Sigo un canal español de Youtube que recomiendo a toda persona que quiera acercarse al mundo de los juegos de mesa modernos: se llama La mesa de Dam y, en diversos videos, Dam elogia con énfasis un pequeño juego, llamado La Tripulación, diseñado por Thomas Sing e ilustrado por Marco Armbruster. Se trata ni más ni menos que del ganador del premio Juego del Año en Essen Spiel 2020, la mayor feria internacional de juegos de mesa.
Seducida por la insistencia de Dam y por la calurosa bienvenida que el juego había tenido, fui en busca de él. Invité a dos amigas a jugarlo, sin saber muy bien a dónde íbamos. El juego presenta una temática espacial: un grupo de astronautas se dirige a constatar la existencia de un nuevo planeta. La caja contiene dos librillos, un reglamento y un libro de misiones que, a través de una particular narrativa, ubica al equipo en sus roles y propone, en orden ascendente de dificultad, 50 misiones para completar, con sus respectivas condiciones de victoria para llegar con éxito al final de la travesía.
Al comienzo las misiones nos parecían sencillas y fáciles de resolver, pero a medida que la propuesta avanzó, la cosa se empezó a poner exigente y esa exigencia resultó tan seductora, que no podíamos parar de jugar y, obligadas por el reloj, nuestra primera experiencia como tripulación de una nave espacial terminó en la misión 28. Nos despedimos, habiendo ya agendado la misión 29. El juego nos había generado un compromiso grupal y necesitábamos terminarlo. Es que uno de los encantos de La Tripulación reside en una de sus características principales: es un juego cooperativo. Gana el grupo o pierde el grupo. Cooperamos para llevar adelante las misiones, pensamos y nos movemos para el colectivo.
A grandes rasgos, cada misión nos indica valores y colores, determinando qué cartas deberá ganar cada participante en cada ronda. Teniendo en cuenta esto, podemos decir que la segunda característica que lo define es el hecho de ser un juego de bazas. Esto significa, en síntesis, que la persona que tira la primera carta de cada mano determina el palo a seguir, y las cartas se las lleva quien haya tirado la más alta de la ronda.
Nos volvimos a juntar con mis amigas para terminar el libro de misiones. La segunda vez nos trancamos mucho, porque el nivel de dificultad a partir de la misión 30 es muy elevado, pero en un tercer encuentro conseguimos completar el desafío y, al lograrlo, festejamos como si hubiéramos conseguido algo muy grande en la vida. Y luego llegó el vacío de ya no tener misiones para cumplir y las astronautas regresamos a tierra firme.
Por un lado, podemos sentir que La Tripulación es un juego finito, ya que propone un destino al cual llegar, pero también podemos decir que tiene una enorme rejugabilidad, porque al cambiar las personas cambia la forma de juego y porque es imposible que una misión se repita de la misma manera, así que siempre podemos volver a comenzar.
Pero aún no dije lo más vital. El juego presenta una tercera característica que termina de redondearlo todo: bajo la narrativa de que en el espacio exterior no se propaga el sonido, durante las misiones está prohibido hablar. Esta es tal vez la condición más difícil de cumplir, porque aseguro que dan muchas ganas de decirle a la otra persona lo que vos preferirías que hiciera, pero no se puede, salvo por la salvadora existencia de las “fichas de comunicación”, que nos permitirán dar una mínima información parcial acerca de nuestras cartas.
Los juegos de bazas son los juegos de cartas más antiguos de la historia. Hay vagos registros de ellos en China hace más de 2.000 años y el más antiguo fue mencionado en 1426 por el pueblo bárbaro Nördlingen y se llama Karnöffell. Si alguna vez te gustó jugar al Tute, a la Podrida, a la Pocha, al Bridge, a las Picas, al Pináculo, al Whist o a cualquier juego clásico de bazas, cuya lista es infinita, acá tenés uno que conserva la mecánica tradicional pero recargada de dificultad y con detalles muy ingeniosos en sus dinámicas, que trae, sin duda, reminiscencias de tardes familiares y permite reunir a las personas más longevas con la juventud más entusiasta.
La Tripulación es un juego excelente que recomiendo de ojos cerrados. Dinámico, exigente y divertido, lo tiene todo en una caja pequeña y a un precio amigable que mantiene un promedio de $ 1.200. Lo podés encontrar en Montevideo Gaming House, Sparta Board Games, Enigma Games y X Uruguay. Es editado por Devir y distribuido en Uruguay por Saccum.
Si lográs cumplir las 50 misiones y te quedás con ganas de más, dejé para el final la gran noticia: ya salió La Tripulación 2, “Misión mar profundo”. Tengo la caja sin abrir. Prontamente me zambulliré y luego te cuento.