“Cada uno da lo que recibe /Y luego recibe lo que da / Nada es más simple/ No hay otra norma / Nada se pierde/ Todo se transforma”, afirma el uruguayo Jorge Drexler, en una de sus más célebres melodías, afiliado a una máxima de la economía del karma de la que no necesariamente se desprenden beneficios o dificultades, y que suena, sobre todo, como una advertencia de un destino insalvable, bajo las reglas del sistema capitalista.

El 15 de diciembre de 1992, Death Row Records lanzó al mercado The Chronic, el primer disco solista en la carrera de Andre Young, más conocido como Dr Dre. Menos de un año después, el 23 de noviembre de 1993, el mismo sello discográfico puso al frente a Calvin Broadus, más conocido como Snoop Dogg, con la edición de su álbum Doggystyle, y ya nada fue igual, no solo en el mundo del rap y el hip-hop, ni siquiera en el de la música.

El impacto de la obra de los dos artistas, responsables de los méritos de ambos discos, fue tan grande y expansivo que treinta años después, jóvenes de las altas sociedades del mundo se siguen vistiendo a la moda con ropa oversize, y toda una generación de aspirantes a estrellas acumula disparos de mentira en sus videoclips de redes sociales, en buena medida, inspirados en las fábulas y los personajes -y los looks- ideados por dos artistas afroamericanos criados en Compton, California, y acostumbrados a lidiar con la persecución policial, la cárcel, y la vida de los narcotraficantes del barrio.

A cambio, el destino les trajo fortunas que superan los millones de dólares, el reconocimiento de la crítica especializada y los fans, que coinciden en ubicar a The Chronic y Doggystye, entre los más influyentes en la historia del rap, y el estatus de infalibles de la producción musical y las rimas de flow contagioso, con el que llegan juntos a esta navidad del 2024, no sin heridas en el camino.

Dr Dre, del que también debe contarse su álbum 2001 (editado en 1999) nunca supo cómo corresponder a las altas expectativas generadas en su edad dorada y mandó a un cajón, varias veces, su sucesor Detox, que aún permanece inédito.

Por su parte, Snoop Dogg eligió una carrera sin pausas, con constantes ediciones discográficas y negocios en otros rubros: televisión, cine, snacks con gusto a barbacoa, ligas deportivas.

Juntos siempre fueron dinamita. Alcanza con chequear, por ejemplo, su actuación en el show de medio tiempo del Super Bowl de la liga de fútbol americano, en febrero de 2022, o con volver a escuchar el vigente “Deep Cover”, de 1991.

Missionary es el vigésimo álbum de estudio de Snoop Dogg, y es todo un dato que en su portada —que emula el envoltorio de un preservativo— no lleve la firma de Dr Dre, que fue el productor responsable del long play y jefe de un ejército de productores involucrados entre los que se destaca el veterano Sam Sneed. La placa, editada por el renovado Death Row Records, trae 16 canciones de las cuales, muy probablemente, ninguna vaya a parar a los setlists de los próximos shows de Snoop Dogg. Nada que antes ya no le haya pasado a los Rolling Stones.

Lo que no se echa en falta son la solidez y el esmero de Dr Dre, a la hora de entregar beats y melodías originales, y la habitual confianza y desparpajo de Snoop Dogg, al momento de lanzar sus rimas. La fórmula elegida por el beatmaker combina samples souleros de los setentas y con otros del rap de los noventa, apariciones de artistas casi desconocidos y una capa de instrumentos analógicos, en teclados, bajos y vientos.

El disco tiene tracks con los que el dúo puede convencer a cualquier oyente de Océano FM. Es el caso de "Gorgeous", el primer corte del disco, que cuenta con la participación de la cantante Jhené Aiko, y un arreglo de jazz ideal para el difunto Nate Dogg.

En “Shangri -La” Snoop y Dre se agitan mutuamente, bajo una ambientación de blackxplotation, extraída del disco Jamal plays Jamal (1974), del pianista Ahmad Jamal, en una segunda intro que no supera los dos minutos.

En el medio del tracklist están colocadas las dos grandes apuestas mainstream: “Last Dance with Mary Jane” incluye el estribillo de “Mary Jane's Last Dance”, de Tom Petty, sampleado en una balada de rock para yates, envuelto en efectos de brillo de modo magistral, y que va a parar a un country deforme en la voz virtuosa del cantante Jelly Roll. La pieza dividirá las aguas entre puristas del rubio compositor y los amantes de otras aventuras parecidas, como “Stan”, de Eminem.

“Another part of me” lo tiene al propio Sting en una versión saturadísima y vacía de “Message in a bottle” que no va a ningún lado, aunque le iría perfecto a un disco de los canadienses Magic!.

Los amantes del buen gangsta rap, tengan paciencia, que lo bueno aparece de la mitad del disco hacia el final. "Skyscrapers", con versos de Method Man and Smitty, tiene todo para ser memorable, especialmente un arreglo orquestal para trompetas, extraído de “A donde quiera” (1974), del cantante mexicano Marco Antonio Muñiz, puesto a sostener la épica de un rey que evoca las hazañas que confirman su poderío.

En "Gunz n Smoke" se escucha al mejor Snoop, el relajado, junto al estoico 50 Cent y el increíble Eminen, cuyo único verso compite entre los mejores de todo el disco, en un rap inspirado en The Notorious B.I.G..

"Sticcy Situation", con participaciones de K.A.A.N. and Cocoa Sarai, es una masterclass del beatmaking. Dre arma un viaje de vuelta hacia las épocas de los And1 Mixtapes de venta callejera y las bermudas largas, mezclando una interpolación del estribillo de “Tom's Diner” de Suzanne Vega, el beat del remix de “One More Chance / Stay With Me” de The Notorious B.I.G, y la base del clásico “Hyperbolicsyllabicsesquedalymistic”, de Isaac Hayes.

El mejor momento del dúo, el que más se acerca a los sueños de los fans más acérrimos del rap de la costa oeste, llega en “Hard Knocks”. Con gran astucia, Dre teje sobre “Mujer, Gracias por Tu Llanto”, una canción coescrita por el músico argentino Ricardo Lew —ex guitarrista de Ruben Rada— e incluida en el disco debut del grupo argentino de jazz fusión Alma y Vida, editado en 1971. El verso dos de Snoop, por otro lado, es de lo mejor de su carrera: su vida real de joven dealer y futuro artista, mezclada con el crudo relato cinematográfico de John Singleton, en el icónico film de época Boyz n the Hood (1991). Una frase: “Murder was the fuckin' case / That's the killa Cali way/ Ricky in the alley way, just another Saturday” (El caso era asesinato / es el estilo matador de Cali / Ricky en el callejón / un domingo más) .

Missionary, de Snoop Dogg. Death Row Records, 2024. En plataformas.