Histórico, merecido, bien logrado. Así fue el triunfo de Capitol, que tras ganarle 82-70 a Lagomar logró el segundo y último ascenso a la Liga Uruguaya de Básquetbol (LUB) 2019-20, acompañando al campeón, Bohemios. Si habrá tenido méritos el Capi: se metió a la Liguilla en la hora, dejó afuera a dos candidatos, Cordón y Unión Atlética, y ayer coronó una serie final que empezó perdiendo. Puede que la noche del viernes se recuerde como la del gran partido del oriundo de Mercedes Agustín Zuvich (23 puntos, 19 rebotes), o la del extranjero Jamelle Cornley (13 unidades), de tremenda campaña, y será verdad; también se recordará que fue un excelente año de su base, Matías Lado (20 tantos), tal vez el mejor conductor de El Metro, siempre bien acompañado por el capitán del equipo, Juan Wenzel (15 puntos), pero ninguno de sus hinchas, ni los de ahora ni –mucho menos– los de antes, borrará de la memoria que fue la noche en la que su club logró volver a la máxima categoría del básquetbol nacional después de cuatro décadas.
El primer cuarto fue parejo. La táctica inicial de ambos fueron las defensas zonales, algo que, en la previa, parecía lógico en Lagomar pero no tanto en Capitol. El verde de la Costa de Oro buscó neutralizar a Jamelle Cornley de esa manera. Lo hizo bastante bien, hasta que al yanqui se le abrió el aro desde media y larga distancia. En ataque, sin Brian Moultrie, la apuesta de Lagomar fue jugar posesiones largar. Le salió bien a medias: tanto consiguió puntos sobre la chicharra como no pudo encontrar el mejor tiro posible. Fue final 22-17 para el Capi.
Entre una y otra cosa, el pac-man de los dos primeros cuartos fue Agustín Zuvich. Con buenos minutos, el pivot fue llenando sus casilleros de puntos positivos. Determinante en los dos tableros, hizo 14 tantos y bajó ocho rebotes entre los dos períodos. Los del Prado lograron sacar diez de ventaja y, por un momento, pareció que seguían de largo. Fueron los errores de Capitol los que llevaron a que Lagomar descontara hasta ponerse a cuatro. Se fueron al descanso 38-30.
El tercer cuarto fue el del quiebre. Uno de los mayores responsables de que Capitol se fuera lejos en la pizarra fue Lado. Qué importante es tener un conductor que lea cada movimiento ofensivo –no sólo los propios, sino las equivocaciones del rival–. Además, el base hizo muchísimo daño con su tiro exterior. El blanco y negro llegó a sacar 20 de máxima, 67-47.
Con ese margen entraron al período final. Mucha diferencia, a decir verdad, más allá de que Lagomar hizo todo lo que pudo. El parcial de 8-2 en el inicio lo demostró claramente: no habría mucho básquetbol, pero rebeldía sí. Esa ilusión de estar a 13 puntos de distancia se voló rápido porque Capitol tenía margen para la reacción, además de la complicidad del reloj. Y así, casi que sin darse cuenta, encontró la noche más feliz de muchas vidas.