Más de 40 vecinos, docentes, trabajadores del Complejo Salud, Deporte y Cultura (Sacude) de Casavalle junto a periodistas e investigadores del deporte compartieron la mañana del sábado 29 de octubre una jornada de reflexión en la que se cuestionaron distintas acepciones del deporte comunitario y potenciales caminos a seguir al diagramar sus actividades.
Del diálogo que inicialmente buscó definir “deporte comunitario” se desprendieron más preguntas vinculadas a la temática: ¿cómo involucrar a los distintos actores de la comunidad?, ¿se planifica un deporte para la comunidad o con ella?
Un docente explicitó la importancia de que quienes cumplen roles en la regulación de la práctica del deporte comunitario “no pierdan el foco” y “valoren los encuentros, más allá de los resultados deportivos”. Por otro lado, se contrastó que “la competencia puede existir aún dentro del ámbito comunitario, pero no puede ser lo prioritario”.
“Al entrar acá [al Sacude] no vas a ver nunca una pared llena de premios: vas a ver fotos, iniciativas barriales, propuestas de participación y actividades, a diferencia de un club deportivo”, valoró otro de los docentes de Educación Física en una de sus intervenciones en la que se diferenciaba el deporte de alto rendimiento del comunitario.
Como parte del intercambio se destacaron elementos que se identificaron como comunes en las experiencias de deporte comunitario, como la importancia de la educación, la recreación y el disfrute dentro de las dinámicas deportivas. También se valoró como importante priorizar la integración de quienes quieren participar, favorecer la interacción entre integrantes de la comunidad y promover la actividad física.
Sumado a esto, una nutricionista de la policlínica del barrio alertó que es importante que el deporte comunitario disponga un espacio flexible, de recreación y deporte no formal, ya que “coexisten adolescencias, infancias y vidas que vienen un poco rotas”, y el barrio es un espacio de encuentro de diversidades.
Una de las participantes del conversatorio planteó la cuestión de si el deporte comunitario es un derecho para quienes integran la comunidad, y en caso de que no sea, reivindicar que esto cambie a futuro para que otras comunidades puedan disfrutar de estas dinámicas, ya que de lo contrario “realizar deporte se convierte en el privilegio de quien puede pagar la cuota de un club privado”. A la vez, otros integrantes cuestionaron “de qué forma se puede generar procesos de acceso al deporte con un segundo nivel de que transforme la vida de las personas y que no dependa de las políticas públicas, que eventualmente se cortan y se vuelve al punto inicial”.
Por último, se insistió en la importancia de implicar a la comunidad para “generar un deporte contrahegemónico, contracultural a lo que estamos acostumbrados a ver, que involucre el saber popular y lo que cada vecino o vecina entiende por deporte”.