El nacimiento de su hija provocó en el artista plástico Guillermo Giansanti una toma de conciencia sobre los modos de jugar, porque evidentemente acarrean modelos de crianza. El momento clave fue cuando, estando en una placita con ella, vio a un niño correr a otro, munido de una pistola de plástico, al grito de “¡Te mataré!”. Algo andaba mal, entendió. Desde entonces, hace dos años, tomó la iniciativa de recorrer ferias para comprar todas las armas de juguete usadas que pudiera encontrar. Recolectó unas 40, hasta el momento, y fue apalabrando a los feriantes para que lo alertaran, si aparecían más. Su proyecto (@desarmemonos_uy en Instagram) iba cobrando forma e incluso hubo padres, adultos en general, que lo contactaron para ofrecerle pistolas y metralletas de juguete usadas. “Yo sabía que no quería comprar nuevas, para no promover ni estimular la producción”, explica. Encontró, en su mayoría, de plástico y un par de metal, incluyendo “una bien chiquitita, imitación de una de verdad, una 9 milímetros”. El diseño de algunas, entonces, las emparenta más claramente con réplicas, en tanto que otras semejan armas espaciales. En cualquier caso, se detecta una belleza que es parte del atractivo del juguete. No es casual, tampoco, que el artista las coloque sobre fondos de colores, para registrarlas con “una luz perfecta”, continuando una estética infantil que no deja de inquietar.

Su pesquisa tiene un doble propósito: por un lado, hacer acopio de un rango amplio, como para establecer una suerte de catálogo, que evidencie lo que sucede; por otro, dar rienda suelta a una afición coleccionista, similar a lo que hizo en un proyecto anterior, Caos subacuático (2017), en el que rescató elementos hundidos en el lago del parque Rodó. Giansanti reconoce tener cierta inclinación “medio maníaca y hasta utópica”, de ordenar objetos hasta establecer series. Al mismo tiempo, en este caso, a medida que obtiene sus “presas”, las va sacando del mercado.

La pegatina que realizó el martes de noche por distintos barrios de Montevideo, desde Ciudad Vieja hasta Bulevar Batlle y Ordóñez y Garzón, apunta a dar a conocer y expandir su tarea. Bajo la consigna Desarmémonos, los coloridos afiches (el artista fotografía unitariamente las armas de juguete sobre fondos contrastantes) llevan un mensaje potente: “Si quieres desarmar a tus hijos/as y tu familia, puedes contactarnos. Si conoces a alguien que quiera desarmarse, cuéntale de este proyecto”. Esta propuesta expositiva urbana, y su correspondiente muestra en redes sociales, constituye una etapa de la movida que pretende generar, para la que ya logró el apoyo de los Fondos Concursables para la Cultura, del Ministerio de Educación y Cultura.

La acción artística continuará con una verdadera campaña a través de posteos en Instagram que amplíen la información sobre las alarmantes cifras de porte de armas de fuego en Uruguay y el mundo. Es decir que el artista observa una continuidad entre lo que ocurre con los juguetes y las armas reales, la práctica infantil y la violencia adulta. “Investigando en esto un poco, me di de cara con la problemática real de Uruguay, que es el país de América Latina con más armas, y comparte el quinto puesto mundial con Canadá. Hay más de un millón de armas acá, y se estima que 600.000 son ilegales”, apunta.

“Creo que no es una causal directa, aunque no es una respuesta que tenga ahora. No todo el mundo que juega en su infancia con un arma, de grande tiene un arma real. Pero creo que jugar con armas normaliza el objeto. Naturaliza el agarre, la energía del objeto, el comportamiento corporal de tener un arma en la mano, que es un comportamiento particular. También me he cuestionado dónde pararme, porque tampoco soy quién para decirles a los padres y madres cómo tienen que educar a sus hijos. Pero estuve mucho tiempo con eso en la cabeza, hasta que en un momento dije: hay temas en los que uno se tiene que posicionar. Simplemente estoy poniendo sobre la mesa una problemática y conectándola con esta problemática real. Eso me resulta interesante; para mí vincular esos dos universos fortalece el proyecto”, continúa. Giansanti refiere la facilidad con la que se puede adquirir un arma y cursar, por única vez, el permiso de porte. Por eso el asunto no concluye con la pegatina de esta semana ni con la contraparte virtual. Desarmémonos es un proyecto abierto a propuestas, como concretar talleres y continuar concientizando a los padres y tutores y a la sociedad toda.


Ciencia en el Ecoparque

Tras varios meses de organización, el viernes 29 de noviembre, de 9.00 a 17.00, se desarrollará por primera vez la Feria Ciencias con Idea en el Ecoparque Idea Vilariño. Aunque pueden contarse como antecedentes un conversatorio vinculado a las preocupaciones ambientales del vecindario, así como una mesa barrial, a propósito del funcionamiento de la cogestión del lugar, este encuentro es el resultado del trabajo conjunto entre la Unidad de Extensión -que integran Gabriel Barrero, Carolina Lobato, Analía Álvarez, Patricia Iribarne (coordinadora) y Cecilia Muniz-, equipos de docentes y estudiantes de distintas unidades académicas de la Facultad de Ciencias, que se encuentra a pocas cuadras del lugar, vecinos del Colectivo Idea Vilariño y equipos técnicos de la Intendencia de Montevideo (IM).

La intención de la actividad es integrar la producción de conocimientos y la enseñanza de las ciencias, en el marco de procesos de extensión universitaria. Serán parte de la jornada el Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales (IECA): Laboratorio de Herpetología, Geografía, Ecología de pastizales; Instituto de Biología: Entomología y el Centro de Investigaciones Nucleares: Unidad de Bioquímica Analítica, Instituto de Física. Con ese propósito, habrá un conversatorio socioambiental, stands de física, entomología, geografía y bioquímica analítica, entre otros, con experimentos o actividades, además de ofrecerse experiencias científicas, lúdicas e interactivas en el espacio público.

Está confirmada la presencia de distintos grupos de escuelas del barrio, al igual que de un centro juvenil que se prepara para recorrerla. Si bien cualquiera puede sumarse, es preferible que las instituciones completen el formulario de asistencia.

El horario del conversatorio, que será en Covigru, la cooperativa que está frente al Ecoparque, es de 14.00 a 16.30. Tendrá un formato de mesa redonda de la que participarán docentes del Programa Integral Metropolitano (PIM), de Facultad de Ciencias e integrantes de la IM.

Quienes se acerquen a la feria podrán interiorizarse, a través de lupas, videos, bandejas e ilustraciones, por ejemplo, sobre vertebrados o qué tipo de anfibios existen en ese ecosistema; también se hablará sobre cuencas urbanas y todo lo concerniente al agua y los residuos sólidos, las nubes y las manchas solares. Aparte se utilizarán las propias instalaciones del parque, como los distintos juegos y canchas que tiene, para llevar a cabo algunos experimentos y dinámicas.

En definitiva, como explica Cecilia Muniz, de la Unidad de Extensión, “la idea en parte es vincular más a la Facultad de Ciencias con el barrio, con Malvín Norte. Para eso tenemos distintos planes más, trabajando con las escuelas y con distintas comisiones que tiene el propio barrio. Una es trabajar con el Ecoparque, porque ahí se trata de traccionar más lo que se hace en la Facultad, que tenga más diálogo con el territorio”.

Cortos al caer la tarde

El sábado 30 de noviembre, en Palermo, se celebrará Cortos en la torta, un evento que revolucionará la calle Isla de Flores, entre Barrios Amorín y Martínez Trueba. El proyecto reúne a varios colectivos y espacios cooperativos, ya que la intención es vivir una tarde primaveral llena de espectáculos en vivo, comida y limonada para aguantar el calor, diversas actividades hasta que, cuando baje el sol, comience una proyección de cortos.