El primer equipo de mujeres de River participa en el campeonato local desde 1996. Las darseneras obtuvieron dos campeonatos uruguayos, en 2007 y 2009, mientras que en 2008 y 2010 fueron subcampeonas. Hace cuatro años que se empezó a potenciar esta categoría; desde 2015 Horacio Fava es el presidente del fútbol femenino. Su rol consiste en articular la interacción de la directiva con las y los deportistas, es el nexo entre la parte política y lo deportivo, tratando de generar el mejor ambiente para las jugadoras: “Si bien nos falta mucho, yo les digo a las jugadoras que esto es lento pero seguro”, comenta.
Su deseo es tener más categorías de juveniles, principalmente una sub 16; hoy el club tiene mayores y sub 19. El espacio físico es el principal impedimento para ampliar las categorías; el masculino tiene alrededor de cinco divisionales, lo que insume todo el uso de los vestuarios y la locación en general. “El lugar para entrenar es fundamental, entonces es mejor tener dos bien atendidas que tres más o menos”, le explicó Fava a Garra. Las chicas entrenan en el Complejo Colón, el Saroldito (una cancha que está atrás del Saroldi) y el gimnasio cerrado del escenario darsenero. “Dentro de las posibilidades del club y con buena voluntad hay que tratar de hacer lo mejor para que el femenino tenga todo”, sostiene el presidente. El sueño del cuerpo técnico es tener una escuelita, lo que sería fundamental “para hacer una escalera”, pero el lugar vuelve a ser un impedimento. Las chicas que se han comunicado de 13 y 14 años con intención de jugar en River deben ir a otros cuadros o esperar a tener por lo menos 17 años.
Sobre el crecimiento del femenino Fava opina que “las directivas de los clubes saben que el fútbol femenino vino para quedarse, entonces hay que brindarles todo a las chiquilinas, ir dándoles todo lo que tienen los varones; eso va a demorar unos años, pero con el tiempo las mujeres van a ser profesionales. Dentro de la pobreza, con dignidad, se les tratará de dar lo mejor a las jugadoras”, comenta.
Las mayores
Cristian Alvareda está debutando como técnico con este plantel, el año pasado se recibió y estuvo asesorando al club que le abrió las puertas para que fuera el responsable del equipo. Además de él, conforman el equipo la kinesióloga Cintia Russo, la preparadora física Stefanie Marchisio y el ayudante técnico Martín Rodríguez.
Las chicas fichadas son 23; “hay algunas que se lo toman como un hobbie y otras que se lo toman con la seriedad que requiere, que son quienes van a todos los entrenamientos”, explica Cristian.
Para Fava “la mujer que juega al fútbol es porque le gusta, porque lamentablemente no puede dar el salto y vivir de eso por ahora; a la mayoría les gusta jugar pero no tanto practicar. Si no se practica no se mejora y no se juega, la práctica hace al maestro”. El objetivo principal para este año es mantener la categoría lo antes posible para poder buscar otro objetivo más puntual en lo inmediato.
Juveniles, el proyecto
Amalia Guridi y Sabrina Ferreira, ambas jugadoras del primer equipo de River, le plantearon a la directiva que querían crear las juveniles, específicamente la sub 19, y ser las profes. “Si nos va bien seguimos, y si no cerramos y nos vamos”, dijeron. Hace cuatro años que están con la categoría junto con la ayudante técnica Agustina Duarte y la fisioterapeuta Guillermina Ramírez. Son 25 las adolescentes que conforman el equipo, es la cantidad máxima de jugadoras que se puede tener en un plantel, pero son muchas más las que llegan para probarse en cada llamado a aspirantes. Por una cuestión de logística, las técnicas actúan con sinceridad y les indican a las jugadoras si formarán parte del plantel o no. Si la respuesta es negativa, pueden seguir entrenando. “Les decimos si las vamos a tener en cuenta durante el año, pero nunca les decimos que dejen de venir. Pueden seguir viniendo a entrenar, y si quieren ir a otro cuadro las recomendamos”.
Cosechar lo que se siembra
Sabrina empezó a jugar a los diez años en el baby fútbol con varones. A los 13 ya estaba en River, donde continúa hasta hoy: “Acá ya soy vitalicia, esta es mi casa”, dice. “El fútbol siempre me motivó mucho, mis viejos siempre me apoyaron, por suerte”, agrega. De grande quiso estar desde otro lado y devolverle al club todo lo que a ella le dio, enseñando lo que sabe: “Nunca pensé que iba a estar tanto tiempo vinculada al club, porque las actividades del día a día te consumen mucho tiempo. Ahora aspiro a seguir; no te digo ser técnica de un cuadro importante, pero estar siempre metida en el ambiente y apoyando al femenino, que es lo que quiero”.
El año pasado les fue muy bien, salieron segundas en la Copa de Oro, todo un logro para las juveniles. “Nunca pensamos que nos iba a ir tan bien, fuimos siempre de menos a más, con responsabilidad se logró el objetivo, yendo siempre paso a paso”. Lograr el segundo puesto hizo que muchas jóvenes se acercaran a River, pero Sabrina también adjudica esto al “lindo grupo que formamos, se nota que pasan bien, además de venir a entrenar en serio se divierten, eso motiva”.
Ponerlo en marcha
Los cuerpos técnicos, tanto el del primer equipo como el de juveniles, reciben viáticos para los entrenamientos y los días de competencia. El plantel es totalmente amateur, por lo que no hay jugadoras que accedan a algún aporte económico.
El apoyo que la institución les da a las juveniles es mínimo, según la técnica de la sub 19, Sabrina. El club brinda el espacio para los entrenamientos, pero los materiales se consiguieron por canje con una empresa de artículos deportivos. Entre las jugadoras y el cuerpo técnico hacen rifas para costear los boletos y las necesidades particulares de algunas futbolistas. Ahora el objetivo es recaudar fondos para comprar equipos para el invierno, “para que estén todas iguales; el hecho de ir a jugar y ver a todas con la misma indumentaria marca una diferencia, que un equipo esté prolijo y vos no es una desventaja, entrás 1-0 perdiendo”, explica Sabrina.
Existe un vínculo permanente entre el femenino y el primer equipo masculino de River, ya que algunos entrenamientos se hacen en paralelo. Hay tardes en las que en el Prado se puede ver a las dos categorías ocupando el mismo espacio, practicando el mismo deporte. En el Saroldi los varones preparándose en la cancha principal, y las chicas en el Saroldito. En los pasillos, en el estacionamiento y en todos los espacios en común lo que se ve es a River entrenando, dando todo para el siguiente fin de semana, sin hacer una separación por género.