“Hay una tendencia mundial a buscar experiencias que tengan que ver con el contacto con la naturaleza”, indica Lucila Provvidente, presidente de la Sociedad Uruguaya de Turismo Rural y Natural (Sutur) desde marzo, cuando asumió la nueva directiva de esta gremial, que aúna desde hace 26 años a los operadores de turismo rural y espacios abiertos. La reconversión que implicó la crisis por covid-19 en el sector hizo que la asociación se reforzara, con pedidos de nuevos interesados en sumarse. “La pandemia hizo visibles estos emprendimientos turísticos, y además la búsqueda del consumidor fue impresionante”. Este año los objetivos son varios, explica: ordenar y reconocer lo que se viene haciendo, y al mismo tiempo promover más capacitación. En ese sentido, hasta setiembre se desarrolla la segunda edición de la Introducción al Turismo Astronómico y Prevención de Contaminación Lumínica. Esta instancia es posible gracias al trabajo interinstitucional con el Ministerio de Turismo y el CURE, ya que se trata de un curso de astroturismo enfocado en operadores registrados para generar valor agregado a lo que ofrecen, es decir, mejores servicios.
Como señala Provvidente, medido con lo que se podría hacer, “estamos verdes todavía”, pero “hay toda una movida, hay una tendencia importante, porque está en la cancha de todos, sólo hace falta conocimiento, y encima en Uruguay tenemos lugares alucinantes”. La semana que viene comienza otra instancia formativa, esta vez sobre avistamiento de aves.
Por otro lado, a modo de acción promocional, Sutur lanzó en vacaciones de julio un pasaporte de turismo rural y natural: “Es bastante lúdico porque se trata de un librillo donde cada establecimiento pone un sello. La idea es que si el turista visita otro emprendimiento de la asociación tiene 15% de descuento. Arrancamos por ahí y se van a ir sumando atractivos, como cenas. Es una forma de recorrer el país buscando distintas opciones”, cuenta la directiva, que junto con su familia lleva adelante la posada y quesería La Vigna, en Colonia.
“Siempre caemos en que el turismo rural es solamente el gaucho y el campo, y en realidad es mucho más: tenés avistamiento de aves, alojamiento en la playa, experiencias gastronómicas, productores, bodegas, cabalgatas, circuitos, y se está empezando a trabajar muy fuerte con el turismo aventura, un tema sobre el que estamos tratando de tener capacitaciones también. Es súper amplio”, recalca Provvidente.
Salidas de campo
Entre los socios de Sutur figura Fernando Fabbiani, que se dedica al astroturismo, ofreciendo salidas de campo al público en general, a distintos establecimientos provistos de baño y refrigerios, incluso alojamiento si se desea. Él mismo, que es profesor e ingeniero agrónomo, recuerda haber parado en una carretera oscura, en lo profundo de la noche, aguardando algún fenómeno estelar, como la lluvia de Gemínidas. Pero el turista es más perezoso, entiende, por eso las salidas guiadas son al atardecer y se extienden por no más de tres horas, que es lo que suelen resistir los cuellos torcidos de buscar allá arriba. “El cielo hay que mirarlo acostado en el suelo”, aconseja, “o el pescuezo te queda duro. Quedás lleno de paja y pasto, pero es un espectáculo”.
Los paseos, como explica, se pueden armar siempre, “porque el cielo está ahí, y si no se puede ver la luna, hablás de Saturno, si no está ahí hablás de Júpiter, de alguna estrella, de una constelación, de lo que sea. Siempre hay tela para cortar en el tema de mirar los astros”.
En cualquier caso, “la gente queda fascinada”, dice Fabbiani. “Ahora tenemos en el medio del cielo la constelación de Escorpio, y se ve el escorpión divino, todas las estrellas que lo conforman. Pero si tú se lo señalas, con un láser, y muestras cuál es la estrella central y cuáles las de la cola, que es como un signo de interrogación, cuando lo ven, les quedó, y lo van a ver todos los días de su vida mirando el cielo. Como buscar la Cruz del Sur, que es muy fácil de detectar también. Tratamos de transferir que tiene un montón de detalles, como el famoso saco de carbón, que es una nebulosa oscura, de gas y polvo, que no emite luz y no la rebota tampoco. Parece que no hubiera nada; parece un agujero negro. En el sur no la llegamos a ver, salvo con máquina de fotos. Está también Kappa Crucis, el cofre de joyas, como le llaman, un cúmulo abierto de estrellas de varios colores: naranjas, azules, blancas. Están ligadas gravitacionalmente pero no están a la misma altura que la Cruz del Sur, sino mucho más atrás. Lo que vemos son figuras que imaginamos”, resume.
Las próximas fechas de observación previstas por Centauro Astroturismo serán en vacaciones de primavera, el 23 y 24 de setiembre, en Parallé, Rocha, y en el establecimiento Los Mimbres, a pocos kilómetros de India Muerta, donde los que quieran se pueden hospedar (por consultas, 094 295 448 y 099 320 559). Como siempre, se podrán hacer observaciones con binoculares, con telescopio y con cámara, esta vez para seguir a Júpiter en oposición, pero además a Saturno y sus anillos, nebulosas, cúmulos y el sol y sus manchas. Lo usual es ir señalando eventos estelares, aunque en ocasiones se topan con los satélites de Elon Musk: “La gente quedaba con la boca abierta cuando veía pasar el ferrocarril de satélites”. Si bien reconoce que “el hombre está molestando la astrofotografía, a veces hacés una foto de larga exposición y te sale rayada de blanco, que son los satélites pasando, que te arruinaron las dos horas que estuviste esperando”.
Los que no se puedan sumar en ese momento igualmente pueden estar atentos al cielo y descubrir, por ejemplo, cómo se hace visible Marte en estos días. El viernes, advierte Fabbiani, hacia las dos de la mañana, habrá un evento digno de ser registrado: “Podríamos llamarle conjunción triple, donde nuestro satélite natural, la luna, el cuarto planeta de nuestro sistema solar, el planeta rojo, Marte, y las Pléyades o Las Siete Hermanas (Messier 45 o M45, cúmulo estelar abierto que contiene estrellas calientes de tipo espectral B, de corta edad), parecen reunirse para jugar a la rueda-rueda”.