Se promociona como una experiencia compartida para diseñar libros digitales y es una app gratuita enfocada en la autoedición de lectura infantil. Bookuy está disponible en la Play Store desde el 2 de julio. Mientras las versiones iOS y web siguen en proceso, se puede descargar en Android.

“Apenas estamos empezando el lanzamiento; es pronto para hacer análisis, pero estamos muy contentos porque llevamos más de 600 descargas no sólo de Uruguay sino también de otros países, como México, Colombia y Argentina, entre otros”, contó Carola Saravia, involucrada en el desarrollo de esta herramienta de factura local.

El proyecto nació con el espíritu de promover la lectura desde edades tempranas, señalan, y aunque está pensada para ser usada en el entorno familiar, no descartan que los docentes la apliquen con fines didácticos o artísticos. “Hemos recibido mensajes de distintos usuarios que dan cuenta de que no sólo están aprovechando la app para hacer libros ilustrados para las infancias sino otro tipo de publicaciones, como diarios de viaje, incorporando fotografías y narraciones, o libros con recetas familiares”.

La aplicación permite crear desde la portada hasta ir agregando páginas con textos e imágenes propias; subir, por ejemplo, los dibujos hechos por los niños, e incluso grabar la narración, es decir, ponerle voces. El libro resultante se puede leer y escuchar en la propia app, o bien se puede descargar o compartir. Otra opción es culminar el proceso encargando la impresión de uno o varios ejemplares y recibirlo en casa o enviarlo de regalo a cualquier parte del mundo.

Para contarte mejor

Detrás de Bookuy hay una cooperativa integrada por Saravia junto con Inés Latorre, Nicolás Minetti, Nicolás Siris y Rafael Rico, un equipo multidisciplinario e intergeneracional que declara tener trayectoria en el ámbito editorial, tecnológico y de gestión de proyectos. “Ha sido un largo recorrido desde que comenzamos con la idea, con muchos desafíos no sólo por bajar a tierra ese prototipo, hacerlo funcional y alcanzar la experiencia de usuario que teníamos en mente, sino también por sumar aliados y recursos, elementos necesarios en todo emprendimiento para que la ecuación funcione”, explicó Saravia. La actividad principal de la cooperativa está relacionada con el desarrollo de proyectos de promoción de lectura, servicios editoriales diversos y soluciones aplicadas a las TIC.

“Afortunadamente hemos contado con apoyo de muchas personas e instituciones que nos han impulsado”, señaló Saravia. El emprendimiento creció a la luz de Incubacoop (dispositivo promovido por el Ministerio de Industria, Energía y Minería, el Instituto Nacional del Cooperativismo y la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas). Además, es un proyecto apoyado por la Agencia Nacional de Desarrollo.


Duplicando libros

BroLi se presenta como una librería solidaria que por cada libro vendido dona otro a una escuela pública que no tenga biblioteca. Ya lograron llevar más de 1.200 libros a distintos centros educativos de enseñanza formal y no formal. Como se acerca el Día del Niño, BroLi planea regalar unos 500 libros a niños de distintos barrios de Montevideo. Por ese motivo, en los días previos estarán recibiendo y yendo a retirar donaciones de libros infantiles en buen estado.

BroLi funciona desde hace tres años. Al comienzo dependía únicamente de Víctor Hugo Fernández, pero hoy en día son tres personas a cargo. Como no cuentan con un local físico, manejan todo mediante la web www.broli.com.uy y las cuentas @broliuy en redes sociales.

El “ambicioso objetivo”, como lo llama Fernández, es alcanzar los 10.000 libros donados. El viernes salió beneficiada una escuela de Colonia con más de 500 alumnos. “A su vez, buscamos que la lectura sea accesible a las personas en todas las localidades del país, por eso enviamos sin costo a todo Uruguay, no importa dónde, con facilidad de pago y con un catálogo de más de 11.000 libros”, apunta el librero virtual.

“El modelo del 1x1 es correctamente denominado one for one. Las donaciones que llevamos son libros que nos donan previamente. Nos encargamos de separar lo útil de lo que ya no sirve, vemos en qué edades tiene más necesidad la escuela y, luego de seleccionarlos, enviamos libros en buen estado, interesantes para los chicos y que hagan competencia con tanta tecnología que atrapa tan fácil”. En ese plan mueven un promedio de entre 100 y 120 libros por mes.