Santiago es de Canelones, está cursando el segundo año de Comunicación y quiere ser periodista deportivo. En el Mundial femenino sub 17, realizado en Uruguay, está trabajando como voluntario, y le cuenta a la diaria que en Colonia del Sacramento hay entre 15 y 20 estudiantes de la Facultad de Información y Comunicación (FIC) y la ORT realizando la misma actividad. “El primer día recorrimos el Charrúa, lo conocimos”. El martes reconocieron el Suppici, un día antes de comenzar la actividad mundialista en Colonia. “Los días de partido son un poco más protocolares, somos cinco acá: dos que controlan a los fotógrafos, yo que estoy en la tribuna de prensa y otra persona que está en el Welcome desk, que es donde se les dan los chalecos a los periodistas. Además, siempre hay alguien que anda dando vueltas por todos lados”.

Su compañero la mencionó y Garra le pone nombre: Valeria, de Ciudad de la Costa. “La que anda dando vueltas por todos lados es ella”, comenta Santiago, y allá vamos. “Hoy me tocó ser la corredora”, dice, cansada, exhausta. “La corredora manda toda la información de FIFA, alineaciones, cambios; primero al portal fifa.com, luego a los VIP [autoridades] y por último a la prensa y a los fotógrafos. En el entretiempo se hace lo mismo, pero se renueva el documento por si hay cambios, por ejemplo, y cuando termina el partido se levantan los resúmenes finales en el Welcome desk”, agrega.

Antes de que el fútbol arranque adentro de la cancha y cuando se empiecen a apagar las luces de los estadios, están ellos. También hay técnicos, que son los últimos en irse –cuyo trabajo es remunerado, no así el de los voluntarios‒. La tensa calma del atardecer con el Río de la Plata a mis espaldas y la brisa que recorre la ciudad se va transformando en despedida. Y será hasta hoy.