Turnstile irrumpió en la escena hardcore punk estadounidense en 2010, pero no fue hasta Glow On (2021), su consagratorio tercer álbum, que exportó al resto del mundo una forma diferente de abordar el género. Si el hardcore punk tradicional es agresivo y contestatario, el quinteto despliega una lírica introspectiva sobre pistas instrumentales etéreas, con predominancia de sintetizadores en convivencia con guitarras pesadas.

Originarios de Baltimore, la ciudad más grande del estado de Maryland, en el este de Estados Unidos, su estilo defiende la creencia popular de que en su punto cardinal “está el agite”. No en vano, registros de sus presentaciones se viralizan periódicamente. El público sube al escenario como un elemento más del show y salta al vacío del moshpit con total confianza. Lo hacen todo el tiempo, una y otra vez, en canciones desenfrenadas y pasajes calmos, y lejos de interrumpir la dinámica son abrazados por una performance que parece diseñada en torno a lo catártico.

En su última visita a Argentina, en abril de 2024, la euforia era tal que el teatro Vorterix pareció venirse abajo incluso antes de verlos sobre el escenario: con los primeros acordes de “I wanna dance with somebody”, reproducida en esa gira como introducción a los shows, la voz de Whitney Houston desencadena, desde el más allá, un pogo que envidiarían las más radicales bandas en actividad.

Del frenesí a la calma

La dinámica de transiciones entre canciones es un sello distintivo de Turnstile que obliga a la escucha completa del álbum. El epónimo “Never Enough” fue el primer adelanto del disco; una pieza melancólica, distinguida por un outro de dos minutos, con piano ambient y cuerdas sutiles que se desvanecen. Justo cuando pensamos que está terminando, el track crece hasta sumergirse en un ritmo marchoso que explota en “Sole”, un clásico instantáneo de la banda, con los sintetizadores tipo arpa-de-flashback de Glow On, drops hardcore y los quiebres justos para que el pogo se arme y se rompa.

Never Enough es el cuarto disco de estudio de la banda y también el primer material sin su fundador, Brady Ebert. La partida dejó a Pat McCrory solo con las guitarras, y este asume la tarea con entrega, desplegando riffs precisos y experimentando sin restricciones. “I Care” lo muestra ochentoso, vagamente hawaiano, en guitarras con flanger que no le escapan a la psicodelia. Hay un cierto tinte de surf rock en las guitarras que se cuela entre las composiciones de Turnstile desde los inicios, un sonido especialmente atractivo para el oído rioplatense, donde la movida playera inspiró numerosas bandas locales.

Portada del disco Never Enough

Portada del disco Never Enough

En “Slowdive”, que lejos está del shoegaze de la banda de igual nombre, McCrory los lidera en un camino pesado, donde la cadencia del hard rock los acerca a la discografía solista de Ozzy Osbourne. En cambio, en “Look out for me”, el protagonismo es del bajista Freaky Lyons. El tema más largo del disco (poco menos de siete minutos, absolutamente justificados) construye un crescendo tras el hipnótico bajo y logra una atmósfera bélica que se entristece al samplear un diálogo entre Randy y el sargento Carver, de la serie The Wire.

Entre el world music y la esencia de la banda, el álbum afianza su estilo probando nuevas texturas. Así, “Dreaming” suena a Turnstile con trompetas y “Dull” ostenta el formato clásico de sus riffs —al mejor estilo “Blackout”— combinado con un outro de audio digital distorsionado.

“Sunshower” es la joyita del disco. Frenética, se siente hasta demasiado rápida para un pogo, como un clásico hardcore breve y contundente; pero al igual que en “Never Enough”, detrás del aparente final se esconde un lado B: la flauta de Shabaka Hutchings como un suspiro onírico que da la bienvenida a lo progresivo. Es el ingrediente secreto de Turnstile: tratar cada pieza como una banda sonora, con los matices propios de la narrativa cinematográfica.

Álbumes visuales, ¿la nueva tendencia?

El álbum vino acompañado de Turnstile: Never Enough, un film dirigido por McCrory y el cantante Brendan Yates, también productor de las canciones. La película es un complemento conceptual del álbum (a no confundir con un videoclip de larga duración) y fue estrenada en el Festival de Cine de Tribeca, al igual que el último álbum visual de Miley Cyrus, Something Beautiful.

Definido por la banda como “un viaje hacia el corazón de su sonido”, el film se suma a la creciente tendencia audiovisual de la industria musical y se espera que esté disponible on demand antes de fin de año.

Never Enough, de Turnstile. Roadrunner Records, 2025. En plataformas.