Lo que tienen colgado los atletas celestes en el pecho son 80 milímetros de diámetro, seis de espesor y 320 gramos de peso, con una base de cobre puro y un baño de oro de 24 quilates. El brillo del oro resalta en la medalla fabricada por la Sociedad de Minería y Petróleo, que incluye la piedra de los 12 ángulos de Cusco, la fortaleza de Kuelap de Chachapoyas de Amazonas y el candelabro de Ica. Fueron entregadas 1.582 preseas doradas, y cuatro correspondieron a este grupo de uruguayos que las llevan con orgullo en la Villa Panamericana, ubicada en Villa El Salvador, mientras todos los saludan y felicitan.

Hace unos días se colgaron la dorada tras finalizar primeros en la final del cuádruple de remo de 1.500 metros con un tiempo de 5:50.68 en la Albufera Medio Mundo, por delante de Argentina, Cuba y México. La regata fue tremenda e incluyó una arremetida final de los uruguayos, que vencieron por siete centésimas de segundo a los argentinos. De atrás y en la micro hora. Antes habían entrenado durante 45 días en España para llegar de la mejor manera, y antes de eso tuvieron un intercambio en China por un programa de cooperación entre gobiernos. El cuádruple es entrenado por el argentino Osvaldo Borchi y tiene a Leandro Salvagno, el más experimentado, marcando el ritmo y leyendo las regatas. Los otros tres se acoplan: Bruno Cetraro sale de 1, dándole agilidad, continuidad y armonía al bote, mientras que Martín González y Marcos Sarraute están en el centro, son el corazón del barco, ponen la fuerza y bancan, acompasando.

Martín González tiene 19 años y es de El Pinar. Cuando tenía 13 años su hermano falleció en un accidente de tránsito. La impotencia y el dolor fueron grandes; fue duro y difícil de procesar. El agua era su compañía. Con la tabla de surf se entendía. Ese dolor iba a estar, no se lo iba a quitar nadie, pero para avanzar era necesario que buscara un camino. Fue el remo. “Fui a la sede náutica del club Cantegril de El Pinar. El remo me dio una mano para salir de casa y superar las emociones, porque sentía una impotencia muy fuerte, mucho dolor. Ese dolor lo canalicé en el remo, que me ayudó mucho. Fui a la escuelita de remo, me enseñaron la técnica y me subieron a un bote escuela. Se genera mucho compañerismo y buenos grupos”.

Luego Martín conoció a Marcos y a Bruno en 2016, y juntos compitieron en Curauma, Chile, en el Sudamericano y ganaron una medalla de plata. La garra de Martín es inconfundible cuando habla: es serio, tranquilo pero intenso. Eso lo tiene en el bote, con la sobrecarga y la fuerza. “Mi rol en el bote es ser el 2 y aplicarme más que el resto, con Marcos somos el corazón del bote y tenemos que hacer una mayor aplicación de la fuerza”. Martín casi no vivió la regata final: remó y remó. Fueron cinco minutos, pero fue corto e intenso. “Se me pasó volando la regata por la cabeza, no pude pensar. Me di cuenta cuando llegué y festejé. Mi hermano estaba ahí conmigo. Jamás había soñado un oro panamericano, y la felicidad y la alegría que tengo es enorme. Hace mucho tiempo que no se logra un oro. Me llena de felicidad que haya llegado ahora”.

Bruno Cetraro tiene 21 años y es de Montevideo, del Cordón. Este domingo, entre una emoción muy grande y mucha risa, fue el abanderado celeste en la ceremonia de clausura en el Estadio Nacional de Lima. Cuando era chico jugaba al baby fútbol pero eso se terminó. Había que seguir: deporte o deporte. Su viejo curtía la vuelta y le gustaba ir a bailar a fiestas que organizaba el Montevideo Rowing Club. No lo dudó: su hijo tenía que ir ahí. “Mi padre me quiso meter en el remo y en el rugby. Como yo era hiperactivo lo consideraron un deporte ideal para quemar energías. Al principio no me gustó, porque quería seguir jugando al fútbol. Pasaba el tiempo, seguí yendo, iba a las regatas, obtenía primeros puestos y me fui quedando. Todo el mundo me decía que yo era bajo y que no iba a llegar lejos. Eso me ayudó a seguir creciendo”. El primer entrenador que tuvo Bruno fue el rosarino Rodolfo Collazo, nada más ni nada menos, olímpico con Uruguay en tres ocasiones, ganador de oro en Buenos Aires 2006 y Medellín 2010 (suramericanos). “Esto que estamos viviendo ahora es único. Fui a Toronto en 2015 pero lo viví de otra manera porque era más chico y había una presión extra. La regata fue desesperada, era darle y darle. Cuando no tenías más había que darle igual. Cuando vimos que estábamos llegando y los otros se iban arrimando dejamos todo y más”.

Marcos Sarraute tiene 20 años y es de Colonia del Sacramento. Cuando era pibe no daba más, se aburría, pateaba la pelota, volvía, y jodía. En casa necesitaban que quemara energías y supieron que el remo era el deporte ideal. “Yo estaba todo el día corriendo por las paredes. No encontraba nada con que jugar, me aburría. Iba a hacer karate a Colonia Rowing y en 2017 me acercaron al remo. Como quien no quiere la cosa, se fue dando. Fui por la recomendación de que es un deporte muy completo. El remo requiere mucho tiempo”.

Leandro Salvagno tiene 35 años y es de Carmelo, del barrio Saravia. Hace 15 años que reside en Bilbao, España, y rema traineras para el club Orio, el que consiguió alojamiento para el cuádruple uruguayo en su preparación. Fue olímpico dos veces para Uruguay, y en 2004 surgió la posibilidad de residir en España gracias a las gestiones de un entrenador argentino que conoció en Atenas 2004. Cuando tenía 14 años Leandro empezó a practicar remo en Colonia; lo echaron de un club de frontón, Peñarol, y se fue al Rowing de Carmelo con unos amigos. Enseguida prendió el amor, aunque en su casa costaba un poco porque su mamá no conocía el deporte y tenía miedo. “Se abrió una escuela de remo y arranqué junto con 107 niños. Debuté con Uruguay en 2001 en Lima, donde gané el Sudamericano en doble par con Rodolfo Collazo. Hace un año que le estaba dando vueltas a la idea de que quería volver a la selección para retirarme consiguiendo algo grande. Llamé a Borchi, le pregunté si me podía presentar para las eliminatorias para los Panamericanos y me dijo que sí. Gané mi puesto y formamos este bote con estos jóvenes llenos de ilusión”.

El remo sumó su 12ª medalla, la cuarta de oro, y es el segundo deporte más ganador en Panamericanos para Uruguay, detrás del ciclismo. La última de oro la obtuvo Jesús Posse en Indianápolis 1987. La última ganada fue en Santo Domingo 2003, donde se llevaron la plata en cuádruple Ruben Scarpatti, Óscar Medina, Rodolfo Collazo y Leandro Salvagno.

El medallero de Lima 2019

Oro Plata Bronce
1 Estados Unidos 120 88 85 293
2 Brasil 55 45 71 171
3 México 37 36 63 136
4 Canadá 35 64 53 152
5 Cuba 33 27 38 98
6 Argentina 32 35 34 101
7 Colombia 28 23 33 84
8 Chile 13 19 17 49
9 Perú 11 7 21 39
10 República Dominicana 10 13 17 40
11 Ecuador 10 7 14 31
12 Venezuela 9 15 19 43
13 Jamaica 6 6 7 19
14 Puerto Rico 5 5 14 24
15 El Salvador 3 0 1 4
16 Guatemala 2 8 8 18
17 Trinidad y Tobago 2 8 3 13
18 Uruguay 1 4 4 9
19 Bolivia 1 2 2 5
20 Granada 1 1 0 2
21 Costa Rica 1 0 4 5
22 Santa Lucia 1 0 1 2
23 Barbados 1 0 0 1
24 Islas Vírgenes 1 0 0 1
25 Paraguay 0 3 1 4
26 Antigua y Barbuda 0 1 2 3
27 Honduras 0 1 1 2
28 Panamá 0 0 4 4
29 Nicaragua 0 0 3 3
30 Aruba 0 0 1 1
31 Bahamas 0 0 1 1
28 Panamá 0 0 4 4
29 Nicaragua 0 0 3 3
30 Aruba 0 0 1 1
31 Bahamas 0 0 1 1

Las medallas uruguayas

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Vela
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