Pasa raya y ganó Nacional. Eso quería, eso necesitaba. Ya lo habían hecho Peñarol y Liverpool, por lo que los tricolores no podían perder pisada. Lo efectivo le ganó a lo vistoso: Yonathan Rodríguez y Emmanuel Gigliotti hicieron los goles del bolso, Lucas Rodríguez había puesto en ventaja a Cerro. Con la vista puesta en el futuro cercano porque la fecha es entre miércoles y jueves, Nacional visitará a Boston River, hasta este domingo el líder del Clausura.
1. Alto costo
Todo le cuesta a Nacional. Las distancias en el campeonato hablan de eso: los tricolores están arriba, peleando el torneo, mientras que Cerro tiene como primer objetivo mantener la categoría. Los puntos, además, también reflejaban en la previa que Nacional podía sacar el partido a su favor con cierta facilidad. Pero no fue así, al menos el primer tiempo mostró paridad.
Tiene lógica: los Clausura son los torneos más parejos que existen, por la (obvia) razón de que todos tienen objetivos clave para luchar, unos el título, otros meterse en copas internacionales, y están los que no quieren perder la categoría. Entonces, por más distancias que haya entre los planteles, la cancha se empareja por fútbol y tenacidades.
Nacional había salido como siempre, con tres volantes ofensivos detrás de un delantero, Cerro se vio con las líneas de su 4-1-4-1 bien apretados, lo que hablaba de un planteamiento más bien defensivo, pero el primer gol fue de Cerro con la teoría del caos: ataque por un lado (la derecha) estocada por el otro (la izquierda) y gol de Rodríguez.
Rodríguez, el otro, el de Nacional, por suerte no demoró en empatar. Anda fino Yonathan, que siendo volante central y aplicado a la marca se da lugar para trepar y patear desde afuera. Es un 5 de los que rinden con su trajinar y porque dos por tres se disfraza de goleador y Nacional festeja.
2. Efectividad sin más
La historia del segundo tiempo empezó con la misma vocación de Cerro, primero defender y después contragolpear, y con Nacional tocando la pelota para tratar de entrarle. La tocó, sí, pero la mayoría del tiempo para los costados, porque no hubo nadie que rompiera líneas ni ninguno de los (buenos) pasadores del bolso que metiera una daga de esas que son asistencias de gol.
Fue paciente Nacional. Francisco Ginella tomó la manija como si fuera un 10, Diego Zabala se le arrimó buscando sociedad, y los cambios le dieron otro peso en el área: Gigliotti y Gonzalo Carneiro. A propósito, el 2-1 fue un golazo del argentino, pero el que se llevó la marca del corazón del área fue Carneiro; con el hueco libre, Gigliotti sacó un cabezazo de esos que rompen la red.
El doble nueve Gigliotti-Carneiro, además, le cambió el paradigma defensivo a Cerro, que tenía una zaga preparada para marcar un punta neto y dos extremos, pero a la que le costó mucho defender dos puntas que se repartieron los espacios (y supieron jugar de espaldas).
Cerro, que había hecho un gran desgaste en el primer tiempo, se quedó sin aire para el segundo, sobre todo cuando tuvo que salir a buscar el empate. Salvo por alguna jugada de pelota detenida, no pisó el arco de Salvador Ichazo. Nacional, por su parte, machacó un poco más al bueno de Darío Denis, aunque no pudo ampliar diferencias.
3. Una noche
Tras haber jugado su último partido el 7 de mayo, volvió a las canchas Carneiro y, como cada vez que los cracks salen a escena, el fútbol agradecido.