Hace una semana, aprovechando el feriado, un equipo coordinado por el diseñador Gabriel Benderski dio a conocer su proyecto Usina, que permite a cualquier navegante descargar la tipografía art decó y adosarla a las que utiliza habitualmente en el procesador de texto (panel de control/fuentes). Detrás de ese tipeo estarán la arquitectura de los años 30, un herrero anónimo y una interpretación de un gesto urbano que ahora tiene dimensión de byte. “Es un proyecto tipográfico de rescate y digitalización del trabajo de rotulación expuesto por UTE en las fachadas de sus edificios. Su objetivo es contribuir a la cultura nacional al reconocer la herencia tipográfica y arquitectónica de Montevideo. Usina es una tipografía en estado orgánico, por lo tanto, sale a luz con el fin de construirse a lo largo del tiempo, en conjunto con quienes la usen, la observen y la pongan a prueba. Libre para todos y todas, así como está para quienes caminan frente al laboratorio o las subestaciones de UTE”. Para conocer detalles de la pesquisa y descargar su resultado: https://tipografiasdeluruguay.com/usina/1/.
“A mi parecer, el trabajo de la tipografía es tan invisible que no se nota”, argumenta Benderski. “Como diseñadores nos damos cuenta de que no estamos representados. Por eso se armó este colectivo de cinco profesionales que intentamos que el diseño ocupe lugares como los del fútbol o el carnaval, lugares de relevancia para Uruguay. Entendemos que la única forma de hacerlo es trabajando. Este es el primer trabajo que sacamos con Tipografìas del Uruguay: fue un relevamiento de todas las subestaciones y laboratorios de UTE, y de esas letras que fueron dibujadas en hierro se hizo una tipografía para usar. La idea es seguir: hacer, por ejemplo, la tipografía de Assimakos”, se entusiasma.
Para el colectivo, este primer avance muestra también la importancia de un oficio y “ofrece un momento para observar los destellos de una estética que nos pertenece”, dicen. “La UTE le encargó a un herrero la rotulación de los edificios, así que no están todas las letras; las únicas que encontramos fueron las de las palabras ‘laboratorio’ y ‘subestación’. Entonces, la x, la w, la y, la z, todos los números, no están porque no se encargó ese trabajo. Hizo las diez letras que tenían que ir y listo. Esto hay que situarlo en los años 1930. Toda época remite a una estética: si uno ve el laboratorio de UTE se da cuenta de que es totalmente art decó, que las ventanas son redondas, por ejemplo. Las letras acompañan el estilo arquitectónico. La tipografía es un sistema en el que hay paréntesis, hay comas, también se tiene que diseñar el espacio entre las letras”, explica Benderski, que considera que el trabajo del herrero es excelente. “Nosotros nos inspiramos en eso. Hay muchos tipos de letra art decó, pero ninguna como esa. Hay características en letras como la c o la i, a la que le puso punto aunque fuera mayúscula; y en la diagonal de la r hay muchas decisiones que el diseñador puede tomar. Es un tema meticuloso. Como no fue la misma persona quien las diseñó que quien las colocó, encontramos pequeñas diferencias, por ejemplo, en la inclinación de los tildes, según la estación, porque era totalmente artesanal”.
Benderski enfatiza que quisieron llamar la atención sobre la sensibilidad de ese trabajo y para llegar a la tipografía que regalan se unieron una arquitecta, una escritora y tres diseñadores: Matías Fernandez di Iorio, Rosana Malaneschii. Juan Martín Lusiardo y Jimena Germil. Por el momento la tipografía Usina carece de minúsculas –es la versión uno– por lo cual al visitar la página del proyecto puede saltar a la vista que se utiliza tipografía Brick, según detallan, también hecha en Uruguay. “Nuestra intención es informar a la gente de nuestra profesión, de nuestro método, de que cinco profesionales pueden trabajar en base a revalorizar el patrimonio. Así como el Centro de Fotografía va teniendo su archivo, nosotros queremos hacer lo mismo con tipografías. La idea es seguir. Tenemos vistas cinco o seis tipografías: la Jefatura de Montevideo, el cartel del Sorocabana, hay de todo para hacer”.
Anteriormente, por su lado, y en ese caso junto con Fabián Bicco, Benderski hizo un trabajo similar vinculado a la identidad de Peñarol, tomando como punto de partida las letras de la vieja sede del club, construida por Julio Vilamajó. “Nuestro trabajo fue hacer números a partir de esas letras de la fachada para identificar al club. El estadio fue pintado: ahora dice ‘Peñarol 1891’. Luego se hizo la tipografía Vilamajó, inspirada en su trabajo, porque Vilamajó hizo un trabajo de rotulación en baldosas. Pasaron 100 años, se hicieron con otra intención. Nadie pensaba que uno iba a escribirlo en una computadora”.