El nombre de Fabián Carini nos remite a imágenes de la selección anteriores a los tiempos del Maestro Óscar Tabárez, como aquella devoción que generó la sub 20 que disputó en Malasia el Mundial juvenil de 1997. Aquella selección sembró un jardín de futbolistas maravillosos, que siempre podemos decir “nuestros”; también la tragedia y la oscuridad sombrearon aquellos tiempos, cuando a la vuelta de la gesta perdimos a Fabián Perea en un accidente. También podemos decir “perdimos”.

Para Carini, como para tantos otros, Malasia significó la entrada al fútbol mundial: Atajó en la Juventus de Turín y ganó la Serie A, guiado por un Paolo Montero en su máximo esplendor, y con el Inter ganó también la Serie A, a la que sumó la Copa de Italia y la Supercopa. Jugó en el Standard Lieja de Bélgica y en el Cagliari. En Real Murcia y en Atlético Mineiro, dondé también gritó campeón. Se vistió de Peñarol como en el 87, cuando de botija aprendió el amor por los colores. Esta vez, se paró bajo los tres palos de la pasión de medio pueblo. Sus últimos equipos fueron Deportivo Quito de Ecuador y Juventud de Las Piedras.

El nombre de Fabián Carini nos devuelve, también, la llegada del milenio, la crisis, Víctor Púa y los goles del Chengue Richard Morales. Los que hizo y aquel que erró, en una épica remontada ineludible, al repasar partidos contra selecciones africanas de los últimos tiempos.

Sobre todo esto, el exarquero de Nuevo Amanecer, Danubio, Peñarol y la selección celeste conversó con la diaria.

¿Cómo se vive en tu casa el contexto del Mundial?

A mi hijo le faltan cuatro figuritas y está como loco. Y lo que aprenden de los jugadores con el álbum... de repente aparecen y te dicen que tienen a Luka Modrić, o que el de Camerún mide 1,98 y me preguntan a ver si es más alto que yo. Con [Thibaut] Courtois, lo mismo: “¿Viste cuánto mide Courtois, papá?”. Y “sabés como le cantan al Madrid, papá?”. Y así con todo: con la Pulga [Lionel] Messi, con [Luis] Suárez, con [Edinson] Cavani. “¿Vos jugaste alguna vez contra Messi, papá?”, y sí, jugamos una vez, cuando Messi tenía 18 años, en el estadio Centenario, que ganamos uno a cero con gol del Chino [Álvaro Recoba]. Eso fue en las Eliminatorias para el Mundial de Alemania, en las que al final quedamos afuera. Messi entró 15 minutos. A partir de ahí, cada tanto me dicen: “Papá, si juega el Barça contra Uruguay y en el Barça juega Messi, ¿quién gana?”, y yo que no sé qué contestarles. Me terminan respondiendo: “Ganás vos, papá, si vos ya le ganaste a Messi”. Hay unas fotos de ese día que todavía no les mostré, las tengo que buscar. Cuando me retiré, uno de ellos no era ni nacido y el otro tenía meses. Vamos armando la historia, entramos sólo dos veces a la cancha, contra Boston River, que estaba Robert Flores, un amigo nuestro, y otra vez contra Peñarol en el estadio.

Foto del artículo 'Fabián Carini: “No era fácil agarrar ese fierro caliente, y Alonso demostró”'

Foto: Camilo dos Santos

¿Eras muy futbolero a su edad?

Era muy futbolero. Me crie en Malvín Norte, íbamos a la escuela de 8.00 a 12.00, almorzábamos y de 13.00 a 17.00 nos íbamos a jugar al fútbol a un campito que estaba por Pedro Cossio, al lado de la casa de un amigo. A las cinco llamaba la madre de Andrés con el típico grito para tomar la leche. Subíamos el repecho, pero bajábamos de nuevo y jugábamos hasta que no había luz. A veces, los fines de semana jugábamos en el parque Rivera, contra otras viviendas. En esas viviendas de la calle Bolivia estaba el Fabo [Fabián] Perea. Jugamos en contra de niños y nos dimos cuenta en el Mundial de Malasia. Euskalerría 70, el INVE... Se armaba cada lío. Jugué de defensa, jugué de nueve, en todos los puestos. Una vez faltó el arquero en Nuevo Amanecer, donde jugaba al baby, y como era el más alto me pusieron. Ese día perdimos 5-1 o 6-0. Hace poco, mi vieja se acordaba de que el técnico le dijo: “Señora, quédese tranquila que tiene un muy buen golero”.

¿Cuáles son los primeros recuerdos de mundiales que tenés?

Me acuerdo de casi todo lo que pasó en el 86, pero lo que sí me acuerdo patente de haber visto en la tele blanco y negro de la época es Peñarol del 87. De eso sí me acuerdo, llevábamos la tele para el fondo y buscábamos la antena. Del 90 me acuerdo más. A esa edad no se me pasaba por la cabeza jugar un Mundial; mi sueño era jugar en Peñarol, que por suerte lo hice de grande. Después sí, jugar en la selección, pero era otra cosa más lejana. Cuando vi que podía venir en serio fue cuando nos citó Víctor Púa a una preselección en el Charrúa. Era diciembre del 94, tenía 14 años. Había 300 jugadores del interior, de todos lados. Entre todo ese tumulto quedé y empezó mi etapa de selección: sub 15, sub 17, sub 20, sub 23, hasta la selección mayor. En segundo de liceo dejé de estudiar y me puse a trabajar en una fábrica de ataúdes, les ponía masilla, los pintaba. Un día un tipo me preguntó qué más hacía yo y le conté que jugaba al fútbol. Empezó a hacer cálculos y dijo: “Capaz que para el Mundial del 2002 sos el arquero con 22 años”. Yo pensé que estaba loco, pero pasaron los años y eso fue lo que sucedió.

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Foto: Camilo dos Santos

¿Qué importancia tuvo la experiencia histórica de Malasia 97?

Todo arrancó en el Sudamericano en Chile. Nos tocó en La Serena, teníamos un equipazo con jugadores extraordinarios, pero entramos cuartos y pidiendo la hora. Empatamos 0-0 con Brasil en el último partido. En Malasia estuvimos un mes, todo el torneo. No había la tecnología que hay ahora; recibíamos cartas cada diez días y teníamos unos chips que decían diez minutos pero en realidad duraban uno y medio. Los recuerdos parece que fueran de mañana, ni siquiera de ayer. Concentré con Gustavo Munúa, el tercero era el Gallego [Adrián] Berbia, pero al Mundial viajamos dos. Fue tremenda experiencia de la que hasta el día de hoy, cada tanto, cuando llega la fecha, la gente se acuerda. Ni que hablar de la llegada en el Hércules, la caravana hasta el estadio Centenario, el aeropuerto lleno de gente, Avenida de las Américas llena de gente, Avenida Italia. Fuimos hasta la Intendencia y estaba minado de gente 18 de Julio. Llegamos al Centenario, todas las tribunas llenas, la cancha llena de gente, un estrado en el medio. Impresionante. [Marcelo] Zalayeta, el Nico [Olivera], [Fabián] Coelho, Inti Podestá, [Christian] Callejas, Munúa, el Gallego [Martín] Rivas, Pablo García, Churrasco [César] Pelegrin, [Alejandro] Lembo, [Mario] Regueiro, Carlos Díaz, [Gabriel] Meloño; el 95 por ciento, incluso más, hicieron una carrera en el fútbol. El Fabo Perea, lamentablemente, se nos fue de jovencito. Entre Nuevo Amanecer, Danubio y la selección juvenil, fue lo máximo que me tocó vivir porque, aunque con presiones, jugábamos para divertirnos.

¿Llegar a Europa significó el fin de la diversión?

De alguna manera, sí, porque la selección siempre va por otro carril, pero llegar a la Juventus fue entender que había cosas que si no me ponía las pilas me tiraban para afuera, más allá de que yo había sido siempre muy profesional. Pensás que te las sabés todas, pero cuando llegás allá estás verde. Por suerte tuve referentes como Paolo Montero, que fue fundamental. Conocía la ciudad, era un capitán sin brazalete. [Alessandro] Del Piero y [Zinedine] Zidane me dijeron lo mismo: “El capitán puede ser Antonio Conte o cualquiera de nosotros, pero el verdadero capitán es Paolo”. Los delanteros le pasaban a cinco metros. Cuando llegás sos un número, o te adaptás o te tiran para afuera a los seis meses. Y si no rendís, hay otro esperando. Toda la etapa que terminó con el Mundial de 2002 para mí pasó rapidísimo. Fue un proceso muy lindo. También acompañaron los resultados, hasta en Nigeria 99 con Forlán y toda esa banda nos fue bien, la Copa América de Paraguay el mismo año, clasificar en el partido con Australia con los goles del Chengue. Fue una etapa maravillosa. Después, claro, pasás a ser vos el que acompaña a los pibes que van llegando. Todo eso es parte del sueño de cualquier botija cuando le dan una pelota.

Foto del artículo 'Fabián Carini: “No era fácil agarrar ese fierro caliente, y Alonso demostró”'

Foto: Camilo dos Santos

¿Cómo visualizás esta selección uruguaya de la actualidad después de la era Tabárez y en el comienzo de la etapa de Diego Alonso?

Pensé que el Maestro seguía, estaba convencido de que Uruguay clasificaba con él. Entiendo que es así, que cuando los resultados no se dan, así funciona. ¿Se pudo haber tenido otro final? Seguro que sí. Cuando empezaron a surgir los nombres, el del Tornado no fue el primero. Apareció Diego Aguirre, apareció el Cacique Alexander Medina, [Guillermo] Almada. Cuando empezó a sonar Alonso... Nosotros somos amigos, estábamos entrenando en el club Náutico, donde jamás hablamos de fútbol, hablamos de cualquier cosa menos de fútbol. No era fácil agarrar ese fierro caliente, y Alonso demostró: hizo debutar a [Sergio] Rochet por los puntos y por Muslera, entre otras decisiones. Uruguay tiene grandes arqueros: [Sebastián] Sosa, [Santiago] Mele, [Guillermo] de Amores, [Franco] Israel, y seguramente me estoy olvidando de cuatro o cinco más. Es posible que la defensa esté frágil por todas las lesiones que ha tenido, pero el mediocampo está a la par de cualquiera, y los delanteros están en un momento muy especial.

Trayectoria

  • Danubio (1997-2000)
  • Juventus (2000-2002)
  • Standard Lieja (2002-2004)
  • Internazionale (2004-2005)
  • Cagliari (2005-2006)
  • Internazionale (2006-2007)
  • Real Murcia (2007-2009)
  • Atlético Mineiro (2009-2010)
  • Peñarol (2011-2012)
  • Deportivo Quito (2013-2014)
  • Juventud (2014-2016)