Los 350 pesos que costó la entrada en el Parque Federico Saroldi valió cada instante de los que regaló la primera parte. Ambos hicieron su juego, se pararon firmes, atacaron y quisieron ir a buscarlo para ganar. River Plate fue efectivo al inicio y pecó de no convertir algún tanto más en el peor momento de Fénix. El capurrense tuvo el mérito y la rebeldía de empatar antes de que terminase el arranque, y eso le dio rédito para salir a buscar la victoria en el complemento.
Apenas el 4-3-3 de Jorge Giordano se acomodaba, intentando robar guindas con presión media, cayó el primero. Luis Urruti la interceptó en la mitad del campo y arrancó a correr por la izquierda a máxima velocidad. Avanzó casi 40 metros, entró al área y metió un centro rastrero difícil de controlar. A la altura del punto penal la cazó Mauro da Luz, que le pegó como vino y la puso contra el ángulo. Gol de manual. Los darseneros sacaron rédito de la sorpresa y del desconcierto del rival, y metieron el segundo. Juan Manuel Olivera controló cerca del área, tocó en corto con Luis Urruti, que sacó un latigazo bárbaro para pudrirla contra el palo. Qué bomba, señores.
Fénix estaba mareado y empezó a fallar en el fondo. River dominó las acciones, pero definió mal y no pudo ampliar diferencias. Eso les dio argumentos a los capurrenses para ir cayendo en bloque y generar peligro en el arco defendido por Gastón Olveira. Recién sobre el final vino el descuento, a pesar de que antes la tuvo Leonardo Fernández, con un bombazo a distancia que desvió el golero. El primero vino con una entrada rápida de Maximiliano Pérez, que definió contra el palo. Fénix volvió a ir, con Leo Fernández, que enganchó en el área y metió un centro para Alex Silva. Cuando el delantero iba a cabecear, le pusieron la pierna en la cabeza, en una clara infracción: penal que el propio Fernández, la gran figura de los albivioletas, cambió por gol.
El complemento no tuvo goles, pero marcó un ritmo vertiginoso que mantuvo a todos los hinchas expectantes. Ambos goleros fueron grandes responsables de que su valla no volviera a caer, y la tensión se mantuvo hasta el último minuto.
El empate no le cae bien a ninguno. Los de La Aduana se quedan masticando la bronca de no haber podido convertir otro gol cuando ganaban cómodos 2-0 y su rival estaba contra las cuerdas. Fénix debe estar conforme por la actitud que mostró cuando perdía, pero tuvo una oportunidad de convertir el tanto de la victoria en el complemento y falló en la definición, y eso significa haber perdido la punta.