En el deporte profesional ya no se gana “con la camiseta”, pero sigue habiendo escudos pesados que obligan a soñar por el simple hecho de representar instituciones gloriosas. Cordón y Tabaré, después de quedar con la nariz contra el vidrio en repetidas ocasiones, volvieron al círculo de privilegio. La historia del básquetbol uruguayo sonríe sigilosa: la Liga Uruguaya los extrañaba.
El Indio fue campeón del viejo Federal en cinco oportunidades, todas en la década del 60, incluyendo un tricampeonato (60-61-62). El albiceleste, que también tiene un tri, consiguió el primero de sus ocho títulos en 1986; su último festejo fue en 2002.
Dominaron El Metro de principio a fin. Los dos se armaron para subir y soportaron la presión de los objetivos con total soltura. Asumieron que tenían planteles para volver a primera y lo lograron. En fase regular jugaron 19 partidos y ganaron 15 cada uno. En los playoffs confirmaron el pasaje a la Liga Uruguaya.
Tabaré mantuvo el mismo plantel durante todo el torneo, en la postemporada barrió 2-0 al durísimo Larrañaga y en semifinales sufrió en los partidos con Colón, liquidando la serie 2-1 con el 75-68 que le dio el ascenso el martes pasado, con el condimento de angustia que todo hito necesita para ser recordado con mayor alegría.
El gris del Parque Batlle apostó por una pareja de extranjeros fuerte que dominó la competencia. Ricardo Glenn es el mejor rebotero del torneo hasta el momento, con un promedio de 14,4 por encuentro, mientras que Miles Bowman Jr se destaca como el tirador de libres más certero del certamen con 85,5% de acierto. Martín Perdomo, además, lidera la tabla de recuperos (2,2) y de asistencias (5,2).
Cordón pintaba para conservar su roster inicial, pero por las fechas suspendidas se estiró el campeonato y el argentino Eduardo Vasirani tuvo que irse antes de llegar a la meta final para cumplir un contrato previamente acordado en su país. Cruzó el charco su compatriota Pablo Espinoza, pero no conformó. Para los playoffs la dirigencia albiceleste fue a la segura: se reforzó con Esteban Batista.
Los de la calle Galicia barrieron a Sayago primero y a un diezmado Capitol después para conseguir ese grito de ascenso que tantas veces les quedó atravesado en la garganta. El entrenador Álvaro Ponce impuso un juego ágil, con jugadores jóvenes de mucho futuro que estuvieron a la altura. Desde la presión defensiva fueron construyendo los cimientos de la idea de juego que tuvo como constante el ataque a campo abierto.
Lucas Capalbo es el mejor anotador de dobles del torneo con 58%, seguido de cerca por su compañero Ignacio Xavier con 57,2%. Hijos de tigres.
Por la gloria
Con el objetivo primario en el bolsillo, los dos mejores equipos del torneo se enfrentarán esta noche en el Palacio Peñarol a las 21.30. Sencillito. Final única. El que gana es campeón.
Se espera un partido hermoso. Es una definición disfrutable, ya que carece del abuso de carga de presión que suelen tener este tipo de encuentros. Como aliciente, los dos juegan bien al básquetbol. No puede fallar.
La lucha en el juego interno será clave para el desenlace final. Esteban Batista y el argentino Fabián Ramírez Barrios por un lado; Glenn y Bowman por el otro. No se puede alquilar balcones para ver un partido de básquetbol, pero si fuera posible estarían agotados.
En la temporada regular ganaron uno cada uno.
Otra historia
Habrá doble jornada en el Palacio Peñarol. A las 19.15 se disputará el segundo juego de la serie por evitar el descenso a la Divisional Tercera de Ascenso. Stockolmo pegó primero en el gimnasio de Larre Borges y si consigue otro triunfo permanecerá en El Metro. San Telmo Rápido Sport va por estirar la llave que nadie quiere jugar. Es al mejor de tres.