Uno imagina que Netflix saca cuentas antes de tomar una decisión así. En 2021 pagó 450 millones de dólares por los derechos de dos secuelas de Knives Out: entre navajas y secretos, la divertidísima película de Rian Johnson estrenada en 2019 que contaba con un elenco de lujo para protagonizar un misterio detectivesco. Había costado (¡apenas!) 40 millones de dólares y recaudó más de 300, además de merecerle a Johnson la nominación al Oscar en la categoría Mejor Guion Original.

La primera de esas secuelas, titulada Glass Onion: un misterio de Knives Out, tuvo en noviembre una exhibición limitada de apenas una semana –en la que recaudó 15 millones de dólares–, algo que la plataforma hace con títulos puntuales para que cumplan un requisito mínimo de presencia en salas y sean elegibles en la temporada de premios. Pero a los siete días desapareció de los cines, y ahora solamente se la puede ver en streaming. En Uruguay ni siquiera tuvimos esa ventanita.

De nuevo, uno imagina que una de las empresas de entretenimiento más grandes del mundo pone en la balanza ventajas y desventajas de un estreno comercial, y prefiere que esta divertida película esté disponible en exclusiva para sus suscriptores. Soy uno de ellos, por eso estoy aquí contándoles todo (menos quién es la persona asesinante).

Es que, como indican la lógica y el título, estamos ante un nuevo misterio. Un nuevo asesinato y un nuevo grupito de personas pudientes que conforman la lista de sospechosos. Y si lo de sucesivos grupos de ricachones mostrando la hilacha les recordaba a The White Lotus, esta segunda aventura transcurre en una isla exclusiva. Pero tranquilos, que el Navajaverso es anterior.

La conexión entre historias es, como en ejemplos clásicos de la narrativa detectivesca, el resolvedor (el verano me pone rebelde con el lenguaje). Daniel Craig, quien estuvo cinco veces en la piel de James Bond, interpreta por segunda vez a Benoit Blanc, un personaje con una gran habilidad para los acertijos, en especial aquellos que incluyen personas muertas. A diferencia de otros genios del ramo, desde Sherlock Holmes para acá, no parece tener un ego excesivo u otras cualidades repelentes. O al menos la historia no las ha mostrado; apenas asumimos que es sureño por su acento, además de algún detalle con cameo incluido que tendremos en esta ocasión.

En su primera aventura, Blanc resolvía la muerte de un escritor de misterio (Christopher Plummer) que fallecía en su propio hogar. Los sospechosos eran interpretados por Jamie Lee Curtis, Chris Evans, Ana de Armas, Michael Shannon, Don Johnson, Toni Collette y Lakeith Stanfield. Desde que el director dijo que le interesaba volver periódicamente a contar estas historias, los internautas armaron sus “elencos soñados” para posibles secuelas.

La segunda tanda de actores y actrices tiene poco que envidiarle a la primera. Todo comienza con un millonario muy, muy parecido a Elon Musk (Edward Norton), que invita a cinco amigos a un fin de semana en el que jugarán a los detectives en su isla privada. Hasta allí llegan una diseñadora de modas con tendencia a las frases desafortunadas (Kate Hudson), un científico que trabaja para el millonario (Leslie Odom Jr.), una gobernadora que aspira a llegar al Senado (Kathryn Hahn), un gamer defensor de los varones (Dave Bautista) y la exsocia fundadora de la compañía millonaria (Janelle Monáe).

Ahora que tengo vuestra atención, regreso a un detalle presente al comienzo de la película y luego originalmente ignorado: la pandemia. La historia está ambientada en mayo de 2020, y choca ver a los actores con tapabocas, cuando Hollywood está tan dispuesta a ignorar lo ocurrido en los últimos años, tanto dentro como fuera de la narrativa. Está ahí durante unos minutos; prepárense mentalmente.

El resto de la acción confirma a Rian Johnson como un creador que se divierte filmando. Y si no lo hace, lo disimula muy bien. Su intención no es demostrar que es el más inteligente del grupo, sino entretenernos durante 140 minutos con un misterio para el que esparció pistas, pero que es más divertido sentarse a mirar y disfrutar del recorrido (dicen que allí está la recompensa).

Si haber visto la película anterior me había dejado reminiscencias de Clue (Los siete sospechosos, El castillo del misterio o El juego de la sospecha), acá terminan siendo films hermanados, ya que este segundo misterio encaja tranquilamente en la escuela de “excéntrico invita a un grupo de personas a su casa y una, al menos, pierde la vida”. ¿Quién lo hizo? Bueno, tenemos la suerte de que Benoit Blanc y su acento sureño se encuentren entre los invitados.

En este realismo exagerado, con la perilla de saturación subida en exceso, se desarrolla una aventura que bien podría ser una obra de teatro o un videojuego, en la que las pistas pasan a alta velocidad, pero (de nuevo) no resulta frustrante. La resolución también difiere de la primera Knives Out, y el director opta por contarnos media historia, para luego rebobinar e ir llenando cada uno de los espacios (como si la explicación de Sexto sentido hubiera ocupado 50% del metraje).

Entretenimiento justo para estas fechas, para ser disfrutado solo o en compañía, y para ponerse a soñar con nuevos elencos para las próximas entregas.

Glass Onion: un misterio de Knives Out. De Rian Johnson. Estados Unidos, 2022. Con Daniel Craig, Edward Norton y Janelle Monáe. En Netflix.