Defensor se coronó campeón de la primera división femenina por primera vez en la historia. El Franzini se vistió de final: el nerviosismo se notaba en la previa y fue moneda corriente desde que la jueza pitó el comienzo del partido hasta que indicó el final. Los cánticos al unísono que provenían de la tribuna tenían voz de mujer en el estadio de Parque Rodó, donde el local le arrebató el bicampeonato a Nacional.
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En el entretiempo, la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) le entregó una plaqueta a la madre de Gabriel López, periodista seguidor y estadístico del fútbol femenino fallecido el año pasado a causa del coronavirus. El campeonato uruguayo 2021 llevó su nombre y su madre le entregó la copa a Defensor. “En el Día de la Madre, es el regalo de Gabriel a su mamá”, comentaron desde la AUF.
Creando la historia
La difusión de los torneos de fútbol femenino en Uruguay continúa siendo un debe, y en una instancia muy significativa como la de este domingo a las tribunas de dos clubes con muchos hinchas les faltó gente para estar completas.
La tarde del domingo estaba ideal para mirar fútbol, sobre todo porque fue el Día de la Madre y la familia aprovecha a reunirse. Defensor-Nacional fue un buen plan para compartir en familia, especialmente para las protagonistas y las familias de las jugadoras, que lo vivieron con muchísima intensidad. “Los partos duelen menos que esto, te lo aseguro”, dijo la mamá de Paz Vila cuando quedaban pocos minutos de juego y el resultado estaba en empate 1-1.
Antonella Ferradans ya había convertido a los 34’, tras el centro perfecto de Alison Latúa, su tercer gol de la temporada, y Oriana Fontán ya había puesto la igualdad a los 67’.
La copa también es de esa madre, que tuvo que contener a su hija tras ser expulsada y luego pudo festejar con ella la victoria, al final de la disputa. Vila apareció en la tribuna luego de abandonar la cancha y también se fundió en un abrazo con su padre cuando las lágrimas de frustración no demoraron en caer.
Experiencia y juventud
En el encuentro hubo dos factores que se repitieron en ambos equipos. Tanto en Nacional como en Defensor jugaron la experiencia, con los nombres de Juliana Castro y Valeria Colman, futbolistas cuyas edades superan la cantidad de años que hace que existe el fútbol femenino formal en Uruguay, deportistas que tuvieron que pasar infinidad de obstáculos para poder jugar al fútbol.
“En mi pueblo era común que a las que querían jugar al fútbol las echaran de sus casas”, contó Juliana Castro a Garra. Con ocho goles en esta temporada, acumula 304 en su carrera. Sobre lo ocurrido en el Franzini, Castro sostuvo que se trató de un “momento único”, que se “apostó a lo humano” y que “no es todo plata en la vida”. Al finalizar el partido, también destacó “el grupo maravilloso que formamos”, y aseguró: “Seguiremos por más, esto es lo más lindo”.
Por otro lado estuvo la juventud, representada por futbolistas que están forjando su carrera, como Oriana Fontán y Alison Latúa. Faltó la tricolor Juliana Viera, que no pudo estar por la lesión de tobillo que sufrió en el clásico, el día de su cumpleaños número 19. Se trataba de uno de sus últimos partidos con la camiseta blanca, porque viajará a Estados Unidos para estudiar y jugar en ese país.
Merecida recompensa
Con una jugadora menos llegó el gol de Fontán; una bengala y niños que se tapaban los oídos por lo intenso que era el bullicio creaban el contexto. Para la artillera del encuentro, que además del tanto del empate puso el gol agónico que coronó la victoria, este logro supone “una felicidad tremenda”.
“Nos merecíamos esto, el favorito era Nacional y nosotras pudimos ser mejores”, contó a Garra la jugadora, y agregó que “tuvimos la dicha de dar vuelta el resultado” y lograr la victoria que las coronó campeonas.
“Entrenamos un montón para estos partidos. En la primera ronda estuvimos un poco flojas, el parate nos hizo más fuertes. Mis compañeras trabajaron un montón, dieron todo y así se nos dieron los resultados”, señaló, con la emoción plasmada en su rostro, por ser la flamante autora de los goles que le dieron a la viola su primera vuelta olímpica en la máxima categoría de esta rama del fútbol.
De derecha, con potencia y tras una carrera corta que se convirtió en festejo, Fontán remató el penal decisivo en los descuentos: “Mis compañeras me dan la confianza para patear los penales. A mí me gusta tener esa responsabilidad, que se transforma en alegría cuando la pelota entra”.
¡Y qué alegría!