Dejarse la barba, como cortarse el cerquillo, son decisiones que implican un mantenimiento y alimentan una industria que, según la revista Forbes, para 2020 moverá unos 26.000 millones de dólares. Este resurgir de la estética masculina puede observarse de cerca desde hace una semana en la esquina de Rivera 1915 y 18 de Julio, donde entre ponchitos y toallas atienden a barbados clientes con ánimo de que les arreglen rostro y melena de acuerdo a las últimas tendencias: jopos tupidos, barbas definidas, diseños en la nuca. El local es del mismo dueño que el restaurante Bárbaros, que funcionaba ahí mismo. Ahora, en su lugar hay cinco sillones de peluquero, de cuero, con terminaciones en madera o metal. Pero lo original de Crazy Chop es que aparte de recibir una rasurada o un corte hipster, el interesado puede pedir una cerveza artesanal tirada; por ahora de las diez canillas tienen dos en funcionamiento: negra y rubia etiqueta Chiripa.
Abrieron el miércoles pasado y trabajan en horario extenso, desde la ocho de la mañana hasta la medianoche, aproximadamente, aunque la hora pico es el momento en que la mayoría sale de la oficina, al caer la tarde. Tienen siete empleados que asesoran en los degradés tan de moda, que llevan unos 45 minutos de trabajo y se hacen a máquina, pero también ofrecen cortes a tijera. Si bien el lugar es unisex, es decir que también atiende a mujeres, por el momento la clientela masculina copa los sillones. Aparte de cerveza, sobre todo de mañana, sirven café, capuccino y jugo de naranja. Todavía no tienen manicuría, pero es un servicio que no descartan ofrecer más adelante.
La promoción por apertura es un combo de lavado, corte y barba por $ 350, cerveza tirada por $ 140 y cada cuatro cortes, el quinto es gratis. Para ellas, el lavado o el brushing cuestan $ 200 y si deciden hacer los dos, todo se arregla por $ 350. Además, los lunes entre las 8.00 y las 10.00 implementan el “corte solidario”: quien vaya con un alimento no perecedero se atiende gratis.