La gira This is not a drill (Esto no es un simulacro) de Roger Waters, que llegará a nuestro país en noviembre, generó una fuerte polémica en su paso por Alemania, incluso antes de las presentaciones. En febrero, el Ayuntamiento de Fráncfort había intentado revocar el contrato para el uso de su sala de eventos, usada como centro de detención de judíos por los nazis, entendiendo que el exlíder de Pink Floyd era “uno de los antisemitas de mayor proyección del mundo”. La acusación respondía a su postura de solicitar un boicot cultural al Estado de Israel y comparar el trato hacia los palestinos con el apartheid sudafricano.

Los días 17 y 18 de mayo se realizaron dos conciertos en el estadio Mercedes-Benz Arena de Berlín que generaron inmediatos repudios. Waters comenzó a subir la temperatura en la previa: “El espectáculo comenzará en diez minutos y un tribunal de Fráncfort ha dictaminado que no soy antisemita”, se proyectó en las pantallas. “Para que quede claro, condeno el antisemitismo sin reservas”.

Lo que provocó el mayor rechazo mediático fue la aparición del músico vestido al estilo del musical Pink Floyd - The Wall, con una larga chaqueta negra, un brazalete rojo y un fusil de utilería que fingió disparar. Del techo colgaban pancartas al estilo del Tercer Reich, con martillos cruzados en lugar de esvásticas, iguales a aquellos que marchaban con paso de ganso en una de las animaciones de la película.

En otro segmento las pantallas mostraban los nombres de personas asesinadas por las autoridades de diversos países, incluyendo el de Ana Frank, justo a continuación del de Shireen Abu Akleh, periodista de Al Jazeera asesinada en mayo de 2022 mientras cubría un enfrentamiento en el que se encontraban fuerzas israelíes, quienes admitieron una “alta posibilidad” de ser responsables de su muerte.

Después de los shows las redes sociales del Estado de Israel publicaron el siguiente mensaje: “Buenos días a todos menos a Roger Waters, que pasó la noche en Berlín profanando la memoria de Ana Frank y de los seis millones de judíos asesinados en el Holocausto”. La Policía berlinesa, mientras tanto, anunció el inicio de una investigación por posible glorificación, justificación o aprobación del gobierno nazi, algo que está fuertemente penado en Alemania.

El músico respondió las acusaciones mediante un comunicado. “Mi reciente presentación en Berlín motivó ataques de mala fe de aquellas personas que quieren ensuciarme y callarme porque discrepan con mi punto de vista político y mis principios morales”, escribió. “Los elementos de mi presentación que han sido cuestionados son claramente una declaración en oposición al fascismo, la injusticia y la intolerancia en todas sus formas. Los intentos de presentarlos de otra manera son falsos y tienen una motivación política. La representación de un fascista demagogo y desquiciado ha sido parte de mis shows desde The Wall de Pink Floyd en 1980”.

“Cuando era niño, después de la guerra, el nombre de Ana Frank se pronunciaba en nuestro hogar como recuerdo permanente de lo que ocurre cuando el fascismo no se controla. Mis padres pelearon contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial y mi padre pagó el precio final”. Eric Fletcher Waters fue asesinado en 1944 durante la Batalla de Anzio, cuando Roger tenía cinco meses de edad.