Categorizadas por continentes, el usuario puede explorar especies, reconocerlas a través de fotos tomadas en distintas estaciones e ir adentrándose en datos con rigor científico pero además en curiosidades y aplicaciones del mundo vegetal que puebla el Jardín Botánico de Montevideo. La aplicación es gratuita y se puede descargar, por el momento, solamente para sistema Android, desde Google Play. La app lleva el muy verniano nombre de “La vuelta al mundo en 80 árboles”, inspirada en un principio por un emprendimiento español similar.
El desarrollo del proyecto que terminó en esta aplicación empezó hace unos dos años. “En julio del año pasado hicimos pública la versión que está para descargar, pero en realidad la idea de hacer este recorrido, que no era en formato app, es muy vieja, se remonta a diez años atrás, más o menos”, relata Manuel Carballa. Nació como un folleto, como un programa de mano de un paseo, explica el diseñador y editor: “En ese momento estaba haciendo cursos en el Jardín Botánico, generé un vínculo de amistad con varios de los docentes y una de ellas, Liliana Delfino, que ahora está jubilada, pero era la directora del herbario en ese momento, me comentó que había visto en el Jardín Botánico de Madrid un recorrido guiado que hacían para las escuelas y se llamaba ‘La vuelta al mundo en 80 árboles’. Nos pusimos a pensar juntos cómo hacer algo de eso acá, básicamente pensando en las visitas escolares. Queríamos tener un material en forma de folleto, empezamos a trabajarlo pero nunca lo materializamos; intentamos hacer una página web, hicimos algunas fotos con Marcelo Casacuberta y, aunque todo quedó en nada, sirvió de impulso para que el Botánico pusiera en su web una especie de colección de parte de las plantas y los árboles que están allí”.
Pero Carballa entendía que aquella idea contenía una experiencia valiosa de divulgación, que no abunda en América Latina, por más que haya jardines botánicos de gran porte y relevancia científica. “Hace dos años decidimos hacerlo por nuestra cuenta, como Manosanta desarrollo editorial”, dice su director. “Hace varios años que trabajamos con Plan Ceibal, haciendo aplicaciones y contenidos educativos. Sacamos este proyecto del cajón, me contacté con el director actual del Botánico y con parte del equipo técnico y nos planteamos hacerlo, ya no pensando únicamente en las visitas escolares sino en el plan Ibirapitá. Todo esto prepandemia; no teníamos idea de lo que se iba a venir”.
Para quién
Carballa explica por qué empezaron enfocados en los niños y cambiaron de dirección con los adultos mayores como público objetivo. “El motivo es que las visitas escolares en realidad estaban cubiertas. Si bien no había ningún material concreto, el Jardín Botánico siempre ofrece alguno de sus operarios para acompañar a las maestras y a los alumnos. Entonces, de algún modo, había un soporte. Ya existe un protocolo, lo que no está previsto para el adulto mayor. Nos interesó resolver algo de eso. De cualquier manera, si bien el impulso inicial era hacer una aplicación que acompañe al adulto mayor en sus recorridas –que aparte es el público mayoritario–, hoy en día es para todo el mundo”, recalcó.
Como recuerda, un buen número de esas personas de la tercera edad solía utilizar el Botánico para hacer deporte (incluso hay marcas de distancia en metros según los diferentes caminos que se tomen dentro del predio). Al menos esa es la percepción de la asistencia que van contabilizando desde las garitas. Los fines de semana esto cambia y el espacio es ganado por las familias.
En cualquier caso, el lenguaje utilizado finalmente en la app no está dirigido a un técnico, es decir, no busca captar la atención de un botánico ni de un estudiante de agronomía o alguien necesariamente aficionado a la botánica. “Puede no tener conocimientos sobre esas temáticas. En ese sentido preparamos el material con un perfil de divulgación que pueda apuntar a un público así de amplio. Obviamente, en ese conjunto de contenidos que muestra la aplicación hay capas de interés. Hay una netamente para aquel que desconoce el tema pero también hay algunos elementos para que a aquellos que son aficionados la app les empiece a reportar interés. Si tuviéramos que hacer esta app centrada en niños, tendríamos que modificar cómo están dichas algunas cosas”.
En equipo
La financiación del proyecto fue mixta: el porcentaje mayoritario es de Plan Ceibal/Ibirapitá y el resto lo solventa Manosanta. Por otro lado, si bien está terminada, requiere un soporte físico, que todavía no lograron resolver. La intención es colocar, junto con la Intendencia de Montevideo, una serie de tótems con código QR en cada árbol, ya que “la app tiene dos objetivos: uno es que las personas que estén en cualquier parte del planeta puedan acercarse al Botánico virtualmente. Por otro lado, la app se ofrece como un recorrido guiado, es decir que quienes puedan ir por el Botánico tengan un asistente”. Pero para eso justamente se necesitan los postes, que le permitan al usuario acceder a esa suerte de realidad aumentada con guía georreferenciada. Ese servicio con lectores de código no está habilitado aún.
Cada contenido de “La vuelta al mundo en 80 árboles” es original, desde las fichas y descripciones de cada árbol, que escribió Leonardo Cabrera recurriendo a distintos repositorios botánicos, con la asesoría técnica de Julián Gago, hasta el trabajo fotográfico realizado por Pablo Albarenga (un año y medio de tomas en las cuatro estaciones), pasando por la música compuesta por Nicolás Varela. “Si es que algo vino bárbaro por la pandemia fue que tuvimos durante varios meses el Jardín Botánico sólo para nosotros, porque estuvo cerrado al público. Y desde marzo a abril a Nico se le ocurrió grabar sonidos, lo hicimos un par de días a las siete de la mañana, y luego él compuso música encima”, cuenta Carballa.
Los finalistas
Alrededor de 1.700 especies arbóreas distintas están comprendidas en el Jardín Botánico, lo que da una idea de cuán difícil fue elegir las que figuran en la app. “La delimitación geográfica nos facilitó un poco, porque una parte del Jardín Botánico está ordenado por cantones que representan los continentes. Como queríamos ofrecer también un recorrido presencial, nos centramos en esta zona, donde además hay un gran sector de Uruguay. Así que seleccionamos árboles que fueran representativos de esa zona pero, por otro lado, que uno pudiera acercarse sencillamente a pie y trazar en definitiva un recorrido que empiece y termine”, explica Carballa. De manera que el equipo caminó innumerables veces el Jardín tratando de alinear ese guion: “El ombú, por ejemplo; hay en América austral pero también en Uruguay –si hablamos de las zonas dentro del Jardín–, y nosotros elegimos el de América austral para el recorrido. Ahora, no significa que vos no te cruces con otros ombúes en otras zonas”.
Aunque no hicieron un lanzamiento oficial de la aplicación, por un lado considerando que no era el mejor momento para convocar al público mayor, y por otro porque todavía no saben si la colocación de los códigos QR será viable próximamente, han recibido buenas devoluciones. Para empezar, docentes de la Escuela de Jardinería la están utilizando en sus clases, en particular de cara a las visitas de campo al Botánico, y entre los 1.000 usuarios activos tienen reportes incluso de gente que reside en el exterior.
¿Cuánta dedicación implicaría llevar la app a la práctica de una sola vez? “Medir esto es como cuando te venden un libro digital y te dicen cuántas horas te va a llevar leerlo. Es un promedio y escapa a la realidad concreta del lector. Acá pasa un poco lo mismo con la diferencia de que no estás solamente leyendo un texto; en caso de que hagas el recorrido en el lugar estás contemplando que la fotografía coincida con lo que estás viendo allí y a su vez te da la posibilidad de ver cómo esa especie arbórea, como el ciprés, el roble o el timbó, cambia en invierno, en primavera, en otoño, y ese tiempo es difícil de medir. Sólo como lectura de corrido lleva entre dos y tres horas; hacer el recorrido te puede llevar una mañana entera, haciendo paradas. Es extenso y está pensando justamente para resolverse en una mañana o en una tarde”.
Consultado acerca de otro tipo de aplicaciones disponibles en los centros de descarga, que por ejemplo utilizan tecnología para el reconocimiento de plantas, Carballa consignó que “si bien son otro tipo de app, cumplen con lo mismo. La diferencia es que en esas sacás una foto a una hoja y te da opciones de qué árbol puede ser. Acá también nosotros estamos ayudando al reconocimiento, porque la persona observa ese árbol emplazado en el Botánico y si tiene la oportunidad de ir lo va a poder recorrer en 360º y puede por tanto aprender cuál es. También están las fotografías de detalles, que permiten ver de cerca el tronco, una hoja, a veces el fruto; por lo tanto, te da elementos para reconocer las especies. Transformar la app en un escáner de reconocimiento no es fácil que salga bien: cuando son especies muy particulares es simple resolverlos, pero sobre todo en flora nativa tenemos muchas especies que cambian la forma de la hoja según la edad del ejemplar. Eso las hace muy complejas de identificar”.
El área de museo está cerrada, pero durante Semana de Turismo el Jardín Botánico estará abierto todos los días de 9.00 a 17.00, bajo ciertas medidas. Habrá un solo acceso, por la avenida 19 de Abril, el aforo autorizado es de 500 personas y es obligatorio usar tapabocas para circular dentro del predio. No están autorizadas reuniones grupales deportivas, cumpleaños, sesiones de fotos o picnics. Solamente podrán asistir grupos familiares.