Cuando era adolescente, las computadoras con sistema operativo Windows venían con un juego preinstalado, llamado Mahjong, al que solía jugar compulsivamente. Consistía en una pirámide de fichas con motivos orientales, y el objetivo era encontrar parejas visibles y, al pulsarlas, eliminarlas. Quien lograba vaciar la pantalla ganaba el juego.
Treinta años después, mientras caminaba por la feria Montevideo Comics 2024 en el Antel Arena, me topé con una hermosa mesa cuadrada, con un paño verde y fichas de baquelita talladas con los mismos motivos de aquel Mahjong. La belleza del juego desplegado me cautivó. Había cuatro jugadores en cada mesa y un banner al costado que decía Asociación Uruguaya de Mahjong. Pensé que podría reencontrarme con mi viejo pasatiempo, pero en una versión física, así que me acerqué.
Pronto me explicaron que, aunque las fichas eran las mismas, la dinámica del juego era completamente distinta. Se jugaba una modalidad que está ganando terreno en Uruguay y en el mundo: Riichi Mahjong. También me contaron que el Mahjong tiene muchas variantes, es uno de los juegos de mesa más adaptados a nivel mundial y se ha globalizado por completo. Desde su origen en China hace más de 200 años, el juego ha evolucionado en distintos países, generando versiones locales, como las de Japón, Estados Unidos y Taiwán.
Me senté a jugar y al instante quise tener uno propio. Me explicaron que no se fabrican en Uruguay y que hay que importarlos. Al comenzar la partida, alguien comentó: “Es como una conga, hay que formar escaleras o tríos y cuartetos del mismo número”. Pero esa explicación fue una trampa cariñosa, ya que el juego tiene una infinidad de reglas. Esa tarde aprendí lentamente, subiendo en niveles de dificultad, y aunque jugué varias horas, sólo alcancé a entender lo básico.
No más apuestas
En términos generales, el Mahjong se juega con cuatro personas. El objetivo es completar una mano de 14 fichas, divididas en cinco grupos: Círculos, Bambúes, Caracteres (del uno al nueve), Dragones (rojo, blanco y verde) y Vientos (este, sur, oeste y norte). Cada ficha tiene cuatro copias. La primera persona en completar una mano gana la ronda y recibe puntos. Una mano completa está compuesta por cuatro tripletes (tres fichas) y un par de fichas idénticas. Los tripletes pueden ser secuencias del mismo palo (5-6-7 de Bambúes) o tríos (4-4-4 de Caracteres). Si sólo falta una ficha para completar la mano, se puede declarar Riichi, limitándose a robar nuevas fichas hasta ganar.
Cuando alguien obtiene la ficha que necesita, declara Tsumo y gana, recibiendo puntos del resto. Si alguien descarta la ficha que le falta a otro participante, este puede declarar Ron y obtener puntos de quien descartó. Robar fichas de los otros jugadores se llama Mano Abierta, lo que impide declarar Riichi y limita la victoria mediante combinaciones llamadas Yaku, como un trío de Dragones o el viento del juego (normalmente este). También está el Yaku Todos Simples, que excluye las fichas 1, 9, Dragones y Vientos.
La ficha Dora otorga puntos extra. Kan es una jugada especial que forma un cuarteto y revela una Dora extra para más puntos. El estado Furiten ocurre cuando un jugador descarta la ficha que necesita: ya no puede declarar Ron, sólo Tsumo.
El juego dura cuatro rondas, pero puede alargarse si el dealer gana. Termina cuando alguien cae por debajo de 0 puntos. La competencia se basa en la velocidad y calidad de la mano, usando estrategia, intuición y un poco de suerte. Si alguna persona experta lee esto, pido disculpas por conocer tan poco de este juego que me entusiasma tanto. La explicación se enriquece en vivo y además viene acompañada de diversas anécdotas y vas recibiendo ayuda cada vez que la solicites. La buena noticia es que la Asociación Uruguaya de Mahjong se reúne los sábados, de 13.00 a 17.00, en un espacio cedido por el Centro Cultural de España (Rincón 629). La entrada es libre y no es necesario saber jugar. La versión enseñada actualmente es la japonesa, pero se espera aprender más variantes. El grupo también se vincula con comunidades japonesas y chinas, como los encuentros de jóvenes nikkei y docentes del Instituto Confucio.
Se trata de un juego que impacta por su belleza, por su disposición en la mesa, por la calma con la que se transita la partida, que es producto de su modernización, porque el Mahjong era originalmente un juego de apuestas, lo que le añadía tensión. Hoy se juega principalmente de manera recreativa, pero te apuesto que si te das una vuelta por el Centro Cultural de España, vas a aprender un juego hermoso que querrás tener en tu casa. Eso sí, te recomiendo ir con tres personas más, porque después va a ser difícil encontrar con quién jugar.