¿Han visto en estos días a una persona corriendo por la rambla usando una extraña máscara negra? Pues bien, no se trata de ningún enemigo de Batman, sino uno de los pocos habitués de la rambla montevideana que entrena enmascarado. Lo que hace el artefacto es simular las condiciones atmosféricas que existen en las zonas que están por encima de los 1.000 metros sobre el nivel del mar, generando una mayor resistencia aeróbica, con la finalidad de mejorar el rendimiento deportivo.
Conocidos en el mercado por su denominación en inglés, training mask, estos dispositivos comenzaron a comercializarse en Estados Unidos hace más de dos años y de a poco han ido ganando adeptos en todo el mundo. Livianas, fabricadas en neopreno, su material ayuda a que se amolden con facilidad al rostro, lo que evita que ingrese más aire que el que se programa. Una serie de válvulas son la herramienta principal de la máscara, ya que regulan el ingreso de oxígeno. La máscara tiene tres tamaños diferentes de válvula, que pueden cambiarse para variar la altitud que se quiere simular.
El uso de este tipo de artefactos no está exento de contraindicaciones: algunos profesionales han señalado que puede generar hipercapnia, es decir, el aumento de dióxido de carbono en el torrente sanguíneo más allá de los valores normales.
En Uruguay pueden conseguirse algunos modelos de este equipo en Mercado Libre. Su precio oscila entre 1.300 y 1.500 pesos. También se puede comprar directamente en origen, por internet. En ese caso, el precio ronda los 50 dólares más gastos de envío.