No es nuevo que Martín Pérez realice fotografía de ficción, con actores, armando escenarios y generando diferentes historias para la cámara. “Vengo experimentando hace un tiempo ya cómo introducir ciertos ruidos en canales donde hay técnica, sea fotográfica o video, pero que en realidad está dirigida a otros fines”, cuenta. Un ejemplo anterior de esta búsqueda fue Experimentos con la verdad, un proyecto de Colectivo Zeta que utilizó las cámaras Vera de Antel para hacer una serie de performances.

Hasta que en determinado momento advierte que Google Maps hace unos tres años habilitó la posibilidad de que los usuarios subieran contenido a Street View. A partir de eso Pérez empieza a interesarse en introducir ficción en ese contexto. Ese es el punto de partida de Invadir un mapa. En estos momentos las coordenadas del proyecto están expuestas en el marco del festival Muff en el Centro de Fotografía hasta el 4 de marzo.

¿Se trata de un engaño explícito, una intervención en el recorte de realidad? La convocatoria tiene una intención interactiva, dice el fotógrafo, ya que la idea es que la gente publique en Google Maps. En este caso se invita al público a hacerlo en un punto específico del mapa virtual de la ciudad –la plaza Independencia–, de tal modo que la acción cobre notoriedad. El año pasado Pérez y su equipo hicieron algo similar, pero tomando como foco de las intervenciones la plaza Fabini, como parte de la selección del 50° premio Montevideo en el centro de exposiciones Subte.

Pérez hace dos aclaraciones. Por un lado, que esta manipulación del mapa plantea, como todo juego, ciertas instrucciones (eso es lo expuesto en sala del CdF y en las redes del proyecto @invadirunmapa). “Algunas tienen que ver con hacer el remake de una película, dejar un mensaje, producir un error, o sea, un glitch al hacer una foto panorámica... diferentes modalidades para que la gente pueda generar contenidos”, explica, que lo tomen como si fuese un foro. Incluso “se puede crear una nueva instrucción y generar una nueva regla”. Son caminos posibles, “una interacción con el espacio público que alguien va a encontrar de forma random”.

Considera que esas instrucciones iniciales constituyen en sí mismas una propuesta artística de trabajo. Si la gente participa, tanto mejor. Pero también eso lo llevó a pensar en generar instancias de intercambio que vayan más allá de la adhesión espontánea. “Entonces, se ha coordinado con algunos grupos”, cuenta Pérez. En 2022, por ejemplo, esto se hizo junto con un grupo de educación para adultos del liceo 34. Además se hizo un taller abierto a todo público en el cumpleaños del CdF en pleno 18 de Julio con pequeñas y simpáticas maquetas que permiten crear intervenciones en la plaza y después publicarlas. Este tipo de asociaciones se repetirá el mes próximo, cuando trabajen con el colectivo Ni todo está perdido (Nitep), de personas en situación de calle. “La idea es que también las instrucciones y la parte más colaborativa de la investigación sean un dispositivo para poner en discusión determinados aspectos”, recalca Pérez. “En las instancias de talleres las instrucciones son un punto de partida para la charla, pero los participantes han ido para otros lados”, asegura, y cita el trabajo del argentino Martín Weber, Los sueños latinoamericanos, del que tomaron la idea de escribir en un pizarrón cosas que querían decir, y recuerda que en otros casos los estudiantes decidieron utilizar máscaras. “Es más un diálogo en colaboración que algo direccionado”, apunta.

Usted está aquí

Uno de los aspectos que surgen al estudiar esta área, señala quien comanda el proyecto, es “lo que ya sabemos, los millones de imágenes que abundan. Es increíble lo que pasa en Google Maps, los millones de vistas que tienen las imágenes allí dentro. Pero al mismo tiempo, llama mucho la atención cómo un ejército de personas en todo el mundo, o sea, miles y miles de usuarios, de algún modo u otro trabajan gratis para una megaempresa que tiene así un montón de gente que le facilita contenido y le mejora la plataforma. Eso plantea cuestionamientos sobre la relación de beneficios que tenemos o no con el uso de ciertas plataformas digitales y la forma en que se establecen nuevos esquemas económicos”.

A su vez, el proyecto se apoya en otro eje, que es una ficción propiamente dicha, que comenzó como una residencia en el Espacio de Arte Contemporáneo (EAC) y fue originando estas ramificaciones. En esa dimensión trabajan con el actor Gabriel López en la creación de un personaje. Junto con Leticia Figueroa, que se encarga del arte y del diseño de vestuario, construyen una ficción acerca de un Local Guide: “Es esa figura que crea Google para los usuarios más entusiastas, que están todo el tiempo publicando, y la única retribución que tienen son puntos, una pequeña gamificación, muy básica, subís de nivel, pero no te ofrece nada a cambio. Y este usuario es un tipo de Local Guide que tiene un proyecto de hotel en Ciudad Vieja. Él cree que una Ciudad Vieja más atractiva va a llevar gente para su negocio”, adelanta Pérez, que en los créditos figura en guion y dirección. Eventualmente este personaje, con usuario propio, vivirá sus peripecias en Google Maps.

De aquel pasaje por el EAC diagramaron además un fotolibro que recoge material de Google Maps sobre diferentes puntos de Ciudad Vieja, acompañado de un análisis de los hallazgos inesperados en ese “mar de imágenes”. Para octubre, si el plan se concreta, una muestra reunirá todos estos insumos en el plano físico.