Hasta fin de mes hay tiempo para integrarse a un proyecto de creación colectiva y convivencia en una “ciudad temporal” que, bajo el nombre de Flama charrúa, se montará desde el 14 hasta el 16 de febrero a pocos kilómetros de Montevideo. “Consiste en hacer un experimento social en el que proponemos vivir la cultura del regalo, un clima diferente del de otro tipo de eventos”, explica Pedro Miles, que es parte de la organización. “Conceptualmente es un poco complejo, porque se basa en diseñar experiencias con los mismos principios que Burning Man. Yo he ido, tengo amigos que también lo han hecho, y la idea es armar algo en versión local. Lo más importante es la economía del regalo, el hecho de regalar sin esperar nada a cambio”. Por eso se resisten a llamarlo festival y no hay marcas involucradas. Los fundamentos apuntan a “deconstruir el ego de decir ‘te doy esto porque soy bueno’, simplemente ‘te doy esto para que vos lo disfrutes’. Eso se articula frente a la mercantilización. Esos principios nos definen como colectivo”. Hay un gran margen “para expresarse, para dejar salir la inmediatez, siempre con responsabilidad, obviamente unido al tema de que todo esto hay que planificarlo entre todos”.

Adelantan que dentro de esta comunidad efímera cada uno tendrá un papel activo, ya que no hay espectadores. El encuentro tendrá lugar en un sitio semiurbanizado provisto de baños, aunque no develan todavía el entorno físico exacto. Flama Charrúa es una asociación civil sin fines de lucro, integrada inicialmente por unas 15 personas. Los gastos serán cubiertos con bonos colaboración fijados en 1.500 pesos . Para futuras ediciones aspiran a conseguir un terreno más retirado, como Fuego austral, que se monta en un campo en la Pampa, o en un plan más ambicioso, como el famoso Burning Man, que se celebra en el desierto de Black Rock (Nevada, Estados Unidos). La locación uruguaya admitirá a unas 100 personas, aunque la cifra es flexible (en Argentina se juntan unas 600, en Estados Unidos son 70.000).

Campamento

“Las propuestas se desarrollan en barrios temáticos, que son básicamente campamentos, grupos de amigos que se juntan con una idea. Por poner un ejemplo –sin que se tome al pie de la letra, porque condiciona–, en Fuego austral había un barrio al que llamaban Correo, donde daban ese servicio; había otra gente que regalaba desayunos; otros se dedicaban a la cervecería artesanal; otros barrios eran más musicales. No hay mucho límite”.

Un elemento común a este tipo de eventos suele ser la quema de un tótem. “Nace un poco de sentir que esto tiene un comienzo, con la creación comunal de estas estructuras, y luego termina y se destruye, con todo el simbolismo del fuego. En Burning Man el tótem es un hombre, por eso el nombre; en nuestro caso lo estamos definiendo. Va a tener entre dos metros y medio y tres, y estará enclavado en un fogón pero cerca del agua”, explica Miles. Por otro lado, habrá un santuario, es decir, un espacio dedicado a conectarse con lo que cada cual entienda que es la espiritualidad (no necesariamente religiosa). Los grupos familiares serán bienvenidos, “ya que uno de los principios es la inclusión radical, que vayan todos los que se sientan con ganas y comprendan a dónde están yendo”. Un dato fundamental: dentro del evento no se compra ni se vende nada, de manera que hay que prever las necesidades para tres días, puesto que la sugerencia es no salir a menudo para vivir el clima comunitario. “Por ejemplo, si sos un profesor de yoga podés dar clases todas las mañanas; si pertenezco a un club cannábico, voy a compartir las flores que producimos; si me gusta la animación o las actividades lúdicas, voy a proponer eso. Durante el día va a haber una plaza central disponible para actividades y otra zona para dar charlas”.

En esta edición van a contar con tres tipos de ayudantes; Umpa Lumpa (igual que los personajes de Charlie y la fábrica de chocolates) es el nombre jocoso con el que llamarán a los voluntarios que levanten estructuras. Los Guardianes de la Tierra se ocuparán de mediar en las situaciones que puedan presentarse en la convivencia e indicarán cómo deshacerse correctamente de los desechos. Por último, los Donantes de Amor, identificados con atuendos coloridos, se encargarán de dar la bienvenida y serán los referentes para llegar donde cada uno quiera.

Reunión abierta | Hoy a las 20.00, en La Cretina (Soriano 1236 esquina Carlos Quijano), el colectivo organizador de la primera edición de Flama charrúa, que tendrá lugar el 14, 15 y 16 de febrero, brindará información a los interesados en sumarse para planificar barrios temáticos, obras de arte o saber cómo colaborar con esta ciudad temporal.