claro: “Hay una conclusión concreta en cuanto a que el distanciamiento físico mientras realizamos actividades dinámicas es bien diferente del distanciamiento físico que se maneja para las actividades laborales. Es importante que la gente conozca estos conceptos cuando sale a caminar, cuando sale a trotar. Esto minimiza la posibilidad de contagio. La minimiza, pero nunca la lleva a cero”.
Qué pasa en clubes y gimnasios
En espacios cerrados el protocolo para realizar actividades deportivas es distinto. Primero que nada, por la obvia razón de que el aire no circula como afuera. En ese sentido, la SND y el MSP le buscan la vuelta al asunto para proteger la salud de los deportistas. Es probable que para junio ya esté pronto dicho protocolo.
Lo que ha sucedido en Europa, y que se puede tomar como ejemplo, copiando o adaptando las ideas, es que los eventuales deportistas lleguen cambiados a los clubes o gimnasios, que no se habiliten los vestuarios, que las reservas de clases se agenden porque se reducirán los cupos (para respetar las medidas de distancia). Es posible que se exija a las personas el uso de alcohol en gel y de tapabocas, así como no escupir ni estornudar en las salas. Además, cada establecimiento se encargará de desinfectar los lugares de entrenamiento entre una clase y otra.