Megalopolis, la más reciente película de Francis Ford Coppola, viene siendo noticia desde hace más de dos años. En una entrevista con GQ en febrero de 2022, el director de El Padrino (1972) y Apocalypse Now (1979) se refirió al proyecto que concibió en 1977 y revivió en varias oportunidades, para confirmar algo que sonaba descabellado: el presupuesto de 120 millones saldría de su propio bolsillo.
La reacción de los ejecutivos de Hollywood ante este proyecto fue la misma que cuando había ganado cinco premios de la Academia, era el director del momento y les propuso filmar Apocalypse Now, contó el director. “Soy el dueño de Apocalypse Now. ¿Saben por qué? Porque nadie más la quiso”. Si eso ocurrió “cuando tenía 33 años y había ganado todos los premios y roto todos los récords, y aun así nadie quería unirse”, no le extrañó que volvieran a hacerlo con esta historia. “Cuanto más personal la haga, más difícil de financiar será”.
“No es que los 120 millones sean todo lo que tengo. Les he legado mucho a todos mis hijos. Y lo más grande que les he legado es su conocimiento y su talento: Sofia no va a tener problemas. Roman no va a tener problemas. Son todos muy capaces”, explicó Coppola. Dijo que vendió parte de su imperio vitivinícola para usar ese dinero como garantía para pedir el crédito, y agregó. “Si voy a invertir 120 millones de dólares de mi propio dinero, que es lo que hice, básicamente, estoy esperando para hacerla, quiero que el resultado sea bueno para la humanidad”. Sobre el desempeño económico fue claro: “No podría preocuparme menos; no significa nada para mí”.
La película tuvo su estreno en Cannes, donde algunos de los aspectos menos ortodoxos de la historia fueron los que tuvieron mayor cobertura, como el momento en el que una persona presente en la sala le hace una pregunta a uno de los personajes de la película y este la responde. Preparándose para el estreno comercial, los encargados de marketing se aprovecharon de la experiencia de Coppola, incluyendo los hechos mencionados en la entrevista anterior, como para decir: “Cuando se estrenan son mal recibidas, pero luego se convierten en clásicos”.
Fue así que el tráiler de Megalopolis que debutó hace unos días comenzaba con la voz de Lawrence Fishburne que decía: “La verdadera genialidad muchas veces es incomprendida” y seguían extractos de reseñas negativas de sus películas más aclamadas por parte de grandes plumas de la crítica del siglo pasado, como Pauline Kael y Andrew Sarris. El problema es que ninguno de ellos las había escrito.
A las pocas horas se descubrió que no formaban parte de las críticas originales de la década de 1970, que además habían sido positivas. De hecho, la hipótesis que obtuvo el consenso general es que habían sido obtenidas mediante una inteligencia artificial generativa como ChatGPT, ya sea buscando “inventar” críticas o como resultado de una búsqueda (recordemos que los resultados de las búsquedas de ChatGPT pueden ser parcial o totalmente erróneos).
Ese mismo día, la distribuidora Lionsgate bajó el tráiler y emitió un comunicado en el que pedía disculpas por el “error imperdonable”. Dos días después, anunció que había despedido a Eddie Egan, el consultor de marketing que estuvo detrás de la malograda jugada promocional, más allá de que haya quienes opinen que “no existe la mala publicidad”. Díganselo a Egan.
Jenna Ortega: en falsa carne propia
Jenna Ortega se hizo famosa por series como You y Merlina, y películas como X, de Ti West, o un par de entregas de la saga Scream. Invitada al podcast The Interview de The New York Times, la actriz de 21 años contó cómo la inteligencia artificial (IA) determinó que abandonara una de las redes sociales más reconocidas, aunque en franca decadencia desde que fue comprada por Elon Musk.
“Odio la IA”, confesó. “La cosa es así: la IA puede ser usada para cosas increíbles. Creo que vi algo el otro día donde decían que la IA es capaz de detectar el cáncer de mama cuatro años antes de que avanzara. Eso es hermoso. Dejémosla para eso”.
El rechazo llega luego de que en la red antes conocida como Twitter aparecieran imágenes explícitas de ella como adolescente, resultado de la manipulación con IA. “Es terrible. Está mal”, dijo. También reveló que el primer mensaje privado que abrió en esa plataforma “era una foto no solicitada de los genitales de un hombre. Ese fue el comienzo de todo lo que se vendría”.
“Tenía una cuenta de Twitter porque me habían dicho: ‘Tenés que hacerlo, tenés que construir tu imagen’. Terminé borrándola hace dos o tres años, luego de que se estrenara Merlina”, agregó Ortega, quien dijo de los mensajes que le llegaban “eran desagradables”. “Me hacían sentir mal. Me hacían sentir incómoda. Un día me desperté y pensé: ‘Ya no necesito más esto’, así que la borré”.