“¿Te das cuenta de que hace tres horas que no hablamos de enfermedades?”, le comentó una habitué de Paseos Plateados a su organizadora, Carolina dos Santos. La constatación no hacía más que confirmar el éxito de la propuesta, que apunta, desde hace dos años, a sacar a las personas mayores de la rutina hogareña. Las salidas que esta diseñadora industrial pauta, con una frecuencia promedio de tres veces por semana, alientan la autonomía de aquellos que, por estar jubilados o por ser grandes, sienten que su agenda se aquieta peligrosamente.

“Son paseos para personas mayores, por Montevideo y cercanías. Vamos al cine, al teatro, a museos, al ballet, a la ópera, a chacras y bodegas”, resume la cuenta de Instagram del emprendimiento.

Igualmente, una vez que se ponen en contacto, los interesados reciben la programación semanal a través de un grupo de Whatsapp, sin adquirir el compromiso de participar ni de pagar membresía o asociarse. “Cuando un paseo les atrae, me lo comunican y lo coordinamos”, explica Dos Santos. El pago es por adelantado, por transferencia bancaria o depósito en una red de cobranzas; en caso de no realizarse el paseo, por razones climáticas, por ejemplo, se les devuelve el dinero. La ventaja que ofrece el servicio es que “todo está resuelto”, desde la logística de gestionar la compra de ingresos o de asegurarse mesa hasta el traslado. “Los pasamos a buscar por el domicilio en varios autos; yo me ocupo de hacer las reservas y compras de entradas para funciones, para las meriendas, almuerzos o cenas. Les ofrezco mi acompañamiento cuidadoso y amoroso. Ya somos una gran familia de plateados con ganas de disfrutar”, asegura la organizadora.

Antes de sumarlos a la lista, que “funciona como una cartelera de espectáculos”, solicita que completen un formulario que, aparte de lo básico, solicita datos de mutualista y emergencia médica, si el eventual cliente necesita ayuda en algo (si presenta dificultades de visión, audición, movilidad), un contacto para llamar en caso de emergencia, así como su fecha de cumpleaños. Esta información facilita la previsión.

“La formación en diseño te da una cabeza muy abierta y promueve mucho la creatividad, el emprendedurismo. Eso colaboró para que terminara acá de alguna manera”, cuenta Dos Santos, que en el camino se desempeñó como conductora de Uber, trabajo que la fue acercando mucho a la realidad de la gente mayor, y durante la pandemia empezó a repetir pasajeros y a tender sus redes para concretar viajes particulares, ya fuera acompañándolos a la consulta médica, a realizar trámites o cualquier tipo de necesidad que se presentara. “Vi que había mucha soledad, que todavía tenían ganas de hacer cosas”, cuenta, y agrega que percibió claramente que los limitaban asuntos relacionados a la seguridad, la falta de compañía y la logística. “Perdemos un poco de vista que la tecnología es una herramienta maravillosa para facilitar un montón de cosas, pero que también a un montón de gente la excluye”, recalca. “Entonces, hay gente que se integra al grupo y con lágrimas en los ojos me dice ‘te agradezco tanto, porque estoy volviendo a hacer una cosa que me apasionaba, como ir al ballet’, por ejemplo”.

Como en otros ámbitos, la mayoría de los participantes son mujeres, como señala Dos Santos, “por una cuestión demográfica, por un tema psicológico social, que la mujer genera más vínculos, es más curiosa y le gusta salir. El hombre, salvo alguno, se jubila y se encierra en la casa a ver la tele”.

En paralelo, “es interesante ver el proceso que hacen; primero se integran con mucho recelo a ver qué es esto, porque falta generar la confianza: ellos no saben quién soy yo, no saben qué es Paseos Plateados. Van dando pequeños pasos y diría que en unas horas o en unos días se transforman y se integran con pasión; encuentran realmente un grupo, una comunidad de referencia, pares con los cuales compartir cosas lindas”. La situación es comprensible a una edad en la que muchos pueden haber perdido ya amigos o fueron quedando aislados por diversas razones. “Es un disparate y es una injusticia, porque se supone que la sociedad promueve alargar la vida, pero el asunto es para qué, si no le ponés contenido, si no le ponés propósito”, cuestiona.

Dos Santos apunta al concepto de manada en un sentido positivo, pensando en cómo los animales se apoyan y encuentran su lugar en la grupalidad. Al mismo tiempo, la organizadora prioriza la comodidad de cada asistente: “Hay gente que va a paso de tortuga, pero no quiere que la ayude. Y tenés que respetar eso también, porque cada uno lo va manejando como va pudiendo. Viene mucha gente que está pasando por momentos duros, duelos o reinsertándose después de una enfermedad, y hay gente que está mejor y que está súper disponible para la ayuda. Es precioso porque está el que necesita ayuda y la pide y el que está disponible para dar un abrazo, para poner una oreja, para dar un consejo, para lo que sea. Es muy lindo verlo, porque son un montón de vínculos que están surgiendo de la nada entre gente que nunca se había visto en su vida”.

Las relaciones fluyen dentro de un espectro amplio de paseos que Dos Santos difunde de manera quincenal y a los que cada cual se suma en la medida en que le interesan o puede costearlos. Los costos son tan variables como las actividades. Cuando se trata de visitas gratuitas a museos, son más accesibles. Para las proyecciones de cine, lo más estandarizado por ahora, generalmente se eligen funciones tempranas, a mitad de semana, y la salida, que implica en general unas cuatro horas desde que los van a buscar hasta que los llevan de vuelta, ronda los $ 2.000, con una instancia de merienda incluida, por asunto de operatividad, en el mismo sitio. El teatro es otro caballito de batalla, aunque Dos Santos también propicia encuentros temáticos (en el bar Tabaré, en La Estacada, en el restaurante del Castillo Pittamiglio o en Arcadia, en el hotel Radisson, entre otros), para las que produce insumos o pide el aporte de sus paseantes habituales.

“Tengo un recurso humano hermoso; hay gente muy culta, muy dinámica y muy amorosa. Entonces, terminamos cantando, recitando, haciendo cuentos, o sea, surgen cosas del propio grupo”, cuenta. No pierde la oportunidad de tener detalles con sus clientes, como regalarles una rosa para el Día de la Mujer: “Consiste en buscar momentos y actividades que los colmen”, resume. La asistencia varía de un paseo al otro, desde nueve personas en adelante.

Para lo que resta de marzo y abril tiene programadas salidas al cine (suelen ir preferentemente al complejo Alfabeta o a Cinemateca), una cena de pasos que conjuga una charla sobre Jackie Kennedy Onassis en el Radisson, el jueves van al Teatro del Notariado a ver la obra Cosas maravillosas y el sábado verán la comedia Vecinas en alerta en La Experimental de Malvín. Esa misma tarde, quienes quieran pueden sumarse a un paseo por viejas quintas del Prado, un recorrido en alianza con Famatour, mientras que el domingo la propuesta es ir a una chacra para una jornada de sanación con caballos. Se viene además un Detrás de la pantalla sobre los entretelones de Hollywood, junto a Jackie Rodríguez Stratta, y una visita al Arboretum Lussich, en Punta Ballena. La agenda está abierta y por más información hay que comunicarse con el 099 668 870.