Si la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos se sale con la suya, la próxima ceremonia de entrega de los premios Oscar, que se celebrará el domingo 27 de marzo en el Dolby Theatre, será diferente a las ante¬riores. En una carta firmada por su presidente, David Rubin, la organiza¬ción presentó con mucho entusiasmo una modificación que incendió las redes sociales.
“Es un evento televisivo en vivo, y debemos priorizar a la audiencia para aumentar la participación de los espectadores y mantener el show vital, activo y relevante”, dice el texto, en referencia a la continua caída en los ratings de la ceremonia, al punto de que hasta el expresidente Donald Trump llegó a burlarse del asunto.
“Con el fin de dedicarles más tiempo al entretenimiento y la parti¬cipación de la audiencia a través de la comedia, los números musicales, los clips de películas y los tributos, se realizará un cambio en la pro¬ducción del show”. Y aquí viene la gran polémica: los productores de la ceremonia y los directivos de la Academia decidieron que “todas las categorías de premios aparece¬rán en la transmisión televisiva, pero ocho premios se presentarán inicialmente en el Dolby Theatre una hora antes de que comience la transmisión en vivo”. Esta decisión se habría tomado “después de escu¬char con atención los comentarios y sugerencias de nuestra comunidad cinematográfica, nuestro socio de la cadena televisiva y todos aquellos que aman los Oscar”.
Rubin aclaró que las ocho catego¬rías degradadas no se presentarán durante el show previo ni durante la alfombra roja, sino que las en¬tregas “serán editadas por nuestros equipos creativos y de producción, y serán integradas al show televisado”. Prometió que todos los discursos ganadores estarán en el programa y que esto no significará grandes cambios para los espectadores que sigan la ceremonia desde sus hogares. “Y la transmisión terminará con la categoría de Mejor película a las tres horas de programa”.
Las ocho entregas que se harán previamente, si es que no hay vuelta atrás, son: Cortometraje, Cortometra¬je animado, Documental, Edición, Maquillaje y peluquería, Diseño de producción, Sonido y Banda so¬nora. En la carta, el presidente de la Academia pidió “comprensión” mientras buscan un balance en la experiencia tanto para los asistentes como para los televidentes. “En el futuro evaluaremos este cambio y seguiremos buscando formas de hacer que nuestro espectáculo sea más entretenido y más emocionante para todos los involucrados”.
La Academia parece destinada a repetir el (pequeño) escándalo de 2019, cuando anunció que algunas de las categorías menos llamativas, como Fotografía (cinematografía) o Edición, recibirían los premios durante los cor¬tes comerciales. En aquel momento, el director Alfonso Cuarón (ganador por Gravity y Roma), escribió: “En la histo¬ria del cine existieron obras maestras sin sonido, sin color, sin historia, sin actores y sin música. Ninguna película existió sin cinematografía ni edición”.
La respuesta de la industria obligó a la organización a dar marcha atrás, y en este momento se encuentra ante una situación similar.
En Twitter, actualmente la red so¬cial con más capacidad de imponer temas de conversación y encender discusiones, los cinéfilos se mani¬festaron contrarios a una medida que calificaron de ridícula, a veces con ironía. “Definitivamente, sigan persiguiendo a los espectadores a los que no les gustan los Oscar, alienando a los que sí les gustan, mentes brillantes”, escribió el comu¬nicador Joe Reid.
La categoría degradada por la que se hicieron oír más quejas fue la de Edición. Muchos recordaron la frase del director francés Robert Bresson: “Una película nace tres veces: primero cuando se escribe el guion, luego cuando se filma y finalmente cuando se edita”. El periodista de espectáculos Brian Tallerico ironizó en su cuenta de Twitter: “Una película se hace tres veces: cuando se escribe, cuando se filma, y una tercera vez que realmente no importa”.
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