El último mundial que se realizó en América del Sur fue en 2014, cuando el gigante Brasil organizó la copa que se llevaron los alemanes. Si no fuera por el cumplimiento del centenario de la primera vez, difícilmente la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) solicitaría ser sede nuevamente. Pero la fecha es redonda y, como dijo Sebastián Bauzá, secretario nacional del Deporte uruguayo, “Tenemos que hacer un Mundial que quede en la historia por el festejo de los 100 años del primer mundial”.
La pugna no será fácil. El escollo más grande que tiene América del Sur es con el continente mismo, porque América del Norte –Estados Unidos, Canadá y México– serán sede del Mundial 2026. Más allá de que sean diferentes confederaciones, el hecho pesa en la FIFA.
El último que se hizo en Europa está cerca: Rusia 2018. Ahora los candidatos son tres en forma conjunta: España, Portugal y Ucrania, que se sumó a último momento. Esta candidatura es la principal competidora de la sudamericana. En suelo español se jugarán la mayoría de los partidos porque tendrá 11 sedes, mientras que Portugal tendrá tres y Ucrania una. Españoles y portugueses insisten en organizar una Copa del Mundo, tras no haber tenido suerte en 2018 y 2022.
En África, Marruecos se tiró solo a la piscina. Luego de haber perdido la organización para 2026, los marroquíes continúan con la intención de ser la segunda sede africana en llevar adelante un mundial después de Sudáfrica 2010. Será la sexta vez que Marruecos se presente, siempre en solitario.
Existe otra candidatura, pero aún no está oficializada. Se trata de tres países de distintos continentes: Arabia Saudita, Egipto y Grecia. Si bien hubo reuniones que trascendieron públicamente, no se sabe a ciencia cierta si efectivamente le solicitarán a la FIFA hacer un mundial en tres continentes. Además, hay un impedimento legal: por las normas de la FIFA, la confederación asiática no es elegible para un mundial tras haber organizado el último.