El 31 de julio se realizará la elección de presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Si bien desde la intención hay tres confirmados –el actual presidente, Wilmar Valdez, el ex presidente de Danubio, Arturo Del Campo, y el empresario Eduardo Abulafia, quien hoy integra el comité organizador del Mundial 2030–, en la formalidad sólo Valdez ha presentado su candidatura. Del Campo y Abulafia, por su parte, tienen el respaldo de algunos clubes para hacerlo.
Valdez dijo públicamente en Rusia, mientras se desarrollaba el Mundial, que sería candidato para buscar la reelección. Comentó tener el apoyo de varios clubes y que, una vez en Uruguay, se dedicaría a hablar con todos, incluidos quienes no están afines a la idea de su continuidad. Más allá de eso, el ex presidente de Rentistas oficializó sus intenciones presentando la prueba de idoneidad a la AUF, quien la elevará a la Conmebol. La prueba de idoneidad es un requisito determinante que exige el ente sudamericano a todos los candidatos a la presidencia de cualquiera de las federaciones que la integran –proceso que lleva a cabo la Comisión de Gobernanza y Transparencia y la Subcomisión de Control de la Conmebol. Con su nombre ya dicen todo: investigar si los candidatos tienen algún tipo de proceso judicial que sea desfavorable–. Seguramente, Abulafia y Del Campo lo harán a la brevedad.
Para ganar las elecciones de la AUF uno de los candidatos tendrá que alcanzar 12 votos de los 17 disponibles. Como el nuevo estatuto no está aprobado, se votará con el antiguo; o sea que tienen derecho a voto los 16 clubes de Primera División más uno que tiene la B –aunque, vale decirlo, la Organización del Fútbol del Interior, que tendría derecho a voto con el nuevo estatuto, solicitó un estudio de la situación al Ministerio de Educación y Cultura y está esperando la resolución–.
Al haber tres candidatos, es previsible que ninguno de ellos alcance el apoyo de 12 clubes, al menos en una primera ronda de votación. Faltan prácticamente dos semanas, las negociaciones continúan, pero están todos lejos de esa cifra. Y hay que llegar a 12. Si no, no hay presidente. Un escenario imaginable es que el día de la elección, después de la primera ronda, haya una segunda instancia, tal vez con un candidato menos y, cuarto intermedio mediante, haya humo blanco. Todo esto con el supuesto de que los tres candidatos que hoy están en la vuelta continúen su pugna electoral de acá hasta el 31 de julio. Esto recién empieza.