Mientras el cine que se propone en 3D suele mostrar persecuciones aceleradas y objetos que se acercan peligrosamente al espectador, buscando generar un cóctel de emociones, el uso de esta herramienta en Escuchame una cosa va por un carril antagónico. Tras escanear un código QR para dejarse llevar por la sugestión de una hipnóloga, el público que se acerque durante estas semanas al antiguo recinto de las jirafas, en el predio del exzoológico de Villa Dolores, ingresará en un estado de plácida contemplación. Una mona rescatada en el ecoparque Talice come su banana abrazada a un peluche más grande que ella, un caballo intenta montar a una yegua, un carpincho del Lecocq espanta las moscas que se le posan. Merced a los dispositivos, el aroma bucólico invade la pequeña sala y una reconfortante banda sonora compuesta por Sylvia Meyer acompaña el transcurso de las imágenes en movimiento, en un devenir más relajado y simbiótico, por supuesto, que una película animada.

Pau Delgado Iglesias dio inicio a este trabajo, que explora la comunicación entre humanos y animales, durante una residencia artística en Portal de Luz, un campo en las sierras de Maldonado. Interactuando además con burros, gallinas y llamas, la mayor parte de las veces detrás de cámaras, otras apenas mostrando sus piernas en cuadro, las menos, junto a sus protagonistas, intentando un leve contacto físico. Tras dos años de investigación, un avance de este proceso podrá verse durante dos meses en un recinto que invita a revisar los vínculos en un contexto de proximidad.

Sobre los avances en esta búsqueda, detalla la artista: “Paso días en esos encuentros con los animales, filmo muy poco. Me interesa lo que se da en el encuentro, en el intercambio”. Dice que allí en Maldonado, donde todo comenzó, fue viendo qué pasaba con las diferentes especies y también con los distintos individuos, y que, como en todo, hay quienes se acercan con más curiosidad y quienes no. “Me interesa lo que aparece cuando pasa el momento inicial de alerta, de desconfianza”. En su texto curatorial, Andrea Giunta lo define como “encontrar la clave de la comunicación, de la conexión con esas otras vidas. Silencio, pausa, escucha, respeto. Captar los campos mórficos. Conectar hacia adentro para conectar con lo demás”.

Entre silencios y caricias

En relación con una trayectoria en la cual la mirada, la identidad y la confrontación de los estereotipos y del concepto de belleza han sido temas recurrentes, reflexiona la artista: “La manera en la que veo este trabajo como continuación de lo que vengo haciendo es correr los límites de la otredad y de los derechos de la otredad. Trabajé siempre sobre temas de género, empujé un poco el borde, en 2005 empecé a hablar sobre masculinidades y cómo los hombres se relacionan con su imagen física, con su cuerpo, con su sexualidad [la exposición Cómo sos tan lindo]. Después, siguiendo con esto de la mirada, trabajé con personas ciegas de nacimiento para aprender y entender otras formas de experimentar la vida y los cuerpos [la instalación Estar igual que el resto]. Siento que es un momento en el que los temas de género han sido tomados por colectivos, que están sobre la mesa, y que puedo estar trabajando ya en otra línea”. Por esto último, Delgado, quien es al mismo tiempo economista, docente y columnista en el semanario Búsqueda, se refiere a los estudios sobre animales, con los que tomó contacto en 2015 en Inglaterra mientras cursaba una maestría en Industria Cultural. Allí tomó noción de que se habla de “humanos y otros animales, o del vínculo interespecie”, y se nutrió de teóricas como Donna Haraway y Vinciane Despret, entre otras fuentes no necesariamente académicas, “para entender las otras formas de vida mucho más conectadas”.

La presente instalación se verá complementada por una serie de mesas de debate, algunas de ellas por Zoom, para conversar sobre representación visual de animales en la cultura, para preguntarse si es posible tender ese lazo con otras especies (incluso telepáticamente) y para intercambiar ideas desde disciplinas como la antropología y la psicología.

A propósito de eso, Delgado llegaba el lunes a una reserva en Fray Bentos para continuar con sus sesiones, como un diálogo abierto, explorando y profundizando esas posibilidades en un proyecto premiado por los Fondos Concursables del Ministerio de Educación y Cultura y por la Fundación Itaú, que apunta a “contribuir al fortalecimiento de una educación ambiental que fomente los vínculos respetuosos con todas las formas de vida”.

La muestra está abierta de miércoles a domingos de 11.00 a 17.00 (ingresando por el Parque de la Amistad, hay que dirigirse hacia el castillito que se encuentra al final del camino, sobre el margen izquierdo).


Foto del artículo 'Comunicación interespecie'

Mascotas retratadas

El fotógrafo Mateo Silvestri, en compañía de un equipo integrado por Martín Garbarino, Emiliano Hernández y Nicolás Magyar, emprendió un nuevo proyecto audiovisual para apoyar a varios refugios de cara al invierno, “cuando los animales son más vulnerables y las necesidades aumentan”. Con esos argumentos se propusieron filmar tres videos en los que se vea reflejado el trabajo que hacen día a día Animal Help, Liga Bichera y Apa con animales que buscan hogar. El resultado ya se está emitiendo por VTV y redes sociales.

En los últimos años Silvestri desarrolló varios proyectos sociales vinculados con animales: Miradas verdaderas fue una serie de retratos de perros de estos mismos refugios y a través de una campaña de sensibilización en redes consiguieron la adopción de la mayoría. Más tarde filmó el cortometraje La caja para ayudar a Socobioma, una ONG que rehabilita fauna silvestre, en general en Maldonado. “Iban a cerrar porque los echaban del terreno en el que estaban y con el corto generamos una campaña viral que narraba la historia de un pingüino que llegaba a la playa y era rescatado. Luego de toda la movida, recaudaron fondos para comprar un nuevo terreno, construyeron otro lugar y siguen abiertos”, cuenta. “Por último, en Córdoba, Argentina, grabamos el corto El león de América en una reserva de pumas, Pumakawa, para mostrar el trabajo que realizan y como campaña contra la destrucción de ecosistemas y la cacería. Todos estos proyectos siempre fueron a modo colaborativo”, recalca.