A las 21.15 en el Antel Arena, Nacional y Aguada jugarán el quinto y decisivo partido de su llave semifinal. En la vereda de enfrente está Trouville, ya finalista, observando cuál de los dos será su rival en la definición de la Liga Uruguaya de Básquetbol (LUB).
El mano a mano está tan apasionante como parejo. En el cuarto encuentro, cuando la crítica especializada daba por enterradas las chances tricolores porque la lesión de Dominique Morrison suponía una baja irremplazable, los dirigidos por Leonardo Zylbersztein lucieron su mejor cara colectiva y se llevaron el juego de principio a fin. En la tarea defensiva estuvo lo mejor de Nacional, porque tanto anuló el juego de Leandro García Morales como el entramado colectivo que Aguada usa cuando el goleador es bien marcado. Tan bien jugó el bolso, que la baja de Morrison no se notó: Emilio Taboada fue su sustituto y jugó bien; Hátila Passos y Charles Mitchell dominaron los tableros; Santiago Moglia y Carlos Cabezas fueron vitales en el juego exterior y, en el caso del español, en la muy buena conducción. Repetir ese nivel será clave para esta noche.
Así como a Nacional le rendirá acercarse a la actuación del ese partido, si Aguada quiere meterse en las finales de la LUB debe hacer diametralmente lo contrario de lo que hizo el viernes. Lo primero que deberá rever el argentino Adrián Capelli es el excesivo juego individual de los suyos. Aguada tiene muy buenos hombres como para rotar las decisiones y ejecuciones en la ofensiva, y cuando hizo gala de eso al equipo le fue bien y ganó. Las posibilidades de recambio de los aguateros son varias y cuando cada uno juega su rol el equipo se beneficia, sobre todo si funciona su trío más temido: García Morales, Dwayne Davis y Al Thornton.