En los últimos días se hizo público un comunicado de la Asociación de Directoras, Directores y Guionistas de Cine y Obras Audiovisuales del Uruguay (DGU), firmada por su Comisión Política, en donde se manifestaba “preocupación y descontento” por la situación del cine en nuestro país, “en especial en lo referente a la producción de obras de ficción de autoría nacional”.

La carta señalaba el descenso en la cantidad de estrenos, vinculándolo principalmente con dos factores: el debilitamiento de los Fondos de Fomento, que deja a las producciones dependientes del Programa Uruguay Audiovisual (PUA), y el propio PUA, que según DGU está implementado de tal forma que favorece a las producciones extranjeras con coproducción minoritaria, que se presentan como nacionales.

Estos cambios son consecuencia de la derogación de casi todos los artículos de la “Ley de cine” en la Rendición de Cuentas de 2022.

Manolo Nieto, integrante de la Comisión Política de DGU, dijo a la diaria que esta situación comenzó a notarse el año pasado, más allá de que el registro riguroso de la Agencia del Cine y el Audiovisual del Uruguay (ACAU) tenga varias películas registradas. “Películas con reconocimiento, con trayectoria, que logren posicionarse en el circuito nacional e internacional, son las que no se ven, las que están faltando y las que se están extrañando”.

“Ha mermado mucho la producción, y tiene que ver con la nueva lógica del sistema de financiamiento. Tiene que ver con el desplazamiento de la obra nacional por servicios de producción o por coproducciones minoritarias, que es la forma que están encontrando los productores uruguayos de entrar en películas argentinas, ante la dificultad de conseguir una financiación más grande”, explicó Nieto.

Según el cineasta, en este nuevo sistema las coproducciones minoritarias y las producciones mayoritarias nacionales están “en la misma bolsa”, al no haber una distinción en la definición. “Nos preocupa que haya mermado muchísimo la obra de propiedad intelectual netamente uruguaya, y se empiece a participar en películas de otros países, por más que la cuota de coproducción se respete y esté todo el dibujo financiero y el artístico-técnico hecho. Nosotros pensamos, y se dice entre los reclamos, que tiene que haber una discusión y una revisión de la definición de obra nacional. Para nosotros debería estar incluido como requisito que el director o el guionista o ambos fueran uruguayos, para que defina eso la obra”, agregó el director de La perrera, El lugar del hijo y El empleado y el patrón.

También aclaró que esto fue advertido por la DGU: “Fuimos a las comisiones legislativas y a las bancadas a explicar lo que podía pasar, que era un desequilibrio en el funcionamiento. Atrás del cambio de la ley se veía una intención político-económica de poner el énfasis en lo industrial, en los números que dieran y favorecieran los puestos de trabajo. Apoyar productos culturales como son las películas, en cualquier tipo de expresión, pero tomadas con el enfoque mercantilista de 'algo que se puede vender y que podemos tener un rédito', no con el valor de objeto cultural o inmaterial de estas expresiones, en tanto artísticas, en tanto identitarias”.

“Una vez que se aprobó el cambio, pusimos todo nuestro trabajo y esperanza en que las cosas funcionaran bien, nos reunimos muchísimas veces con la agencia, con Facundo Ponce de León [su presidente], integramos todas las comisiones posibles, pero la agencia tiene una forma de trabajo que convoca muchas reuniones, pregunta mucho, pero eso no se ve reflejado en muchas de las decisiones que se toman”.

La DGU es muy crítica al respecto. “Hay un componente que tiene que ver con la dirección de la agencia. A nuestro modo de ver, no es sólo Facundo, sino que atrás están el Ministerio de Educación y Cultura y el de Industria, en tanto que fue desde donde salió la idea de la agencia y de la intención de hacia dónde empujar las cosas. Creo que con otra cabeza, tanto desde los ministerios como dentro de la agencia y de su dirección, muchas de estas cosas que están ocurriendo podrían ser mitigadas”, afirmó Nieto.

La carta plantea posibles soluciones a esta problemática. Para Nieto,  “hay que aprobar una partida presupuestal para devolver por ley el Fondo de Fomento al Cine, para que no dependa de los intereses del gobierno de turno, porque las políticas tienen que ser sostenidas para que den resultados. Sostenidas económicamente y sustentables en el tiempo. A corto plazo, votarla en el presupuesto 2025. Y otra más rápida todavía es cambiar la orientación de la dirección de la agencia”.

Además, los directores y guionistas están pensando más allá: “Nosotros también soñamos con otras cosas, que son mucho más grandes y más importantes. Lo de la educación audiovisual es capital. Nosotros no existimos si eso no se pone en práctica a mediano plazo. Desaparece el espectador nacional. Dar esa pelea por la enseñanza del lenguaje audiovisual a lo largo de toda la educación primaria y secundaria, así como en la formación docente y de los maestros. Es un lenguaje que está dominando el mundo y que tenemos que hacerlo nuestro. A mi juicio, es lo más importante de todo lo que está en la carta”.