“¿Lo soltamos?”, escribió enigmático en su reordenada página de Instagram el rapero Facundo Cedrés, mucho más conocido en el ambiente del trap y el hiphop como Peke 77. “Vamo arriba, siempre pa adelante”, lo alentó en comentarios su colega Jotape. “Vuelve mi hermanooo”, escribió más abajo el rapero Eliz junto a tres fueguitos. “Dale wacho”, siguió Eli Almic, entre los más célebres y los cientos de seguidores atentos al sorpresivo regreso del artista uruguayo.
Su nuevo sencillo, “Conversación con Dios”, se estrenó en sociedad el 30 de abril, sin demasiada información ni promesas publicitarias de futuras o laterales novedades. La canción subida a Youtube no tiene videoclip y en cambio lleva una placa negra en cuyo centro se lee un punto y una coma.
La decisión visual –inusual para el mercadeo típico de los artistas de música urbana de estos tiempos– sigue una tradición iniciada, humorísticamente, con el grupo ficcional de rock Spinal Tap (en su película This is The Spinal Tap) y más tarde plasmada en las ventas de discos reales por artistas como Prince, Metallica, Jay-Z y Kanye West. La adhesión de Peke a este oscuro club adquiere perfecta lógica ni bien se aprieta play en la novedad musical, que cumple con creces el requisito de justificar la ausencia de parafernalia con clara contundencia poética y musical.
“Conversación con Dios” es, a la vez, un inspirado resumen de todos los capítulos anteriores en la carrera del Cedrés, una confesión, una declaración de guerra, una señal de vida, una amenaza, una reflexión existencialista, una arenga destinada a sus devotos, un elogio narcisista, una autocrítica, un arrebato emocional, un ensayo sobre la vida de un artista y la de cualquier cristiano, y compendio de todo lo que tenía para decir desde la última vez que supimos de sus pasos.
A comienzos de 2020, Peke 77 se había vuelto especialmente prolífico e inmensamente popular, justo en el peor momento de la pandemia de covid-19. Ya tenía en su haber su propia Bizarrap Session y temas con millones de reproducciones, entre ellos, “Tamo lindo”, “Rangos II” y “Como soy”. Caminaba hacia una consolidación de su estilo de auténtico gángster de la música urbana mientras las puertas más difíciles se abrían a sus pies, también en Buenos Aires, y recibía el reconocimiento de colegas tan grandes como Ruben Rada, con el que grabó la canción “Ese pibe”.
Un viaje posterior a Estados Unidos que salió mal, según le contó al periodista argentino Julio Leiva en su ciclo de entrevistas Caja negra, el lanzamiento de algunos tracks destemplados y una estadía en Argentina que se extendió en 2023 luego de una imputación judicial por robo agravado completan la biografía del músico más o menos conocida.
“Ya sabés cómo es, ¿no? / Fue mucho tiempo que yo estuve pensando / Imaginándome en todo lo que quiero en mi vida / y si lo puedo hacer”, arranca el nuevo tema del Peke, montado a un ritmo sin inflexiones, directo, oportunamente elegido para este tipo de rimas familiares de su estilo, pero inéditas en perspectiva. ¿Madurez? ¿Enojo? “Memoria”, responde al final.
“No soy el mismo de antes / porque siempre algo cambia / pero lo último que pierdo va a ser la fe”, declara. “La positiva está en mi mente / de nuevo empecé”, anuncia y afirma: “Y ahora escribo con mi estilo, a nadie le copié”.
“Es otra noche en mi celda que la chispa me despierta / Y le doy gracias a la vida por lo que pasé”, nos ubica en tiempo y espacio. “Te voy a decir algo / no tengo que esforzarme / Lo real está acá solo / y yo sé muy bien lo que valgo”. Y luego admite: “Los negros están mintiéndome en la cara / se piensan que soy tarado / pero vamos, yo estoy preso por algo”.
En el siguiente minuto, la velocidad con la que pasan los versos y el volumen de la voz urgente aumentan, cambia el clima de la canción y se decide el humor de su protagonista: “Vos no podés quebrarme / yo esperé mi momento tranquilo / Y ahora se dio la vuelta / compañero / Así es la realidad, todo vuelve, todo gira / Se moja el que escupe para arriba”, lanza con una imagen de lunfardo bien viva.
La cosa se pone mejor-peor. “Lamentablemente se sienten mal / cuando te ven crecer los falsos / Se dan vuelta cuando quieren / y están sin querer/”. Simplemente brillante. “Voy a agarrarlos a tiros bien piola / pa que les duela cada letra / ellos la sienten toda”.
La fuerte emoción lo empuja hacia una imagen de sus orígenes artísticos: “Salí rapeando de pibito con una consola / No entendía nada de la vida / y rompí la emisora”, a la que pega otra de trauma presente, redondeada con un mensaje directo a la cara: “Me fabricaron una causa que me desmorona / Se me dan vuelta mis amigos / escúchame ahora”.
“La vida a mí me hizo un delincuente y un artista / No tengo que usar máscaras / ya yo rompí la cáscara”, deja dicho en las conclusiones para que no se lo olvide mucho después de esta moda musical, y para los que disfrutan de sus provocaciones más picantes, y de los mejores momentos de Caracortada o Los Soprano: “Sé lo que es sufrir / aprendí a llorar / pero de estas no me sacan / me tienen que matar / Yo sé que muchos quieren estar en mi lugar / en donde vivo / Y la mujer que tengo quieren besar / Y lamentablemente para vos / el Peke 77 soy yo”.
“Conversación con Dios”, de Peke 77. En plataformas.