Este sábado 7 y domingo 8 de octubre, coincidiendo con el fin de semana del Patrimonio, habrá recorridas por el parque Baroffio con reconocimiento de flora y visitas guiadas al Molino de Pérez, donde habrá una maqueta que mostrará cómo funcionaba el molino; además montarán una feria de emprendedoras que incluirá una mesa con comida y bebida a la venta, habrá un encuentro de coros y un cierre musical con Canciones Encendidas, de la mano de Carmen Pi y Mariana Lucía, con Betina Chaves como artista invitada. Será una fiesta abierta para inaugurar un remozado Molino de Pérez, que estaba cerrado desde 2017 y se presenta ahora como una “fábrica de cultura”.

El 30 de marzo pasado firmaron con la Intendencia de Montevideo (IM), a quien pertenece el predio, un acuerdo de cogestión. La concejala Virginia Pérez, integrante de la comisión administradora, formada además por un grupo de vecinos, explica de qué se trata este formato que utiliza la comuna para la administración del espacio público: “Esto involucra al parque y al molino. A través de reuniones con nosotros, que comenzaron en diciembre de 2021, la intendencia comprendió que no se pueden separar uno del otro, porque el parque es lineal, tiene un arroyo que nace bastante más al norte y que muere en la playa, y el molino existe un poco porque existía ese cauce de agua que usó Juan María Pérez para armar la molienda de trigo”.

Ninguna de las partes quería que el molino fuera la repetición de otros centros culturales, sino que tuviera una impronta propia. La comisión está integrada por seis representantes de la IM y tres vecinos miembros de las comisiones que venían trabajando en el desarrollo de diferentes actividades durante 2022, tanto en el molino como en el parque, más tres concejales (designados por el concejo vecinal). Se reúne cada 15 días y es la que resuelve desde las obras necesarias hasta la aprobación de actividades y presupuestos o, por ejemplo, junto con la cooperativa que asume ese asunto, cómo cortar el pasto cuidando el ambiente y el agua. “El césped se cortaba hasta el borde rente, cuando tenés que dejarlo crecer para que vuelvan las aves de bañado y de arroyo... Todas esas cosas se están trabajando, porque en general en el cuidado de los parques no se tiene muy en cuenta lo ambiental, más allá de lo paisajístico”, indicó Pérez.

Este sábado, para los involucrados, será como comenzar de nuevo. El miércoles pasado les entregaron el espacio, una vez finalizadas las obras, que comprenden un patio a nuevo, un baño inclusivo, el arreglo del baño ya existente, la instalación eléctrica, sumado a los arreglos hechos el año pasado, cuando se pintó la parte exterior del molino y se impermeabilizó la azotea, ya que había filtraciones y corrían riesgo las maderas del techo. Luego, con base en los presupuestos participativos que ganaron en dos oportunidades, continuarán haciendo refacciones.

Integrar y convivir

El barrio es el que empuja, mediante decisiones que toman en conjunto todos los jueves, las movidas que hasta ahora activaron el lugar. Esto es posible gracias al apoyo del programa Esquinas de la Cultura, de la IM, y muchas veces también del área social del Centro Comunal Zonal 7, aportando materiales y resolviendo la logística. Actualmente la IM les aporta un presupuesto base para solventar el audio de los conciertos que venían haciendo a la gorra.

“Nuestro proyecto quiere involucrar y, por supuesto, hacer muchas actividades que tengan que ver con el espacio”, subrayó Pérez, “y a nivel del molino, el vínculo que tiene con el arroyo, que era algo industrial, de producción, de energías limpias. Entonces nuestro interés es trabajar qué pasa con la flora y con la fauna, organizar cursos, talleres, charlas y, a su vez, trabajar con el barrio y con la intendencia sobre qué es lo que queremos de ese parque: si queremos ponerle más cosas o simplemente vestirlo con las especies de árboles que creemos que necesita. Ya plantamos algo de flora indígena en el humedal. Queremos que vuelva lo más posible a lo que era, porque tenía un humedal más grande, tres lagunas que en la dictadura fueron rellenadas y queremos volver a construir, porque eso implicaría que podríamos mitigar el impacto de las lluvias, ya que se inunda muchísimo tanto el parque como las casas linderas, porque no está ese efecto de reservorio que hacen las lagunas cuando llueve mucho”. La concejala aseguró que los vecinos de Malvín todavía se acuerdan de cuando iban a pescar castañetas. “Hay toda una memoria del lugar, que tiene tremenda identidad para los dos barrios, más que nada Malvín y Punta Gorda”, agregó.

Otro objetivo que persiguen es continuar haciendo, como el año pasado, recorridas con escuelas y liceos públicos de la zona, que entusiasmen a infancias y adolescencias: “Participaron en una asamblea en la que manifestaron lo que querían del parque y del molino. Entonces, por ejemplo, nos presentamos al fondo Patrimonio por los Barrios porque quisiéramos hacer un proyecto sobre el recorrido del arroyo, que es sur-norte, para poder trabajar con una escuela del norte y una del sur, donde los niños reconozcan lo que significa desde el punto de vista ambiental, mapear el lugar, ubicarlo en el barrio, hacer actividades recreativas, y que ellos se sientan cada vez con mayor pertenencia. Todo lo que signifique contrarrestar un poco las problemáticas que existen a nivel social, borrando las diferencias, sobre todo en esta zona, donde tenés población bien distinta de un lado y del otro”.

Actualmente ofrecen talleres pagos de cestería, cerámica, coro, pintura, y están viendo el modo de ampliar la oferta y cubrir los costos para quienes no puedan pagarlos. Un sábado al mes se hace un reconocimiento de flora y periódicamente se organizan toques.