“Número uno, pedimos un día de campo/ Un día de sol con canastas y vinos del campo/ Un día de asueto en que todos podamos mudarnos/ Cambiarnos un poco, reír, disfrutar del espacio”, canta Fernando Cabrera en su disco Río (2013). Aunque para José Luis Bazzano todos son días campestres, hace unos 15 años empezó a madurar el modo de dar a conocer su trabajo, de abrir las porteras al citadino y mostrarle cómo se produce lo que compra en el mercado.
Unido con productores de la zona conocida como el santoral canario, desde 2021 viene logrando, al menos cada dos meses, ese día de asueto compartido que reivindica Cabrera. El próximo sábado hay una nueva edición de esa Ruta por la horticultura y, con o sin transporte propio, todavía es posible sumarse.
Los circuitos van cambiando cada vez, por eso junto a turistas, locales y extranjeros (franceses, suizos, colombianos y venezolanos ya han sido de la partida), hay un grupo de fanáticos de estos recorridos, que no se pierden uno. De paso, se puede hacer un surtido en los distintos establecimientos.
Bazzano empieza hablando “de los principios filosóficos” de estos paseos creados “para fortalecernos y unir lazos culturales con la gente de las ciudades”. Dice que no pretenden mostrar riqueza ni grandes tractores o maquinaria, sino la producción chacarera familiar: “El otro sistema, de monocultivo y grandes productores, como está pasando, termina con el planeta. No funciona, envenena todo y lo nuestro es la esperanza del mundo. Lo digo siempre, que somos el primer eslabón en la vida y el último en reconocimiento”, reclama. Por eso, con iniciativas como esta ruta, busca empoderar a los suyos para que muestren lo que hacen sin vergüenza. Actualmente son unas 12 personas quienes sostienen el proyecto, tratando de ir abarcando los cuatro puntos cardinales: de San Antonio a Las Violetas o de Cerrillos a El Colorado, entre otras localidades, a razón de tres chacras cada vez.
Todo arranca en la plaza de San Antonio (Canelones), ya que a media cuadra tienen un lugar donde recibir a la gente: “Se llama La Casa de Todos, porque los abuelitos murieron y bueno, ahora quedó y explicamos que era gente del campo y cuando se fueron para el pueblo, había cientos de vecinos que iban a cambiarse los zapatos y la ropa, porque venían de caminos de tierra”, cuenta Bazzano.
Las presentaciones transcurren entre pancitos caseros, galletas, dulces, mermeladas y quesos de elaboración artesanal. En esta oportunidad saldrán en camionetas para recorrer cuatro kilómetros de campaña, hacia una granja de corderos cara mora, “que son una genética muy avanzada”, y allí, además, “tienen toda clase de bichos: gansos, pavos, gallinetas, gallina, chancho...”.
Tras una hora de visita, la caravana de vehículos continuará rumbo a Santa Rosa, a lo de Ubelia Ferrari, una paisana, poeta y cantora que cría pavos, gallinas, gansos, caballos y que también practica la horticultura orgánica.
Luego el contingente tomará la carretera hacia Las Violetas, “un recorrido muy lindo que está orillando el arroyo”, para llegar al espacio agroecológico Ñacundá, bautizado en honor a un ave nocturna. Al mismo tiempo, justifica Bazzano, tomó el nombre “como resistencia a este avance grande, porque hace un nido en la tierra, sencillito, y está en vías de extinción”.
Tomando ejemplo del ñacundá, hace 25 años que en su caso porfía para que funcione la producción orgánica. En su terreno mantiene un parque mixto, con 200 especies, contando árboles autóctonos. Durante el recorrido muestra cómo trabajan y cómo tienen sistematizada la producción. Son parte de la Red de Agroecología y principalmente cultivan boniato criollo, cebolla, ajo, zapallo, papas de colores y espárragos.
En su campo conviven las generaciones: los padres de su esposa, Brenda, viven en una casita a la entrada, su madre, otra octogenaria, también lo acompaña, además de las tres hijas del matrimonio, las primeras en ir a la universidad. Bazzano cuenta que su origen está en “familias muy guapas, trabajadoras, que vinieron de Italia y de Islas Canarias”, y ahora se enteró de un dato que lo alegra especialmente: “Tenemos un 30% de sangre indígena, también”, agrega quien está convencido de que “la gran sabiduría de la agroecología está en los mayas y en los incas”.
Tras las historias y las caminatas, se hace la hora del almuerzo. Este sábado habrá una cazuela de de matambre con chorizo cocinada por las mujeres de Con los Pies y las Manos en la Tierra, un colectivo que integra la Comisión de Fomento de San Antonio; los vegetarianos deben avisar para que les preparen un menú alternativo.
“Y siempre traemos un cantor de la zona y ahí nos entretenemos”, adelanta. El propio Bazzano es cantautor -antes iba a las iglesias y a festivales- y sus temas, como sus vivencias, están relacionados con el campo.
Luego de la sobremesa el grupo irá de regreso a San Antonio, esta vez para visitar el pueblo que sale a la avenida Las Palmeras (las que sobrevivan al temible picudo rojo) y a conocer, además de “la plaza más hermosa del país”, el antiguo almacén de ramos generales Casa Durante, con una historia que atraviesa cinco generaciones e incluye un pequeño museo.
La jornada culminará en la feria local, que las mujeres rurales montan quincenalmente, donde se podrán adquirir tanto artesanías como licores, conservas y verduras.
Los precios del paseo, que empieza sobre las 9.30 y termina hacia las 18.00, son los siguientes: tour completo para adultos cuesta $ 1.300; sin transporte, $ 920; sin comida, $ 700; sin almuerzo, $ 600; sin comida y sin transporte, $ 320. Para niños, la tarifa total es de $ 810; sin transporte, $ 600 y sin comida, $ 430. Para reservar: 095 907 975 y 091 852 252.