Después de haber jugado dos horas sin poder superarse y tras empatar el partido 1-1, en los penales Croacia, gracias a la notable intervención de su arquero Dominik Livakovic, logró la clasificación a los cuartos de final de la Copa del Mundo dejando eliminado a Japón. Livakovic atajó, y muy bien, tres de los cuatro penales que le patearon los japoneses.
El partido fue duro y parejo. Entretenido, con un leve dominio de los japoneses en el promedio del partido y el alargue, pero muy leve, porque los croatas empujaron como siempre e hicieron valer el juego de Modric, que es un verdadero crack.
El fin de los Supercampeones
Un par de partidos de los japoneses y ya sentí que podía ser uno de mis cuadros alternativos. Se sabe, yo ando cambiando placenteramente de cuadro en cuadro, pero no lo hago para los mejores o para los ganadores, sino para los que me despiertan algo en esto del fútbol. Nos pasa más o menos a todos y a todas, cuando no está tu equipo uno va buscando de dónde agarrarse, y ahí se va estableciendo una lista que hasta puede transformarse en real, en este caso, por ejemplo, en la gestión de solicitar a la FIFA posición en la tribuna de prensa del Al Janoub.
El fútbol como expresión masiva y medianamente popular en Japón es muy joven, y es realmente interesante cómo han logrado buenos desarrollos con método y trabajo.
La ficción de Oliver Atom en Supercampeones, un futbolista jovencito que se va a Brasil a desarrollarse como tal, ya ha sido realidad con muchísimos internacionales nipones que han logrado evolucionar en ligas europeas de destaque. Lo que no es ficción, y de alguna manera representa a la sociedad futbolística de Japón, es que juegan como si fueran los Supercampeones.
Otra cosa que te lleva a conectar con Japón es que tienen la hinchada que fonéticamente más te hace parecer que estás en territorio conocido, porque están todo el día y noche con algo que suena como “¡Vamos Defensor, Defensor, Defensor, vamos Defensor!”, que, claro está, es lo mismo que “Bo, dale, dale, bo”, y es lo mismo que cantar la canción de los canadienses Men Without Hats, Pop Goes the World, canción que parece haber nacido en las canchas, como en los estudios, en 1987.
Los croatas tampoco me van mal; juegan distinto a nosotros, claro, andan compitiendo a los toques en Europa, pero ponen y trancan con la cabeza, el cinco juega de cinco, los zagueros se apoyan en sus caderas para que ese cabezazo sea más fuerte y nunca se entregan. Me gustan, sí.
La vida real, no los dibujitos
A los 7’ Ivan Perisic se aprovechó de un pésimo pase atrás de Takehiro Tomiyasu, quedó solo frente al golero Shuichi Gonda, pero su remate esquiando fue rechazado por el arquero y en el rebote a Bruno Petkovic la pelota le quedó tan incómoda que no pudo más que mirarla mientras se paseaba a la altura de su cintura a dos metros del arco, hasta que Gonda se quedó con ella.
Japón respondió con un par de corridas por banda buscando al potente Daizen Maeda, que dos veces estuvo cerca. Con velocidad y de borde por derecha, Ito y Doan rompían el esquema de defensa de Croacia y ponían muy buenas pelotas al área.
Volvieron a tomar prevalencia en el juego los croatas también con un juego muy directo, con pases cruzados a tres cuartos y centros que pasaban de un lado para el otro y que parecía que lastimaban las intenciones de defensa de los japoneses.
El juego iba de un lado para el otro con pocas estaciones en mediacancha. A los 40’ lo tuvo Japón a través de Kamada, el de menos fuerza en velocidad y el de mayor habilidad con cadencia y soltura, que enganchó casi en el área chica, pero la tiró a la tribuna. Tres minutos después llegó el primer gol del partido y fue de Japón. Vino un centro de Doan que nadie pudo conectar y ya en el segundo palo se entreveró la jugada con un toque que llevó la pelota a las inmediaciones del área chica, donde apareció el pelado Maeda y puso el 1-0.
Ese es el juego japonés, de estocadas profundas e imprevisibles, de jugadas que parece serán una maravilla y terminan en nada, de jugadas que parece serán fallidas y terminan en gol.
Poniendo cabeza
Los croatas, con ese tipo de juego directo, casi tosco, pero con Modric como director de obras, salieron en el segundo tiempo a buscar el empate y rápidamente lo consiguieron con un potentísimo y largo cabezazo de pique al suelo de Ivan Perisic, que a los 10’ del complemento puso el 1-1 que volvió a disparar el partido de un lado para el otro.
Lo tuvo Japón por dos veces seguidas, lo tuvo Croacia también en doble oportunidad y casi lo hace Modric con terrible chumbazo que Gonda sacó del ángulo.
Hajime Moriyasu, el técnico japonés, decidió renovar su energía en ataque y puso a Asano y Mitoma por Nagatomo y Maeda.
Era Croacia quien tenía el protagonismo en campo contrario, y los japoneses intentaban volver a ser determinantes en velocidad, pero se seguía jugando más cerca de Gonda. Cuando se iban acabando los 90’, Japón puso en cancha a Minamino con la expectativa de poder rematar el partido antes del pitazo de los 90’ o tener velocidad y frescura en la prórroga.
Estrenando alargue y penales
El primer alargue del Mundial mostró ya de arranque jugadores cansados. La competencia de tan alta intensidad y la cuestión emocional de seguir adelante o volverse es una mezcla que quita muchas posibilidades.
Con todo este alargue fue bastante más movido, corrido, y que, por ejemplo, sacó a Modric, Kovacic y Perisic.
Ambos contendientes mantuvieron su estilo de juego, pero por mayor capacidad física y velocidad eran más los ataques japoneses. El estadio se encendía después de cada carrera frenética después de haber corrido durante casi dos horas, pero no pasó nada, y entonces llegó el momento de los penales.