Este lunes quedó inaugurada la sala Idea Vilariño en una de las alas del edificio del teatro Solís, donde hasta hace unos años funcionaba el restaurante Rara Avis. El evento comenzó con una lectura de la poeta y dramaturga Raquel Diana y contó con la presencia, entre otras autoridades, de la intendenta de Montevideo (IM), Carolina Cosse, la directora del teatro Solís, Malena Muyala, y la directora de Cultura de la IM, María Inés Obaldía. A diferencia del resto de los espacios del Solís, la nueva sala es manejada desde esa dirección de Cultura.

La idea es programar actividades literarias -como presentaciones de libros o el próximo Mundial de Poesía-, pequeños recitales y presentaciones teatrales. A diferencia de lo que se presenta en el Solís, se tratará de instancias puntuales (no de temporadas), coordinadas con lo que ocurre en el resto del edificio, donde funcionan, además de la sala principal del teatro, la sala Zavala Muniz y la sala Delmira Agustini.

“Buscamos que esté conectado con la agenda, con el día a día”, dijo a la diaria Obaldía, quien destacó la belleza de la sala, con sus paredes rojo granate, sus elegantes luminarias y sus amplios ventanales, así como su plasticidad para transformarse de acuerdo a los eventos que ocurran. “Queremos que sea lo más polifuncional que se pueda”, afirmó la directora, y también expresó su deseo de que en la sala haya distintas actividades a lo largo del día.

El espacio estuvo abandonado durante siete años, desde que cerró el restaurante que funcionaba bajo el régimen de concesión a un privado, y se deterioró. Hace dos años, comenzó un trabajo de recuperación del espacio, que incluye la mayoría del piso que estaba en la planta baja (menos la que fuera la cocina), un entrepiso -”es una sala y media, si se quiere”- y un primer piso, donde ensayarán las orquestas de la IM. La balaustrada de ese piso, que da a la calle Buenos Aires y se abre a la plaza Independencia, también será escenario de conciertos, cuando el tiempo lo permita. El subsuelo, donde funcionaba una cava, todavía está siendo restaurado.

Obaldía expresó su deseo de que permanezcan algunas señales del restaurante en el lugar, porque, “después de todo, Idea también fue una rara avis”. Otra de las guiñadas tiene como destino a la sala que funciona en el ala opuesta del edificio, dedicada a otra poeta y rara avis: Delmira Agustini.

Antes de la inauguración oficial, la sala ahora oficialmente bautizada Idea Vilariño albergó dos eventos de prueba: El viaje hacia Morosoli de la Ovidio Titers Band, durante las vacaciones de julio, y la presentación de Amores prohibidos, la novela póstuma de Graciela Mántaras.

La actividad de la sala es programada por un equipo del departamento de Cultura Municipal que integran, entre otras personas, Belén Pazos y la asesora de Letras Lucía Germano. “Estamos abiertos a nuevas propuestas”, dijo Obaldía, y agregó: “Queremos habitar esta sala, como dijo la intendenta”.