Uruguay quedó eliminado del Mundial de Qatar al tener menor cantidad de goles a favor que Corea del Sur, que le ganó a Portugal 2-1 y quedó con cuatro goles convertidos frente a los únicos dos que anotó la celeste.
Uruguay derrotó bien a Ghana 2-0 con goles de Giorgian de Arrascaeta en la primera parte, pero no le alcanzó. La peor manera de irse, por diferencia de goles y encima contando con que la FIFA reconoció que el penal cobrado a favor de Portugal, que supuso el segundo tanto de los lusos, no debió ser pitado. Ese gol fue el que terminó eliminando a Uruguay.
El equipo de Diego Alonso cambió completamente respecto de lo hecho en los partidos anteriores, pero justamente terminó pagando lo malo de las presentaciones ante Corea del Sur y Portugal. No alcanzó con esta buena victoria. Tampoco tuvo respuesta una adecuada ante la dinámica de la definición del grupo, porque con su frágil equilibrio para sostener su primera victoria en el campeonato, no reguló ni midió la posibilidad de una situación posible como que Corea del Sur ganara.
Cuando éramos felices
En la primera parte se sustentó la victoria celeste. Buen comienzo de Uruguay, que se posicionaba en el campo contrario. Con pelota quieta Uruguay queda con tres en el fondo, Jose María Giménez, Sebastián Coates y Mathias Olivera, mientras que Guillermo Varela tomaba posición defensiva sólo cuando un delantero africano caía por ese lado.
Uruguay presionó en todos lados sobre la pelota. Lo utilizaba como método, y de a poco le fue dando resultado porque Rodrigo Bentancur lideraba la labor de mediacancha con quites y proyecciones, y permitía los primeros ataques, hasta que llegó el bastante incomprensible penal contra los celestes, porque antes pareció haber posición adelantada. Después del VAR, de la incertidumbre y la angustia, llegó la magnífica contención de Sergio Rochet, que en parte cambió los ritmos anímicos y de juego del partido.
Casi enseguida vino la primera jugada de extremo peligro de Uruguay cuando Darwin Núñez definió rumbo a las redes pero la sacó un defensa ghanés en la línea. Después sucedió lo esperable, la aparición de Luis Suárez liderando desde la punta del iceberg a su equipo. Apareció el Luis, se acomodó, enganchó, remató y, cuando entraba, Giorgian de Arrascaeta la empujó de cabeza a las redes. Golazo.
Con esas alas, con ese empuje y desatados, casi enseguida llegó el segundo: la robó Federico Valverde en la mitad de la cancha y se la jugó a Darwin, que tocó y mandó el centro para Suárez, que la tocó a su estilo antes del gol de Giorgian. Enorme combinación: Facundo Pellistri para Darwin, Darwin para Luis, que con calidad habilitó a Giorgian, que acomodó el cuerpo para sacar un furibundo remate y anotar su segundo gol en su primer partido como titular.
Ahí estaba asentado y bien el triunfo celeste, pero sucedió otro hecho, lamentablemente decisivo: salió lesionado Rodrigo Bentancur, de excelente Mundial, e ingresó Matías Vecino, que no lo hizo mal pero no pudo jugar de manera alguna como el de Nueva Helvecia.
Hubo más de Uruguay y de Suárez, pero se fueron al vestuario con el 2-0 en la mirada y el peligroso 1-1 de Corea del Sur ante Portugal en el otro partido.
La noche
La noche se había instalado a las cinco de la tarde, la hora en que todo oscurece en Doha, pero a las siete se le vino a Uruguay en el Al Janoub, donde jugaba la selección celeste, y en el Education City, donde Corea del Sur buscaba la victoria y la clasificación.
Ghana se volcó completamente a campo oriental y presionó de plano a Uruguay. Se pudo ir resolviendo con una buena defensa y redoblado esfuerzo, pero se atendió eso: cerrar el 2-0. Entonces se fueron Suárez y Pellistri, con el ingreso de Nicolás de la Cruz y Edinson Cavani, y ya no hubo aporte ofensivo punzante. Unos minutos después hubo dos cambios más, con los ingresos de Maximiliano Gómez y Agustín Canobbio, y ya quedó solo en el esfuerzo de mantener el 2-0 y con poco margen para resolver una emergencia como la que sucedió cuando Corea del Sur hizo el segundo y derrotó a Portugal.
No hubo posibilidades de reacción. Coates se quedó de nueve, atacamos con todos los que pudimos, pero el gol no llegó. Algunos futbolistas intentaron resolver, pero no se podía. No se pudo.
Una lástima, pero así es el fútbol: una competencia en la que algunos ganan, otros pierden y hay variables múltiples que actúan como efecto mariposa. Esta vez el aleteo pudo haber sido alguna presencia o ausencia. Un penal mal cobrado, un gol que no debió haber sido, un planteo desacertado, un futbolista que debió haber permanecido en la cancha, otro que debió haber tenido más minutos.
Una lástima, pero así es el fútbol.
Corea del Sur ganó en la hora y eliminó a Uruguay
Era así. Uruguay tenía que ganarle a Ghana, pero también necesitaba que no lo hiciera Corea del Sur. Y si ganaban los asiáticos, entonces la celeste tenía que vencer a los africanos por tres goles, para así tener saldo positivo y no ir al desempate que, de tener saldo cero, le daba la clasificación a Corea. Así fue.
Corría el minuto 91. El córner era a favor de Portugal. Lusos y coreanos empataban 1-1, y en la cancha donde jugaba Uruguay todo era festejo, más allá de que Ghana manejara la pelota. El córner fue corto, restó la defensa surcoreana y Heung-Min Son, el mejor de ellos, se escapó por la derecha. Se fue casi solo, porque fue más rápido que todos. Hizo un amague, entrefrenó, esperó la caída de Hwang Hee-Chan y, al límite del fuera de juego, se la pasó. El delantero definió bien, infló las redes y les dio el triunfo a los asiáticos.
Portugal, ya clasificado, se confió. Entró con seis cambios, dio respiro a varios jugadores titulares; lo que haría cualquiera en esa instancia. De todas formas, empezó ganando porque a los cinco minutos Ricardo Horta puso el 1-0.
Fue en el correr de ese primer tiempo que Kim Young-Gwon logró el empate. Después, cuento conocido: los minutos pasaron, se pensaba que no pasaría más nada, pero un contragolpe fue letal.
Portugal terminó primero de grupo con 6 puntos, Corea del Sur y Uruguay hicieron 4, mientras que Ghana quedó en el fondo con 3. El saldo de coreanos y charrúas fue de cero porque ambos hicieron la misma cantidad de goles que recibieron. El tema fue el número: mientras que Uruguay marcó sólo dos -los dos de Giorgian de Arrascaeta contra Ghana-, los coreanos hicieron cuatro en tres partidos.