La percepción sobre la propia felicidad mejora con la edad y los millennials, preocupados por cumplir sus metas, no la pasan tan bien como muestran sus redes sociales. Los uruguayos tienen una idea de su bienestar similar a la que declaran los países desarrollados, algo que en este caso no necesariamente es alentador. Por bienestar se entiende, a los efectos estadísticos, equilibrio entre salud física, mental, emocional y financiera. De los latinoamericanos sondeados, Uruguay quedó en sexto puesto. La estabilidad económica, la familia y la salud son tres factores según los cuales los compatriotas dimensionan la conformidad con su vida. También valoran el amor, un índice en el cual quedaron colocados por encima del promedio regional, con 23%. Esos son algunos de los datos que arroja una investigación realizada por Sura Asset Management, compañía filial del grupo Sura enfocada en ahorro, pensiones e inversión.
Este “barómetro de la felicidad” fue construido a partir de 17.000 encuestas efectuadas a través de Facebook en Uruguay, Chile, Colombia, México, Perú y El Salvador. En realidad en principio fueron 35.000 las respuestas, pero como las mujeres respondieron en un número significativamente mayor, se ajustaron las cifras, manteniendo los porcentajes por género. El estudio indica que apenas 30% se considera feliz aquí y ahora (41% de los uruguayos dijo no estar muy feliz), aunque 50% es optimista con respecto al futuro. Estados Unidos y España son dos países del primer mundo incluidos en el relevo: en el primero 32% se considera feliz y 36% poco feliz, en tanto apenas 28% de los españoles manifestó sentirse pleno con su estado actual.
Una de las preguntas planteadas apuntaba a determinar los elementos que ayudan a construir esa felicidad. Las latinoamericanas aluden a sus relaciones –familiares y de pareja–, mientras que los hombres destacan su estabilidad laboral y financiera. La salud tiende a cobrar valor en función de si el encuestado es mayor, algo entendible, y la actitud frente a la vida es mencionada en tercer lugar en Latinoamérica y quinto en Uruguay. En ambos grupos la espiritualidad queda relegada a un séptimo puesto entre ocho elementos clave solicitados, y el éxito, en último lugar. “Nuestras creencias son como una profecía autocumplida”, observó Tal Ben-Shahar, psicólogo de la Universidad de Harvard invitado a analizar toda esta información. Por eso, dijo, no alcanza con medir el PBI para estimar los índices de felicidad, y en ese sentido recalcó la importancia de la educación.