Descubrí Sagrada casi por casualidad, como suele suceder con las joyas ocultas. Pedí unos juegos prestados para llevarme a unas vacaciones de turismo y ahí estaba él. Para quienes disfrutan de los juegos de mesa y buscan algo más que el simple entretenimiento, Sagrada ofrece una experiencia estéticamente bella y estratégicamente desafiante, que conquista a toda persona que se animE a probarlo.
Diseñado por Daryl Andrews y Adrian Adamescu, se basa en la creación de un vitral, inspirado en la Sagrada Familia de Barcelona. La estética de sus vitrales envuelve el juego. Cada jugador o jugadora toma el papel de un artesano del vidrio, usando dados traslúcidos de colores como si fueran piezas que deben colocarse estratégicamente para formar patrones visualmente atractivos. Puede sonar simple, pero ahí radica la elegancia de Sagrada: lo que empieza como una sencilla selección de colores y números se convierte rápidamente en un rompecabezas donde cada decisión puede ser una trampa a futuro.
Lo primero que me atrajo de Sagrada fue su belleza. El diseño está pensado para hacerte sentir como si estuvieras armando una obra de arte. Es uno de esos juegos que gustan tanto a quienes buscan estrategia como a quienes prefieren disfrutar una experiencia estética. Es ideal para una sobremesa tranquila, aunque siempre termina quemándote la cabeza.
Aunque es un juego accesible —sus reglas se aprenden rápidamente y puede jugarse en menos de una hora—, Sagrada tiene una profundidad que se revela partida a partida. Cada participante recibe un tablero personal donde irá colocando los dados, sacados al azar de una bolsa de tela, siguiendo ciertas reglas que dictan cómo deben organizarse: ningún dado puede ir al lado de otro que tenga su mismo número o su mismo color, y deben coincidir con los colores o números que dictan las cartas de patrón que tocan en suerte al comienzo de la partida. Esta restricción hace que cada decisión sea significativa, forzando a planificar con antelación y a adaptarse a medida que avanza el juego.
Una de las cosas que hacen más amable a Sagrada es que es un juego inclusivo y accesible. Lo he jugado con personas adultas mayores, con jóvenes y con quienes nunca habían tocado un juego de mesa moderno. No importa cuántas veces lo juegues, cada partida es única debido a que las combinaciones de dados y cartas son infinitas. En Uruguay el juego es distribuido por Saccum, con una edición en español disponible a un precio razonable, generalmente entre $ 2.800 y $ 3.500. La calidad de los componentes es excelente y, aunque existen expansiones, el juego base es más que suficiente para disfrutar de una experiencia completa.
Pero para quienes quieran un reto adicional, las expansiones ofrecen interesantes variantes y nuevas cartas de patrón. Sagrada cuenta con varias de ellas, que añaden nuevas capas de estrategia y variedad al juego base. La expansión Pasión introduce habilidades únicas para cada artesano y dados especiales; Vida aporta más interacción y nuevas herramientas para manipular los patrones; Gloria es ideal para quienes buscan un reto adicional con dados de maestría y logros, y la expansión para cinco o seis participantes es perfecta para disfrutar de partidas en grupos más grandes.
La última novedad sobre este título es Sagrada: Artesanos. Esta versión lleva el juego al siguiente nivel, introduciendo una mecánica de legacy, lo que significa que las decisiones y resultados de una partida afectan las siguientes, así el juego se va modificando y nunca vuelve a ser el mismo. Cada participante evoluciona en sus habilidades como maestro vidriero a lo largo de una campaña, creando una narrativa continua. Es una propuesta perfecta para quienes buscan profundizar aún más en el universo de Sagrada y disfrutar de una experiencia colaborativa y progresiva. Tiene la contra de que su precio es bastante elevado para los estándares que se manejan en Uruguay, $ 8.990, pero si te fanatiza la saga, vale la pena tenerlo.
Para quienes buscan una nueva adición a su colección de juegos de mesa o simplemente quieren probar algo diferente un fin de semana, Sagrada es una elección segura. Nunca me falló. No hace falta gran experiencia en juegos para disfrutarlo; sólo se necesita la voluntad de probar algo nuevo y la curiosidad de ver qué puede surgir de la combinación de azar y estrategia en esta especie de sudoku artesanal.
¿Será hora de sacar a relucir tus virtudes para la artesanía en vidrio y darle vida a tu propia vidriera?