El presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, anunció que Uruguay, Argentina y Paraguay serán sedes para la inauguración del Mundial de Fútbol de 2030, cuando se cumplan 100 años de la primera edición, disputada en nuestro país.
La puja por la organización, que tuvo idas y vueltas, tiene entre sus impulsores la insistencia de los entonces presidentes Tabaré Vázquez y Mauricio Macri, y del presidente actual, Luis Lacalle Pou, que se plegó a la idea. Además, cuenta con aquella foto eterna con Lionel Messi y Luis Suárez abrazados en el Centenario, cada uno con la camiseta de su selecccón, con la leyenda 20 y 30, respectivamente, anunciando la convocatoria del Río de la Plata.
En la decisión se dejó afuera a Chile, por lo que el presidente Gabriel Boric se manifestó en contra y bastante molesto. El mandatario chileno sostuvo que la FIFA actuó de forma “poco seria” y aseguró que hará “valer todos los derechos que le corresponden a Chile”.
Lo cierto es que Uruguay albergará uno de los partidos inaugurales del Mundial de 2030 cuando ya ni Messi ni Suárez usen las camisetas gloriosas de sus selecciones. Y el estadio Centenario, el mítico universo de almas gritonas, se preparará, según Ignacio Alonso, para la ocasión.
El proyecto de renovación buscará mantener la esencia del recinto al mismo tiempo que lo modernizará. La propuesta incluye techos sobre las tribunas, pero dejaría intacta la emblemática Torre de los Homenajes, que es como una mueca de la cara de nuestro fútbol.
Para ser considerado sede, el estadio deberá aumentar su capacidad al aforo de 80.000 espectadores. Esto requerirá la construcción de nuevas plateas y algunas modificaciones en el campo de juego para garantizar una experiencia de clase mundial para los aficionados.
Ante la pregunta sobre si es posible este tipo de reformas, el arquitecto Martín Gómez Platero, a quien la empresa constructora Saceem le encargó un estudio, dijo entender que sí: “Cuando tenés que poner en valor algo patrimonial no es haciendo cosas de la época de 1930, sino tomando cosas del siglo XXI que lo revaloricen”. “Estamos frente a un estadio que es patrimonio mundial. Hay que mantener las cosas clave que lo hacen: la Torre de los Homenajes, su circunferencia, sus tribunas. Se buscó que mantuviera la fachada y, tomando en cuenta todo eso, tuvimos el desafío de generar un estadio que cumpliera con las exigencias para recibir un Mundial. Entonces, se pensó en bajar la cancha, en llevarlo hasta 80.000 personas en butacas, no en ‘asientitos’, además de todo lo que conlleva la parte exterior, con sus accesos, evacuación, ingreso de delegaciones”, detalló.
El arquitecto se refirió A la mejora de la acústica del lugar con la llegada de los techos, de la bajada de la cancha para que los taludes puedan albergar asientos, y de la ampliación de la tribuna América para igualar a la Olímpica y así crear un estadio mundialista respetando el patrimonio.