Supongamos que en los últimos días tuvieron la suerte de ir al cine a ver Star Wars: The Last Jedi, el octavo episodio de la saga ocurrida hace mucho, mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana. Supongamos que la aventura escrita y dirigida por Rian Johnson les tocó el corazón y los sorprendió gratamente por varias decisiones arriesgadas que sacudieron la modorra de la saga.

Supongamos, en resumen, que salieron de verla y quedaron enganchadísimos con el universo creado por George Lucas hace 40 años, mucho antes de que los fanáticos pidieran a gritos que alguien con mayor talento se encargara de sus propias creaciones. El bicho humano es así.

Los servicios de televisión a demanda tienen varias opciones para saciar esa sed intergaláctica, al menos hasta que Disney termine de asentarse como megacompañía global y lance su propio streaming (al que nos suscribiremos de inmediato, no vamos a engañarnos).

Netflix ofrece tres opciones muy diferentes de series, con Star Wars: Rebels como la mejor para tirarse en el sillón y darle play mientras seguimos recordando escenas de la película. ¿Por qué Rebels? Porque, al igual que el Episodio VIII, zafa del vicio de hacer que todo gire alrededor de la familia Skywalker o de que Luke, su hermana y su sobrino (¿ya se puede decir que es el sobrino?) sean fundamentales para la trama.

En esta serie animada los protagonistas son seis ilustres desconocidos, que conforman un grupo de rebeldes (duh) que realiza misiones que hacen tambalear al poder del Imperio Galáctico en un planeta llamado Lothal.

Nuestro principal protagonista, y personaje punto-de-vista es Ezra, un jovencito que cruzará su camino con la variopinta tripulación de la nave Fantasma. Allí conocerá al enigmático Kanan, la experta piloto Hera, el gigantón Zeb (cuyo diseño está inspirado en los primeros bocetos de Chewbacca), la experta en explosivos Sabine y un droide llamado Chopper, cuya mala onda lo separa de todos los otros droides adorables de la saga.

Con la mira puesta en el público menudo, los episodios de 22 minutos pueden resultar un poco repetitivos en su fórmula: la tripulación del Fantasma comienza una misión en la que algo sale mal, pero logra recuperarse. Eso los pone en el camino de una misión más importante, que también tendrá dificultades pero dejará al Imperio mordiendo el polvo justo antes de los créditos y la música de cierre del enorme John Williams. Sin embargo, el desarrollo de los personajes alcanza para camuflar el poco vuelo creativo... al menos en la primera temporada, que es lo que este reseñador tuvo tiempo de binge-watchear en estos últimos días.

Los guiones permiten establecer la relación entre cada uno de los protagonistas, quienes van fortaleciendo los lazos de esa familia formada frente a las dificultades de vivir bajo la pata de un régimen opresor, que para peor parece contar con una cantidad infinita de soldados vestidos de blanco a los que asesinar.

Bueno, “asesinar” es una palabra muy fuerte, pero Rebels tiene una gran cantidad de muertes para ser una animación infantil. Allí es donde sus productores agradecen a Lucas la idea de que el ejército enemigo no tenga rostro, ya que no duele tanto ver cómo los Stormtroopers caen por decenas o los TIE Fighters explotan por los aires sin que nuestra empatía se ponga en funcionamiento.

El Imperio Galáctico es el gran perdedor de la serie no solamente porque es el enemigo. La gran mayoría de los episodios contiene una pequeña victoria para los buenos, y será agotador ver cómo un puñado de villanos fracasa una y otra vez, como si se tratara de los romanos que rodeaban la aldea gala de Asterix (y terminaban dando más lástima que otra cosa).

Eso no quita que haya un par de malosos destacables, como Kallus o el intimidante Inquisidor. Sin mencionar un par de presencias salidas directamente de la trilogía original de Star Wars. Es que, al estar ambientada en el fértil período entre el final de las precuelas y la película que dio comienzo a todo, permite la aparición de figuras destacadas del folclore warsístico.

La animación es sencilla pero efectiva, con esos cabellos que se mueven al unísono y recuerdan a las pelucas de Lazytown. La acción espacial está a la orden del día y la Fuerza es un elemento siempre presente, debido a que tanto Ezra como Kanan son capaces de canalizarla. Son un jedi y su padawan, hablando pronto y mal. Y si bien puede sonar demasiado familiar el concepto de “aprendiz de jedi con poca paciencia que le pone los pelos de punta a su maestro”, Star Wars: Rebels sabe cómo dosificar el aspecto más místico de las aventuras de los amotinados del planeta Lothal.