Se llama Svetlana pero se presenta como Lana, para allanar la comunicación, y por el mismo motivo, utiliza el apellido de su padre adoptivo, Risso, en lugar de su ruso natal. Es que lleva un tercio de su vida viviendo acá, trabajando en comercio exterior, y ahora que se da a conocer con sus arneses de diseño, no tiene intención de marcar distancia.
Para empezar, quiere quitarles la carga que traen asociada: “Mi enfoque es sacar un poco el prejuicio sobre la prenda. Porque en realidad con los arneses hay dos caminos: en primer lugar son algo muy oscuro, punk, y por otro lado, también, es erótico y BDSM, algo hardcore, en el sentido sexual. Yo siempre he hecho una apuesta a una prenda versátil, que podés usar con ropa y te cambia totalmente. A cualquier vestido suelto, de lino, le acomodás el arnés arriba y te queda distinto. Lo comparo, por ejemplo, con aquella época en la que las casas de diseño todavía estaban desarrollándose y los jeans eran considerados algo que usaban los trabajadores, y cuando a Calvin Klein le vinieron a proponer sacar una colección con jean, fue uno de los primeros que arriesgó su imagen apostando a que podía funcionar. Hoy en día nadie piensa que el jean es de bajo nivel, y es barato, todo el mundo tiene uno en su armario. Bueno, pienso que con los arneses pasa lo mismo, que es un tema de saber usarlos y complementarlos. Es una prenda que te duplica tu armario, básicamente; incluso hay modelos que corrigen la postura”, asegura la joven diseñadora, que está trabajando para incorporar a su oferta ese tipo de modelos.
En su cuenta de Instagram, @arnes.uru, pueden verse desde las tiras de cuero que atraviesan la figura, como una mochila o un cinturón, cruzadas, simples, dobles, triples, con una argolla central sobre el pecho, orbitando el cuello o sobre un hombro, que de acuerdo al color del material contrastan o se camuflan con la prenda de fondo, hasta elaborados accesorios que semejan un miriñaque, un portaligas, una tobillera o que atrapan las líneas de muñecas y manos. Para su creadora, estos elementos pueden ser llevados con ropa de vestir, con remeras, calzas o con una malla de baño.
En el videoclip de “Mi ausencia”, dirigido por Damnland (Ale Damiani y Oliver Lee Garland), que No Te Va Gustar estrenó en octubre, Julio Bocca y Rosina Gil bailan como marionetas con el ex Mercado Modelo como escenografía, luciendo los arneses de Svetlana Risso. Los shows de la banda a comienzos de semana en el estadio Centenario también los incluyeron en el vestuario. Además, Julieta Rada los eligió para subir al escenario mayor del Auditorio del Sodre junto a su padre. Y antes de eso, en la Moweek 2019, esta emprendedora rusa, que corta y fabrica sola los arneses en su casa, participó en la pasarela, junto a otras grifas locales de moda, con una colección cápsula junto a Gauderia, que imprime pañuelos y foulards con pinturas, y Gaia, que se dedica a la ropa sustentable.
Pero la modelo más habitual es la propia diseñadora, que suele ser abordada sobre el atuendo que lleva para ir de día por la calle; de hecho, el primer pedido fue de una argentina que la vio usarlo y le encargó diez para su tienda, Panorama Store. “La marca tiene poco y nada. Como sé tejer y coser, ando bastante bien para las manualidades, me había hecho un arnés para mí. Soy una diseñadora nueva y joven, es una experiencia que tiene dos años. Estoy remando en un mundo totalmente desconocido y haciendo todo yo misma a mano, no tengo confeccionista. Estoy viendo cómo tercerizarlo, quiero empezar a vincular artesanos locales, porque ya no llego con los pedidos, no me dan las manos”, reconoce, porque sigue, al mismo tiempo, trabajando en la importación de alimentos y está inmersa en el rubro del cannabis medicinal, convencida del futuro que tiene ese nicho.
En su defensa del arnés, Svetlana habla sobre el desfile más reciente de la casa Dior, en Atenas. “No me quiero comparar con Dior, obviamente, pero esos arneses eran más góticos, lo mío tiene más color”, comenta divertida.