Práctico y oportuno, así fue el triunfo de Wanderers. El bohemio, que por momentos sufrió el juego colectivo de Liverpool, encontró lo goles y supo bien qué hacer. Lejos de recostarse en su arco para defenderse, plantó cara en la mitad de la cancha gracias al buen desempeño de Adrián Colombino, Joaquín Noy, Nicolás Albarracín y Diego Riolfo, siempre bien sostenidos por la tarea de pivot de Rodrigo Pastorini. El daño real fue hecho por Albarracín y Riolfo, siempre a las espaldas de los mediocampistas negriazules.
La receta fue casi la misma al principio del primer tiempo y al final. A los 15 minutos, estos dos últimos nombrados se conectaron, abrieron para la derecha y, centro mediante, Sebastián Gorga aprovechó el entrevero para mandarla adentro; a los 42, el toqueteo intelectual terminó con Pastorini corriendo y definiendo ante la salida de Jorge Bava.
El inicio del segundo tiempo fue lo mejor de Liverpool: prácticamente puso a Wanderers contra las cuerdas. Pero falló en la definición y Pastorini, otra vez en corrida larga, puso el tercer gol.
Ese 3-0 no sólo pareció definitivo, sino que además pudo ser el soporte para que los bohemios hicieran más tantos. El negriazul dejó huecos atrás y sufrió. Una cosa fue verdad: no paró de atacar, incluso recambiando defensores para poner delanteros. Cuando llegaron sus goles, a los 89 el de Federico Platero y a los 91 el de Juan Ignacio Colo Ramírez, fue tarde. Despedida 3-2 para Wanderers y el premio de que los dos van a jugar copas internacionales, producto de las buenas campañas que hicieron, en el caso del bohemio peleando el Torneo Clausura hasta las últimas fechas.