En la preciosa final del Intermedio en el Centenario, Nacional derrotó 1-0 a Liverpool con un gol convertido en el primer tiempo por Yonatan Rodríguez y se quedó por cuarta vez con el más novel torneo de la primera división en sus cinco ediciones. Liverpool, que es el otro ganador del campeonato, título que obtuvo en 2019, hizo un gran partido y vendió cara la derrota, sobre todo por lo hecho en el segundo tiempo.
Muchísima gente empujada por los colores de su equipo y por el sueño cumplido de traer a Luis Suárez, un campo en condiciones excelentes y propuestas de juego efectivas y ricas estéticamente hicieron de la final un gran espectáculo.
Juego y representación
Una final es una final. Sea por el asado o por la principal divisional profesional de una de las ligas de fútbol con mayor historia del mundo, hay que celebrarla y disputarla como lo que es: el final de un camino que lleva a alzar una copa.
Los jugadores lo saben, las instituciones dan respaldo a esa sensación única, los hinchas hechos en el fútbol a través de perseguir una pelota desde su más temprana edad son capaces de reproducir esa vibra. No se puede legitimar esa idea de que apenas era la final del Intermedio, que además ni siquiera suma para la Tabla Anual.
No. Una final es una final. Lo es en un partido jugado en los pasillos de una escuela con una pelotita de papel que contraviene la decisión de las maestras, lo es en el estadio Centenario y con miles de aficionados que desafían la mojadura del año porque saben lo que representa ese juego.
Es una final
Precioso, estimulante, dinámico, aguerrido. Así fue el partido en su primera parte. Juego cara a cara, ataque contra ataque, velocidad, despliegue. Pudieron armar Liverpool y Nacional, los dos primeros del Apertura, los dos primeros del Intermedio, un juego parecido al que sus cuerpos técnicos habían concebido en los planes previos, mirando el arco contrario y buscando afianzar sistemas de neutralización.
Ambos equipos lo hicieron muy bien, con más finalizaciones del lado de Nacional que pusieron en acción a Sebastián Britos; con menos por parte de Liverpool, que igual visitó con peligro el área contraria.
La diferencia inicial del partido llegó después de la media hora, cuando a los 36 minutos, tras una jugada muy bien concebida en todos sus movimientos, que terminó en un remate ajustadísimo contra el caño izquierdo de Britos que hizo explotar a buena parte de la población del Centenario.
La jugada fue por la banda izquierda, a donde se había mudado el activísimo floridense Alfonso Trezza, que hizo una doble combinación con Camilo Cándido. Ya en el área, Diego Zabala pivoteó con acierto y calma para jugar la pelota a la altura de la medialuna para Yonatan Rodríguez, que apuntó y cobró el premio del gol.
Enriqueciendo la competencia
El juego siguió siendo destacado, pero por un buen rato de la segunda parte se invirtieron los porcentajes de ataques peligrosos. Empezó el martilleo en el área tricolor, ya con Hernán Figueredo en la cancha repartiendo los arranques de ataque. Varias pelotas sobre Thiago Vecino fueron amasando la idea de que el empate era posible.
En Nacional –que primero se limpió de las amarillas de Leandro Lozano y Leo Coelho al dar ingreso al fraybentino Mathías Laborda y al montevideano Pumita José Luis Rodríguez–, cuando ingresó Brian Ocampo pareció que se accionaba una respuesta rápida y eficiente para los contragolpes tricolores.
¡Pa! ¡Pa! ¡Pa! ¡Pa! Seguía el martilleo de Liverpool. No fueron ataques aislados ni insinuaciones sin peligro. Nacional soportó, puso concentración y capacidad, y terminó con su primer título del año, que aunque parezca que seguirá de largo, le asegura una plaza en la copa Sudamericana.