Algo se está moviendo como un sismo. Se habla de la profesionalización del fútbol femenino y sólo el hecho de que se esté mencionando es una revolución en sí misma. San Lorenzo de Argentina fue el primero de la región.
Fabiana Manzolillo, la directora técnica de Defensor, cuenta que ese es el objetivo: ¿será Defensor Sporting el primero en nuestro país? De todos modos, advierte: “¿En qué se piensa cuando se dice profesionalización del fútbol femenino? Claro, en plata, pero no se trata sólo de dinero; profesionalizar no es sinónimo de plata, es trabajar en equipo, cuidarse en la alimentación, descansar, ser deportista las 24 horas del día”.
Estamos en el complejo Arsuaga, sobre Camino Pichincha. El frío acecha desde lejos las instalaciones del Defensor Sporting Club, pero sólo hasta que entramos: la energía del equipo que espera para entrenar se hace notar. Las gurisas tienen a su disposición un gimnasio cómodo lleno de aparatos, una sala de reuniones con una cocina en la que se pueden ver varios cajones con fruta. Afuera, un parrillero da cuenta de que el espacio a menudo se transforma en lugar de encuentro y diversión; más allá, una cancha con el césped perfecto, bordeada con un muro con tejido y bien iluminada.
“A las chiquilinas la institución les da exactamente lo mismo que al equipo masculino”, dice Ana Gómez, la coordinadora e ideóloga del proyecto que tenía como objetivo crear un equipo de mujeres, gestionado por mujeres y que fuera ejemplo e incentivo para otros.
A Ana siempre le gustó el fútbol. De niña no lo pudo jugar: no la dejaban por ser mujer. De adolescente jugaba al fútbol sala en Río Negro City. A medida que pasó el tiempo se dio cuenta de que lo suyo en el fútbol no era como jugadora; encajaba perfecto en las cuestiones de administración y gestión, y mientras jugaba siempre notaba falencias en el club, “de organización, de no saber cómo registrarse en la AUF [Asociación Uruguaya de Fútbol]”, por ejemplo.
En 2016 creó la categoría femenina dentro del cuadro de la C Uruguay Montevideo: “Fue todo a pulmón, yo jugaba y además hacía todo”. Al otro año decidió dejarlo porque era mucho esfuerzo y coincidió con que Fabiana, la entrenadora de Defensor, estaba buscando a una delegada para trabajar en River Plate. Estuvo un año con ella y luego participó en la organización de la Copa Libertadores que se hizo en Uruguay, luego viajó a Alemania a hacer un curso de gestión deportiva, y cuando volvió decidió presentar su propio proyecto.
Equidad es respeto
Defensor femenino no es un proyecto aislado. En marzo de 2018 Ana planteó directamente que quería trabajar para el club. Tras reuniones y charlas, en noviembre de 2018 el deseo se concretó y Ana empezó a buscar el cuerpo técnico adecuado. El club se hace cargo de todo: paga el campeonato, pone las instalaciones; lo mismo que se destina para el Defensor masculino se le da al femenino. El equipo cuenta entonces con la cobertura médica de una mutualista privada, la indumentaria de marca, las clínicas, las fisioterapeutas, los médicos y demás.
“Elegí presentar mi idea a Defensor porque veía que la institución lo podía hacer: tiene la infraestructura y la cabeza para poder hacerlo. Para mí es una institución súper profesional y que me gusta muchísimo cómo trabaja; hacía tres años que me venía acercando y planteando ideas, mientras seguía estudiando gestión deportiva”, cuenta Ana.
“El primer día que vinimos acá con la sub 19 de mañana estaban todas las frutas y no fue como me ha pasado en otros lados de que te digan ‘no, esto es para los varones’, acá es todo Defensor, no tenés que estar lidiando con esa mentalidad”, agrega.
Cada vez más
“El fútbol es un deporte hermoso, no entiendo cómo no lo jugamos por años, es algo re dinámico en lo que hacés amigos y estás haciendo ejercicio físico”, sostiene Ana.
“El Mundial que se hizo acá ayudó, pero también el estar mejor en ciertos aspectos sociales”, agrega Fabiana, que cree que lo fundamental está en el baby fútbol, donde hay cada vez más niñas: “Las construcciones sociales son imitaciones: ven que hay niñas jugando y se suman más”. “Ahora me río con mi mamá de cuando me decía que el fútbol no me iba a dar de comer”, comenta.
Junto a Fabiana esperaban unas 30 chiquilinas. Tuvieron que hacer una entrada en calor y ponerlas a jugar, y ahí fue que la experiencia de Fabiana hizo que no se detuvieran sólo en lo técnico-táctico: “Me fijé en los gestos, en la mirada, en qué hacían cuando daban un pase, si seguían corriendo, si caminaban, si les molestaba algo y paraban, si se quedaban pensando. Entonces me traje gurisas que manejan muy bien la frustración: podemos perder un partido, pero está claro que al otro día hay que seguir”, explicó la entrenadora.
Esta selección dejó a las mejores jugadoras, que se acoplan perfectamente a la impronta que se le está dando al club, un perfil profesional que va por conseguir el ascenso a la A. “La idea es que este club impulse el crecimiento y a las profes del fútbol femenino a nivel país”, dice Ana. El equipo técnico, además de Ana como coordinadora, Fabiana como técnica de la mayor y Stefanía Maggiolini como técnica de la sub 19, está conformado por una ayudante técnica, una fisioterapeuta, una kinesióloga, el médico referente que respalda todo, y una comisión de fútbol femenino integrada por la presidenta, Graciela Colina, y dos ayudantes, Zueli Barboza y Paula Iglesias.
Bien alto
En el Campeonato Uruguayo, Defensor está en la punta: ganó todos los partidos. La Divisional B es muy pareja, entonces “se puede estar con ritmo, le damos un trabajo muy profesional y le metemos en serio para llegar al ascenso”.
En la sub 19 es un poco más difícil porque están Nacional, Peñarol, Colón, que juegan hace años. “Estos campeonatos son clasificatorios y la idea es entrar con los dos planteles a esa parte”, explica Ana. El objetivo a corto plazo es ascender, pero el principal es mucho más amplio: consiste en formar jugadoras para tener una base que lleve a crecer al fútbol femenino y que el cuadro sea profesional. Para eso, la categoría mayor practica tres veces por semana; los martes se hace un análisis del partido, se reflexiona, se hace físico, los miércoles hay trabajos tácticos y se evalúan los partidos, y los viernes salen a la cancha.
La primera técnica de la AUF del país
Con 25 años de experiencia en el fútbol femenino, Fabiana Manzolillo es la primera mujer en ser técnica en Uruguay. Empezó jugando en 1997 en Central Español, en el primer campeonato de fútbol femenino de la AUF, cuando su mamá le cuestionaba que no iba a poder vivir del fútbol. A los años, siendo funcionaria del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) por su profesión de educadora social, armó el equipo de INAU y empezaron con todo: lograron el campeonato varias veces, e incluso le ganaron algunas finales al más ganador, Rampla.
Luego fue convocada para ir como ayudante del técnico a un Sudamericano sub 19 en Paraguay. Jorge Burgell le pidió que dirigiera la selección sub 17; fue allí que se convirtió en la primera técnica de fútbol femenino de Uruguay: “Él fue el único iluminado que pensó que tenía que ser una mujer”, dijo. Con esa categoría participó en un Sudamericano en Chile, y al volver le dieron la selección sub 20. Luego fue a Colón, donde salió dos veces campeona y fue a dos copas Libertadores. En 2016 estaba como técnica de River cuando le ofreció a Ana que se sumara al equipo.
En 2017 descansó del fútbol hasta este año, cuando Ana la llamó para que fuera la entrenadora de Defensor. La institución le encanta. “En Defensor estoy copada, estoy en el mejor lugar en el mejor momento de mi vida, porque pudimos formar un grupo humano de 100 jugadoras que vinieron a la prueba”.
Fabiana formó cuadros de barrio como el de Tacurú, donde lleva el fútbol como excusa y mezcla sus dos profesiones para hacer un trabajo social: “Te gusta el fútbol, vení a jugar, pero yo te voy a enseñar disciplina, responsabilidad, trabajo en equipo, todos los valores del deporte, además del tema del género; les hablo todo el tiempo”.
Como técnica Fabiana es muy exigente. Combinando sus dotes de educadora, les pide a las chicas que luego de cada partido traigan a las charlas sus debilidades y fortalezas, para después analizar ella las del conjunto. Su base para este ejercicio es la autocrítica, porque “si tienen que cambiar algo de lo técnico-táctico lo tienen que ver, no es lo mismo que yo se los diga de forma autoritaria”.
“Cada partido deja algo; se haya ganado por goleada o perdido, siempre hay algo para corregir. La vez pasada trabajamos sobre la circulación del balón; contra Albion se logró, ahora tenemos que trabajar la movilidad en lo ofensivo. Hablamos de que tenían que jugar abiertas y jugaron cerradas”, explica. Todas las jugadoras la observan y escuchan con atención.
El objetivo principal para este año es salir campeonas, ascender y seguir aprendiendo: “Que se lleven algo de Defensor”. Pero el objetivo global desde el primer día es profesionalizar el fútbol femenino dentro de esta institución. “Vamos por buen camino: de 27 jugadoras no ha aflojado ni una”, dice, y eso se debe quizás a que cada lugar en este plantel significa haber sido elegida para ser una tuerta entre 100.