El colectivo Casa Wang ha ido acentuando la impronta social que vuelca en sus proyectos. Eso es palpable en el desplazamiento que estos artistas han procurado para el festival urbano que reeditan periódicamente. Afinando sus objetivos, esta vez procuraron salir de los barrios céntricos e intervenir en la periferia de Montevideo. Por sugerencia del gestor cultural Manuel Rivoir, tomaron contacto con el municipio G y la zona de Sayago norte, que agrupa una serie de barrios donde la autogestión y la unión vecinal es un motor importante: Las Retamas, 12 de Diciembre, Carlos Pilo, La Falda, 19 de Abril, Dos Aguas, Brandi y Coviciso. Buscaban un sitio donde fuera factible además tender redes para la concreción de los murales.
De hecho, el presente festival a cielo abierto se lleva adelante gracias a un Fondo Concursable para la Cultura obtenido el año pasado y al Fondo de Incentivo Cultural, ambos del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), que también lo declaró de interés ministerial. Cuenta con el apoyo del Municipio G, Esquinas de la Cultura (Intendencia de Montevideo-IM) e Infantozzi Materiales (que los apoya desde el primer festival), Brecha y Marmolería Laviere. Se trata de una producción de gran porte que implica distintas etapas y áreas de trabajo. Además reciben aportes a través de la plataforma: https://colectate.com.uy/festiwang.
La comunidad organizada -aquí bajo la denominación Interbarrial Arcoíris- constituye otro pilar fundamental para resolver a la par los desafíos que se fueron planteando, ya sea gestionar los recursos como articular los insumos que aportan empresas privadas. Es un entorno que no sólo tuvo que batallar para el logro de su infraestructura, sino que ha sido sistemáticamente vandalizado y que por eso mismo recibe con agrado propuestas que mejoren y pongan en valor el paisaje. Hay que comprender, como explican desde la organización del festival, que las charlas con las organizaciones vecinales comenzaron al menos seis meses antes del encuentro artístico, y que una vez definidos los muros que serán pintados, esos sitios reciben una mejora a nivel general: desde que las cuadrillas retiren basura hasta que se corte el pasto y que las paredes sean emparejadas en blanco. En esta ocasión no habrá grúas, ya que los muros más altos son de unos seis metros.
Ya que estas obras resignificarán el espacio público a gran escala y el propósito es que perduren, la definición de los temas a plasmar también se conversa con referentes barriales y quienes habitan ese entorno. Junto al proceso de relevamiento de muros fue necesario cumplir con los requisitos de elevación y seguridad, desarrollar una logística de materiales para los artistas, transporte y alimentación para el equipo, implementación de actividades didácticas con centros educativos de la zona, entre otras tareas. Así que asuntos como la fundación de los barrios, el derecho a la vivienda, el modo de organizarse y poner los temas sobre la mesa, hasta los nombres de las calles, donde se repiten los pájaros, van a marcar la tónica de esos murales.
El arte es prácticamente el corolario de un proceso de inserción mayor: “Pintamos en la calle para transformar el cotidiano y habitarla desde la poesía, el discurso y la imagen. Este festival pretende entender la ciudad como un relato, más allá de un espacio delimitado por sus muros, calles y avenidas. Un territorio en constante diálogo y construcción”, sostienen desde Casa Wang.
Diez años, cuarta edición
El colectivo de artistas, que comparte una casa-taller en Ciudad Vieja desde 2014, reúne muralistas, ilustradores, diseñadores, fotógrafos y docentes. Su espacio se caracteriza por promover instancias de intercambio, producción y reflexión en torno al arte con un foco en lo social. De allí que en esta primera década de actividad hayan trabajado en distintos proyectos, como la intervención de murales en el Centro Penitenciario de Santiago Vázquez, una serie de talleres y murales en unos 15 centros educativos junto con el Mides, residencias artísticas en Modelo Abierto (ex Mercado Modelo), pintadas de contenedores de basura junto con la Intendencia de Montevideo y un gran mural para la campaña de Unicef, entre otras muchas experiencias.
Su evento más importante es el Festival de Arte Urbano Wang, que tiene tres ediciones como antecedente: la inicial, en 2015, en el Centro, en 2018 en Tres Cruces (excárcel de mujeres de Cabildo), y en 2022 en Barrio Sur y Palermo. A lo largo de ellas participaron unos 30 artistas y se pintaron más de 30 murales.
Para su cuarta edición, el festival será en Sayago norte, localizado al noroeste de la capital. La escuela 376 y la policlínica Helios Sarthou (RAP-ASSE) funcionarán como puntos de encuentro.
Dos eventos darán cierre a estos intensos días de pintadas: por un lado, la recorrida en grupo para descubrir los murales de esta semana del festival y con la posibilidad de conocer a sus creadores. Está prevista para el sábado 13 a partir de las 15.00, tomando como punto de partida la policlínica Helios Sarthou (Picaflor 6307 esquina Cardenal). La caminata estará a cargo de Manu Rivoir de @streetartuy (archivo virtual del arte urbano de Uruguay). Recomiendan ir con calzado cómodo. Se trata de una actividad gratuita que se pospondrá para el fin de semana siguiente en caso de mal tiempo.
Finalmente, el próximo domingo, como es habitual, habrá una fiesta de cierre para celebrar que los murales estarán casi terminados. Será en la plaza Coviciso desde las 16.00. Actuarán la banda de plena La Deskarga, estarán la DJ Viky Style y la agrupación para niños Buscando la Polilla.
Para seguir el avance de los muros, se puede ir revisando el Instagram @festivalwang.